En la bella isla de Sicilia se habla italiano como en el resto de Italia, pero suena distinto, ya que detrás hay siglos de historia, no solo entrelazados con la cultura, sino también con la lengua. Antes de que se adoptara el italiano como idioma oficial y voz común del país, los locales hablaban siciliano, un dialecto romance marcado por las conquistas y dominaciones del territorio.
Griegos, árabes, normandos y españoles dejaron su huella en el acento y en el léxico local. Cuando el italiano estándar comenzó a imponerse en el siglo XIX no eliminó esa base, sino que se integró y se mezcló con ella.
De esta forma, se notan tonos, giros y palabras que vienen de esa mezcla antigua: Futtitinni es una de esas palabras. Un concepto que, según el actor Giuseppe Capodicasa, significa “una filosofía de vida, una forma de concebir nuestra existencia”.
Que es el “Futtitinni”, la filosofía de los sicilianos para que la vida sea más liviana
En Sicilia, Futtitinni no es solo una palabra: es una actitud frente a la vida. Difícil de traducir de manera literal, su sentido se acerca a un “no te hagas problema”, “dejá pasar” o “no te quemes por lo que no vale la pena”.
No implica desinterés en absoluto, sino una sabiduría práctica nacida de siglos de adversidades, dominaciones externas y crisis económicas. En lugar de la queja permanente o el dramatismo, invita a una calma activa, a seguir caminando sin cargar con broncas ajenas ni conflictos estériles.
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La filosofía del Futtitinni propone algo simple y profundo a la vez: aceptar que no todo puede controlarse y que aferrarse a lo inevitable solo agrega peso innecesario a la existencia. En tiempos de ansiedad constante, hiperconexión y urgencias artificiales, el concepto vuelve a cobrar sentido.
Capodicasa aclara que el concepto “no es superficialidad”, sino “la capacidad de atravesar las situaciones de la vida con conciencia y ligereza”. En esos casos, sirve para consolar a un amigo ante una decepción, para sobrellevar un revés económico, o simplemente para poner en perspectiva un incidente cotidiano.
Con la gran inmigración italiana hacia la Argentina, especialmente desde el sur de Italia, el término cruzó el océano y se mezcló con el lunfardo porteño. En ese proceso, Futtitinni fue perdiendo su espesor filosófico para convertirse, muchas veces, en sinónimo de “pavada” o “cosa sin importancia”. Aun así, el espíritu original sigue latiendo detrás de la palabra.