Madrid - El Museo del Prado se moderniza para poder mostrar el pasado. Los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, inauguraron hoy en Madrid la ampliación de la pinacoteca más importante de Europa, que nace con la intención de recuperar las obras no expuestas por falta de espacio, principalmente los grandes maestros del siglo XIX.
Han sido 10 años de trabajo, obras y polémicas. Pero finalmente, el Museo Nacional del Prado, la pinacoteca conocida mundialmente por albergar obras como "Las Meninas", de Diego Velázquez (1599-1660), o los dos óleos sobre los sucesos de mayo de 1808 en Madrid de Francisco de Goya (1746-1828), aumenta en un 50 por ciento su superficie.
Se trata de la mayor modificación en sus casi doscientos años de existencia, con un costo de algo más de 152 millones de euros.
Fundado en 1819, el Museo del Prado tiene su cara más reconocible en el edificio racionalista de Juan de Villanueva, situado en el famoso Paseo del Prado de Madrid.
Tras la ampliación, a cargo del arquitecto español Rafael Moneo (Tudela, Navarra, 1937), Premio Pritzker 1996, la pinacoteca gana un nuevo edificio, que no ha estado exento de polémica: una construcción en forma de cubo, con fachada de ladrillo anaranjada, que se ha levantado anexa a la iglesia de Los Jerónimos, lo único que queda en pie de un antiguo convento.
No muy lejos caminando de una de sus grandes obras, la Estación de Atocha, Moneo ha levantado esa construcción de nueva planta con tres niveles de acceso al público que se conecta con el edificio principal, el de Villanueva, a través de un pabellón cubierto por una plataforma ajardinada.
La polémica vino dada porque Moneo decidió incorporar el antiguo claustro, del siglo XVI, a su nuevo edificio. Suscitó muchas críticas -sobre todo vecinales, que fracasaron en su intento de paralizar el proyecto por la vía judicial- porque para ello hubo que desmontar el claustro. Pieza a pieza se retiró, pieza a pieza se restauró y también pieza a pieza se restituyó. Ahora, las críticas cesaron. Y el edificio de Moneo será el encargado de albergar las exposiciones temporales.
La ampliación incluye también un auditorio para más de 400 personas. "No exagero si digo que el museo es el padre de todas las pinacotecas de arte antiguo. No es muy grande, pero lo que exhibe es esencial", explica su director, Miguel Zugaza.
Las cifras de visitantes hablan por sí solas: unos dos millones de personas anualmente. Entre sus joyas artísticas, posee cerca de 3.500 pinturas y esculturas que hasta ahora no podía exhibir por falta de espacio. "La ampliación nos ha permitido realojar las colecciones que han estado durante muchos años en un emplazamiento aislado y nos ha ofrecido la posibilidad de incorporar por primera vez ese siglo" -dice sobre el XIX Zugaza- "al discurso interrumpido del museo, algo necesario para que el público conociera esas obras que durante tantos años han estado ocultas". Se espera ahora que el número de visitantes aumente en medio millón anuales.
Dos exposiciones temporales de lujo darán la bienvenida a los visitantes de este Prado, bautizado por la prensa española como "El Prado del siglo XXI". Un día después de que lo inauguren los reyes, los españoles y los turistas podrá disfrutar de dos exposiciones temporales de lujo: una muestra de dibujos de Goya y la muestra "Grandes Maestros del siglo XIX", casi un centenar de pinturas de las colecciones modernas del Prado y de autores como Eduardo Rosales, Joaquín Sorolla, los Madrazo, Vicente López, José Casado del Alisal, etc.
Los cuadros de los pintores del XIX, el siglo doloroso para España con la pérdida de las últimas colonias, estuvieron enrollados y almacenados durante una década. Y es que, como recuerda Zugaza, "el siglo XX no se entiende sin el XIX". Y el siglo XIX es además el siglo de fundación del Prado, el momento en el que contó con directores que a su vez eran los artistas de ese siglo.
Fuente: DPA