CULTURA
Libros que salvan

La pura potencia del trabajo

Dos pequeñas editoriales independientes argentinas, una porteña y otra rosarina, Excursiones e Iván Rosado, amplían sus catálogos a las artes visuales. En tiempos en que no es posible visitar museos y galerías, no está de más recurrir a la apreciación del arte en el soporte de papel. Los libros siempre están allí cuando lo demás desaparece.

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Cruces. Una colección para ver lo que hay detrás del proceso creativo. | cedoc

No es nada nuevo que la editorial Excursiones se interese por artistas visuales. De hecho, en el proyecto que llevan adelante Nurit Kasztelan y Sol Echevarría siempre apareció esta dupla entre artistas y escritores. Para Echevarría, “las artes visuales están presentes en todos nuestros libros desde que empezó la editorial. Siempre incluimos obras de artistas plásticos contemporáneos en forma de postales en el interior de cada libro, gracias a la curaduría de Verónica Romano. Es más, una de las solapas era para el escritor y otra hablaba del artista invitado”. 

Hasta ahora, el cruce de artes había pasado por las tapas para que los turnos del teatro y la danza, tanto como la literatura, se metan de lleno en los libros: “Desde que arrancamos con la editorial, como ya lo hicimos en Detrás de escena y como lo estamos haciendo en el próximo libro sobre danza que va a salir este año, nos interesa ver el detrás de los procesos, el pensamiento que hay detrás de la creación”, explica Kasztelan y anticipa que a las artes visuales les había llegado su hora en la nueva colección Block Colección de Libros de Artistas Argentinos Contemporáneos, con trabajos de Silvia Gurfein, Andrés Sobrino y Max Gómez Canle. 

De manera consecuente con el interés por el proceso creativo, algo como qué tienen los artistas en la cabeza, estos libros son el resultado de esa pregunta. Y si el título de la colección refiere, en primera instancia, a esas hojas de papel en blanco que son utilizadas para hacer bocetos, borradores, apuntes y dibujos, la publicación es la exhibición de un trabajo en proceso, pero terminado. Es decir, no habría nada más allá que la relación entre los textos que escriben los mismos artistas y las obras que se editan. Son libros de arte que mantienen el verosímil del artista trabajando, podemos espiar sus pensamientos, seguir el desarrollo de las ideas, echarles un ojo a sus aciertos y a sus enmiendas. “Los procesos de producción, pensamiento y trabajo del artista se materializan habitualmente en obra, muestras, instalaciones, pero algunos de estos procesos solo encuentran en el formato libro, en la edición, su soporte ideal, su mejor expresión”, definen los volúmenes Gurfein, Gómez Canle y Sobrino. “Una suerte de monografías alternativas que nos permitirán acercarnos en profundidad al pensamiento e imaginería de los autores”, como les gusta nombrarlas a sus editoras. 

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Por su parte, Iván Rosado editó dos libros exquisitos: Lo que es revelación. Textos críticos y curatoriales, de Germaine Derbecq, y Las promesas, de Paola Vega. El primero tiene introducción de Florencia Qualina y un posfacio de Federico Baeza. 

Cuando hacía solo tres años que vivía en la Argentina, Germaine Derbecq dio comienzo a una sección en el periódico Le Quotidien en 1953. “Pero treinta que conozco Buenos Aires”, tal como escribe en “Buenos Aires podría ser la ciudad del arte de América del Sur”, su primera reseña. No solo fue crítica y escritora sino que dirigió la galería Lirolay, fue jurado de muchos premios y cofundadora de Artinf, junto con Silvia de Ambrosini, Odile Barón de Supervielle y Lidy Prati. Con esta actividad siguió durante veinte años, como para poder cumplir con esa profecía inicial. Derbecq hizo mucho para que Buenos Aires haya sido “la ciudad del arte” porque creció y produjo, en parte, con ella y gracias a ella. 

En Las promesas, Vega despliega a su doble, la investigadora, sin dejar de lado a la pintora. Su busca por los retratos de las mujeres artistas en sus lugares de trabajo, sentadas o paradas, en pose, con otras o en soledad, muertas y vivas, súper reconocidas a tiempo, con posteridad, olvidadas y rescatadas, es histórica y estética. También es militante. De una sutil intervención en la escena del campo de las artes visuales. Con poco aspaviento y mucha contundencia. Un trabajo precioso de engarce de esta con aquella fotografía, de tal y cual archivo con otra colección privada o institución. La textura del libro es sedosa, sus páginas son suaves, de papel ilustración. La disposición de las imágenes está, intuyo, guiada por un recorrido imaginario, de presencia y apariciones, de formas y tamaños. En todas se destaca la presencia femenina y el detalle. Para todas hay un delicado tratamiento que exhibe la pura potencia de su trabajo.