Adiós a Canal 9. Concluía una larga relación con esa gente que me había acompañado
por años. Fue inevitable que me quebrara y les confesara sinceramente cuánto los apreciaba y cómo
valoraba su trabajo. Entré en el estudio principal de las instalaciones inauguradas hacía no más de
cuatro años en la calle Dorrego. Iba a despedirme de todo el personal. Recién entonces comprendí
que, en realidad, había comenzado a irme del canal cuando decidí mudarlo del edificio de la calle
Gelly. Claro que en aquel momento no lo supe (...).
Tucumán. Fue mi tierra querida, pero también la tierra prometida en la que, sin
que yo lo advirtiera, se cinceló golpe a golpe el destino de mi vida. Sören Kierkegaard, ese enorme
pensador danés, sostenía que de nada le valdrá a un hombre haber nacido en el momento más
esplendoroso de una cultura si no le sirve para descubrir quién es él mismo (...).
Los comienzos. La idea de comunicarme, de expresar un sentimiento a través de las
palabras, aquello de “salir por radio”, dando una noticia que alguien escuchaba con
interés gracias a una “voz” que surgía no se sabía de dónde, me emocionaba enormemente.
Descubrí el asombro siendo muy joven. Yo animaba los bailes del colegio, y esa vuelta se nos
ocurrió ir a promocionar uno a la radio (...)
La pasión. Por entonces supe de mi verdadera vocación: los micrófonos, el
espectáculo, la poesía, y ahora –gracias a Buenos Aires– también la música en dos por
cuatro, el tango. Sin duda Buenos Aires amedrentaba. Daba la sensación de ser tal como la definió
un pariente de Atahualpa Yupanqui: “Un hormiguero pateao”. Pero en aquel 1947, a pesar
de casi cincuenta millones de muertos en la guerra, la Argentina vivía un clima de fiesta cultural
y económica (...).
De locutor a productor. En 1946 la política llegó a la radiotelefonía para
quedarse. Y al decir esto no hago un juicio de valor sino que señalo una realidad insoslayable. Al
trabajar en los medios de comunicación, algo que debe aprenderse rápidamente es que éstos
constituyen un poderoso atractivo tanto para el poder político como para el económico. Entre 1947 y
1955, el gobierno de Perón se hizo cargo de todas las emisoras del país, salvo de una:
LV8 Radio San Juan, perteneciente a los bodegueros Graffigna, de estrechas relaciones con
la Iglesia (...).
Grandes valores. Alguien me dijo: “Ellos tienen los Nuevos valores del
tango. Nosotros podemos subrayar que tenemos los Grandes valores del tango. Con Perón en el
gobierno y Raúl Apold en la Secretaría de Prensa, se produjo una situación difícil para los
músicos. Reclamaban la misma retribución que Osvaldo Pugliese les daba a los de su orquesta. El
sindicato había determinado un caché que se pagaba por actuación, todo esto sin relación de
dependencia (...).
La libertad de hacer radio. Tras la autorización del Comfer se inició la historia
de
Radio Libertad, cuyo nombre había sido presentado en los pliegos, y era nuestra cábala
oculta para ganar la licitación. La muerte de Evita causó un cisma en el gobierno y en el mismo
Perón. En 1954 me incorporé al movimiento juvenil que presidía monseñor Caggiano en la Iglesia del
Socorro. Allí se grababa el disco de la “revolución libertadora” –con poemas
recitados por Arturo García Buhr– que se distribuyó entre muchos empresarios y oficiales del
ejército (...).
De la radio a la televisión. Yo era un tipo de éxito y estaba tranquilo, pero algo
me decía, sin racionalidad alguna, que valía la pena arriesgarse. Para mí, Enzo Ardigó era un
periodista admirable. Director de
Radiolandia, presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y reconocido
comentarista deportivo. Un día me avisó que venía a la radio de inmediato. A los pocos minutos
estábamos solos en mi despacho. “Alejandro –me dijo–, don Julio Korn tiene el 30%
de las acciones de Canal 9 y está dispuesto a venderlas, pero no te aconsejo que las compres si
Kurt Lowe no vende su 30%” (...).
Entre tangos y almorzando. Si alguna virtud me cabe, ésta radica simplemente en
tener una predisposición a ver, a estar alerta frente a lo que sucede. Las tres redes de los EE.UU.
se habían unido para boicotearnos. Ante ese ataque directo, decidimos convertir Canal 9 en un canal
ar-gen-ti-no, llevándolo a transmitir un 100% de producción nacional, diferenciándolo claramente
del 13 y el 11. Nunca abandonamos esa ruta, y la ratificamos día a día. Mi gran desafío fue
emprender la producción íntegra de un teleteatro (...). Inauguramos
Almorzando con las estrellas y al tercer año Daniel Tinayre me preguntó si lo dejaba
ponerle el nombre de ella al espacio, y Mirtha se presentó con el nuevo título: el primer día
tuvimos 14 puntos de rating, que fue subiendo hasta los 20 (...).
Alta comedia. De todos los ciclos que atesoré en mi vínculo con la televisión,
Alta comedia fue mi preferido y mi orgullo. Cuando decidimos el programa
Cuatro hombres para Eva contratamos, junto a Eduardo Rudy, José María Langlais y Jorge
Barreiro, a Rodolfo Bebán. Hijo de un gran actor y director teatral, era modelo y estaba dando sus
primeros pasos como actor. Al poco tiempo de haberse iniciado en el teleteatro, con un éxito
inusitado fue tentado por el 13 para pasarse a sus filas (...).
Cara a cara con Perón. Dueño de una seguridad pasmosa, y con una calidez
increíble, sin perder jamás la sonrisa, me sometió a un cuestionario cuyas respuestas obviamente él
ya conocía. En los inicios de mi administración de Canal 9, el reportaje a Robert Kennedy tuvo
repercusión internacional. Ahora puedo decir que el reportaje fallido a Perón en Puerta de Hierro
fue el prólogo de lo que culminaría –y no por vinculante– con la intervención estatal
de todos los canales (...).
Un mar de sangre. Argentina era el país de las sorpresas y los cambios abruptos. Y
yo, sin buscarlos, me encontraba de regalo con una primicia que conmovería al mundo: Perón, sin
duda alguna, iba rumbo a su tercera presidencia. Sobre el final de ese gobierno militar, se entró
decididamente en la antesala de una violencia inédita. La explicación dada por los hechos ocurridos
en Trelew en agosto de 1972 generaron más dudas que certezas: nadie creyó que la matanza se hubiera
debido a un intento de fuga (...).