Carlos Gardel es el mayor artista que dio la Argentina. Le dio forma y fama mundial a un estilo de música, el tango, que tuvo varias renovaciones, pero ninguna logró superar en prestigio, fama y fundamentalmente, calidad a sus grabaciones.
Nadie, surgido en nuestro país, logró una repercusión internacional tan importante, con presentaciones en Estados Unidos, España, Francia, nadie ha grabado tantos discos, ni triunfó en el cine como él. Y a 87 años de su muerte, se lo sigue homenajeando, se lo sigue escuchando, y se siguen viendo sus películas con tanta emoción como el primer día.
Repasar los datos más significativos de su vida puede darnos una aproximación al por qué es tan importante, cuando estamos a un paso de que se cumplan cien años de su muerte. Pero la emoción que transmiten sus obras, difícilmente pueda ser explicada ni por el mejor experto.
Nació el 11 de diciembre de 1890 en Toulouse, Francia.
Su nombre era Charles Romuald Gardès.
Fue hijo de Berthe Gardès y de padre desconocido.
Siempre se dijo que su progenitor era Paul Laserre.
Una supuesta sobrina nieta de Gardel, Elena Irene Gardes publicó un libro donde afirma que el cantor fue hijo de un amor clandestino entre dos primos hermanos y que su progenitor era sacerdote. El libro se llama “Carlos Gardel y la raíz de mi genealogía”.
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Doña Berta, madre soltera, y su pequeño hijo, huyendo de la reprobación social, llegaron a Buenos Aires en 1891 y se instalaron en una vieja casa de la calle Uruguay 162.
Madre e hijo se instalaron en la zona aledaña al Mercado de Abasto, en el barrio porteño de Balvanera luego de que Carlitos terminara sus estudios primarios.
Gardel comenzó a cantar aprendiendo de los tenores, incluso llegó a tomar clases de canto con Tita Ruffo.
Sus primeras armas como cantante las realizó en los cafetines del Abasto, aproximadamente en 1910. En ese entonces, cambia su apellido por “Gardel” que sonaba mucho mejor.
Conoció a José Razzano a quien llamaban “El oriental” por ser uruguayo. Ambos cantantes mostraron sus artes en el primer encuentro, se profesaron mutua admiración, se hicieron amigos y formaron un dúo artístico que duró hasta 1925, en que Razzano comenzó a tener problemas con su voz y pasó a ocuparse de manejar la economía del ídolo.
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El dúo se convirtió en trío por un tiempo, cuando sumaron a Francisco Martino. Más tarde, serían un cuarteto, con la incorporación de Saúl Salinas. Pero duraron poco y no llegaron a grabar.
Las primeras grabaciones de Carlos Gardel fueron en 1912 para el sello Columbia. Fueron 14 canciones criollas, aunque habría una canción más según el contrato firmado, que si llegó a grabarse, se perdió.
La primera actuación fuera de la Argentina del dúo Gardel- Razzano fue en Montevideo, Uruguay, en 1915, en el teatro Royal.
En viaje a Brasil para actuar, a bordo del buque “Infanta Isabel”, el dúo Gardel- Razzano fue oído por Enrico Caruso, el famoso tenor, que los colmó de elogios y cantó en su honor varios fragmentos de la ópera “Los Hugonotes”, de Giacomo Meyerbeer.
En ese 1915, el dúo se incorpora a la compañía teatral de Elías Alippi para actuar en un cuadro de la pieza “Juan Moreira”. El 11 de diciembre, para celebrar el cumpleaños de Gardel, la compañía va al Palais de Glace y Alippi tiene una discusión que termina en pelea. Alguien le dispara, pero Gardel se interpone y recibe el tiro en el pecho. Fue internado en un sanatorio y salvó su vida milagrosamente, aunque la bala, alojada cerca del corazón, no pudo ser extraída y la tuvo hasta su muerte.
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Su discografía más importante la grabó a partir de 1917 en el sello Odeón.
En el final de su trunca carrera, grabó para la compañía Víctor.
Filmó la película muda “Flor de durazno”, y las sonoras “Luces de Buenos Aires”, “Espérame”, “La casa es seria” (sólo se conserva el audio), “Melodía de arrabal”, “Cuesta abajo”, “El tango en Broadway”, “Cazadores de estrellas” (perdida), “El día que me quieras” (que le valió la admiración de Vittorio Gassman por su conmovedora actuación) y “Tango Bar”.
Fue protagonista de los primeros videoclips argentinos que según el contrato, serían 15. Siempre se dijo que sólo se filmaron los 10 conocidos.
Sin embargo, en los años ’90 apareció un nuevo corto, El quinielero.
Grabó todo tipo de composición de su época: cifra, estilo, canción, vals criollo, vidala, gato patriótico, canción en tiempo de tango, zamba, tango, bambuco, tonada, cueca, vals, media cifra, fado, milonga, serenata, gato, chacarera, triunfo campero, pasillo, canción shimmy, canción zamba, fox shimmy, shimmy, camel trot, vidalita, fox trot, balada rusa, danza, marcha, pasodoble, canción criolla, canción campera, ranchera, canción fox trot, canción napolitana, tonada salteña, canción bambuco, rumba, pasillo colombiano, canción francesa, zamba canción y jota.
Sus grabaciones llegan a 966 registros, más una incontable cantidad de “pruebas” que no fueron editadas comercialmente y circulan entre los coleccionistas.
Las dos grabaciones más extrañas de la historia discográfica de Carlos Gardel son “la marcha” y “la zamba”. La primera se llama “Adelante” y la grabó en 1925. La segunda, “Por el camino”, en 1928. Por distintos motivos, estuvieron en manos de coleccionistas y por años no estuvieron accesibles al público.
Después de una infancia humilde, el éxito artístico y el frecuentar salones y celebraciones, derivó en un importante y peligroso sobrepeso. Gardel llegó a pesar 118 kilos, que trató de controlar con gran esfuerzo durante toda su vida.
El primer viaje a Europa fue en 1923. Actuó en España y por primera vez, el Morocho volvió a Toulouse, donde se encontró con su madre, más de 30 años después de su partida.
En 1925 debutó en la radio, en la emisora Splendid.
Hasta 1925, sus discos se grababan por un sistema acústico. A partir de 1926, comenzaron las grabaciones eléctricas.
El 21 de junio de 1927 Carlos Gardel logra la ciudadanía argentina. Le entregan la Libreta de Enrolamiento (antiguo DNI) N° 236.001.
Su debut en París, Francia, se produjo el 2 de octubre de 1928, en el teatro Florida. Todavía se vestía de gaucho (cosa que no le gustaba nada a Gardel), aunque su repertorio ya era bien tanguero.
El 9 de julio de 1931, por gestiones del embajador argentino en Francia, Tomás Le Bretón, Gardel ofreció un concierto de canto en la célebre Universidad de la Sorbona, en París, en un alto de sus actuaciones en público.
Gardel fue tan famoso e importante en Francia, que allí firmó películas en castellano y con temas criollos.
También en Nueva York filmó películas que hablan de Buenos Aires y por supuesto, en castellano.
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El último disco que grabó fue el 23 de marzo de 1935 en Nueva York. Se trata de una canción criolla, “Apure delantero buey”, con letra de Alfredo Le Pera y lo acompañó la orquesta de Terig Tucci.
Con la Argentina, España, Francia y buena parte de los Estados Unidos a sus pies, a principios de ese maldito 1935 Carlos Gardel salió de gira por Puerto Rico, Venezuela y Colombia.
Como si hubiera tenido un presagio de su final, dijo: “Le tengo desconfianza a estos bichos. Barquito y trencito me gustan más. Pero, en fin, ¡adelante los que quedan!”, le confió a Celedonio Palacios, su secretario que lo acompañaba en la gira.
En los años ’60, surgió una descabellada versión “uruguayista” que decía que había nacido en Tacuarembó, que su padre era un militar llamado Escayola y que su madre había ido y venido de Francia, pero nunca pudieron comprobar nada al respecto.
Se dice que su prontuario policial fue hecho desaparecer gracias a sus contactos políticos.
Se conserva un boletín de calificaciones de su paso por el colegio donde tenía 10 en todas las asignaturas.
Se dice que fue compañero de colegio de Ceferino Namuncurá, y que el santo criollo le ganó un concurso de canto.
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Sus apodos son el Mudo, el Morocho del Abasto, el Zorzal criollo, el Bronce que sonríe, el Troesma. Héctor Larrea tenía un segmento en la radio para pasar grabaciones de Gardel y lo llamaba “La hora del aficionado”.
Su novia oficial fue Isabel del Valle, y si bien eran un gran seductor, no se le conocieron otros romances oficiales.
Vicente Padula, uno de sus amigos actores contaba que "Carlos Gardel no se enamoró jamás de mujer alguna. Así me lo confesó una noche en España y cuando yo le confiaba un “metejón”. ‘Todas las mujeres valen la pena de enamorarse, y darle la exclusiva a una es hacerle ofensa a las otras'. Se dio vuelta y dejó caer un piropo porteño: había pasado una madrileña...", relataba.
En 1933, pese a las dificultades técnicas que eso suponía, grabó varios temas “a dúo consigo mismo”, registrando la primera y la segunda voz.
Compuso 92 temas.
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Fue el cantor que popularizo el primer tango, “Mi noche triste”, que tiene todos los condimentos del género.
No es cierto que haya cantado un jingle. El que se le atribuye, fue interpretado por un imitador.
Era hincha de Racing Club.
Su gran pasión deportiva era el Turf, más que el fútbol. Y tuvo caballos de carrera.
Fue un gran amigo del jockey Ireneo Leguisamo, que corría a su caballo Lunático.
El letrista al que le grabó más temas fue su amigo Alfredo Le Pera, con 29 composiciones.
Sus otros compositores favoritos fueron Celedonio Flores, Enrique Cadícamo y Francisco García Jiménez.
Es infinita la cantidad de fotografías que se conserva de Carlos Gardel, tanto posadas, como tomadas en distintas situaciones. Por más casual que sea la toma, en ninguna se lo ve desarreglado o despeinado.
No tuvo hijos, aunque a lo largo de estos 85 han aparecido personas que dijeron ser sus descendientes.
Sus grabaciones fueron reeditadas en varias ocasiones, pero sólo en CD se alcanzó a completar la publicación en la colección “Todo Gardel”, que abarca 50 volúmenes.
Su casa natal queda en 4, rue Canon d’Arcole, en Toulouse, Francia.
En 1908 conoció a José Betinotti y para homenajearlo, le cantó “Pobre mi madre querida”. El payador lo abrazó antes de que terninara de cantar y le dijo “Bravo, pibe. Con vos se acabaron los payadores”. No se equivocó.
Su debut con su amigo José Razzano en el Armenonville, en 1913. Les ofrecieron 70 pesos y Gardel preguntó “¿Cada cuánto?” Cuando supo que era por noche, se ofreció hasta para atender el guardarropas…
En febrero 1935, para la película “Cazadores de estrellas”, cantó “Amargura” en un estudio de la Paramount, en Long Island. Se dice que desde un rincón del set, un músico de gran fama murmuró “Este muchacho, cuando canta, parece tener una lágrima en la garganta”. El elogio partió de Cole Porter.
“…a Gardel hay que escucharlo en una Victrola, con toda la distorsión y la pérdida imaginables, su voz sale de ella como la conoció el pueblo que no podía escucharlo en persona, como salía de zaguanes y de salas en el año veinticuatro o veinticinco”, escribió Julio Corázar en un texto publicado en la revista Sur, julio y agosto de 1953, en Buenos Aires.
"Gardel no me interesa mucho, me interesa el tango", dijo del Mudo, Jorge Luis Borges. "El tango antes, bueno, la letra era más bien obscena, algo muy alegre. El acto de bailar era una especie de simulacro del coito, digamos, que luego Gardel hizo sentimental, en Francia lo adecentaron al tango, ahora el tango es triste, sentimental, melancólico. Antes no se quejaba, como la milonga no se queja tampoco”, explicaba y no podía esconder un elogio que compartimos sus fanáticos. "Ha tenido muchos imitadores; ninguno me aseguran, lo iguala ", completó el gran escritor en una entrevista a un medio español.
“(Carlos Gardel) Tenía esa clase de tristeza que sale de adentro, que surge de un problema interior, aunque el problema interior no se sabe nunca de dónde viene. Hablaba poco, era cortés y retraído y daba la impresión de ser tímido. Tenía una gran cordialidad; yo lo veía escuchando a todo el mundo con verdadera atención y siempre sonreía” le contó Juan Carlos Onetti a Alfredo Zitarrosa en una entrevista para el periódico Marcha, publicado el 25 de junio de 1965, en Montevideo, Uruguay.
En la película “El día que me quieras”, aparece un canillita de poco más de diez años en una breve escena. Se trata del futuro músico Astor Piazzolla.
El 23 de junio de 1935 Carlos Gardel cantó por última vez en Colombia
Ignacio Corsini solía recordar que un día en Montevideo le informó a su amigo Carlos Gardel que su caballo Lunático había ganado una carrera jineteado por Ireneo Leguisamo. “¡Gracias, hermano! Y qué lindo que me lo digas vos, que me traés a los saltos desde que te largaste a correr”, le dijo Gardel, abrazándolo.
“Gardel no era un seductor. Carlitos no era agresivo o un encarador, no tenía nada de gallito como alguna gente supone, Su proceder era dejar que las mujeres se acercaran a él, nunca arremetía por propia iniciativa. Era muy sensible, muy humano, un hombre muy fino”, lo definió Mona Maris, su pareja en la película “Cuesta abajo”.
Su generosidad está reflejada en cientos de anécdotas con su público. Se dice que en Rosario, al llegar a un teatro, se encontró con un grupo de chicos que no podían pagar la entrada. Gardel fue a la boletería y le dijo al empresario que si no los hacía entrar a los chicos, suspendía la función. En otra ocasión similar, desenfundó la guitarra y se puso a cantar en la puerta del teatro para un grupo de muchachos que tampoco podían pagar la entrada.
A lo largo de su carrera, lo acompañó en guitarra el “negro” José Ricardo, desde 1917. A partir de 1921 se agregó Guillermo Barbieri (abuelo de Carmen). En 1927 grabó un tema con cinco guitarristas, a Ricardo y Barbieri se le sumaron Riverol, Pettorossi y Vivas. En 1928, se sumó José María Aguilar al elenco estable de guitarristas.
En 1917 grabó el tango El moro con la Orquesta de Roberto Firpo.
En 1924, en 1930 y en 1933 grabó varios temas acompañado por la Orquesta de Francisco Canaro.
En 1925 grabó dos temas acompañado por la Orquesta de Osvaldo Fresedo.
En 1930 grabó varios temas con el acompañamiento de Rodolfo Biagi en piano y Antonio Rodio en violín.
En 1931 granó cuatro temas con el acompañamiento de la orquesta de Kalikian Gregor.
En la película Melodía de arrabal lo acompañó la orquesta dirigida por Juan Cruz Mateo.
Cuando grabó en Barcelona, fue acompañado por Juan Cruz Mateo en piano, Joaquín Solsona en violín y Rafael Iriarte en guitarra.
En 1933 grabó con un coro femenino, con Julio Vivas en bandoneón y con la orquesta de Alberto Castellano.
Entre 1933 y 1935, grabó con la orquesta de Terig Tucci.
La última obra que cantó fue el tango “Tomo y Obligo”, el 23 de junio de 1935 a las 10 de la noche (hora de Colombia) en “La voz de Víctor”, en Bogotá.
“Mirá, no sé si será que me estoy poniendo viejo, pero tengo un presentimiento fulero… como si si algo raro pudiera pasarnos”, le dijo ya en el fatídico avión a su guitarrista José María Aguilar, quien le respondió que se sacara esas cosas absurdas de la cabeza. Por respuesta, el cantor se puso a tararear por lo bajo “Mi Buenos Aires querido”.
Murió carbonizado el 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo en Medellín.
El avión no logró despegar y chocó contra otro, que esperaba turno para su despegue. El choque hizo que se incendiara todo.
En el avión viajaban 17 personas, entre pasajeros y tripulantes Del accidente sólo sobrevivieron José María Aguilar (uno de sus guitarristas), el técnico de sonido José Plajas y el ingeniero de la compañía aérea, Grant Flynn.
Su cadáver fue reconocido por su perfecta dentadura.
Su testamento decía: “No debo suma alguna y perdono todo lo que me deben”.
Sus restos fueron velados el 5 de febrero de 1936 en el estadio Luna Park de Buenos Aires. A la mañana siguiente, su féretro fue acompañado por una muchedumbre rumbo al Cementerio de la Chacarita a contramano por toda la avenida Corrientes.
La cripta que conserva sus restos y los de su madre sigue siendo la más visitada del cementerio de la Chacarita por fans de todo el mundo.
Su casa de la calle Jean Jaurés 735 es uno de los museo de la Ciudad de Buenos Aires.
La casa donde nació en Toulouse está totalmente renovada y solo conserva su fachada original. Una placa que recuerda el nacimiento del Morocho del Abasto y un retrato en el interior.
A 87 años de su muerte, Carlos Gardel cada día canta mejor.