CULTURA
Teatro

María Victoria Alcaraz: "Vamos a revisar todo lo del Colón 2017"

La directora general del Primer Coliseo explica las modificaciones que se realizarán tras la salida de Darío Lopérfido. Lo que se viene. Galería de fotos

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Teatro Colón | Cedoc

El 18 de febrero Darío Lopérfido renunció como director artístico y, en su lugar, asumió Enrique Arturo Diemecke, director musical de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires desde 2007.

Maximiliano Guerra dejó la dirección del Ballet Estable y pasó a manos de la bailarina Paloma Herrera. El cambio de la dirección artística se debe, según declaraciones de Lopérfido, a “una oferta laboral en el exterior fabulosa”, que trascendió sería en el área cultural de Alemania.

Guerra, quien realiza un espectáculo con Moria Casán y con música del ministro de Cultura porteño, Angel Mahler, era sostenido por Lopérfido; asimismo, muchos de los integrantes de la compañía de danza denunciaban descuidos e ineficacia en la conducción.

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Sobre estos cambios, María Victoria Alcaraz, directora general y quien permanece en su puesto, responde.

—Con la nueva dirección artística, ¿realizarán ajustes en la programación, ya anunciada, de 2017?
—Sí, ya estamos trabajando en acomodar la programación artística para que sea real, que se pueda cumplir en tiempo y forma. Eso sí, sin poner en riesgo, por ejemplo, los abonos... Nadie que haya comprado un abono tiene que pensar que iba a tener una programación y ahora va a ser otra. [Pero] sí, la programación que no está vinculada con los abonos la vamos a revisar.

—¿La programación 2017 tiene dificultades presupuestarias?
—No solamente. También hay que revisarla por cuestiones organizativas, de producción, de realización. Es una cuestión económica, de tiempos, de cronogramas de trabajo, de superposiciones... Vamos a ordenar un poquito, no sólo para el público, sino para que los trabajadores y los artistas puedan producir y hacer lo suyo en las mejores condiciones posibles.

—Maximiliano Guerra había llegado como director con altas expectativas. ¿Por qué su gestión fue breve? ¿Tiene que ver con las escasas funciones que programó para 2017?
—No siempre tiene que ver con las personas, con los nombres y apellidos, sino con los modos de trabajar, con la forma en que se programó qué se programó, cuántas funciones se hicieron. No sabría explicarte por qué son 22 las funciones que se programaron para el Ballet, pero sí estoy absolutamente convencida de que son pocas, y de que el Teatro Colón puede, tiene las condiciones y debe hacer más funciones. El cuerpo de ballet lo necesita, lo pide, está absolutamente capacitado para hacerlo; la sala está, y es una cuestión de saber programar las fechas correctamente para que haya más posibilidades de que el Ballet Estable del Teatro Colón utilice el escenario y muestre en él todo su esplendor. Esta no es una cuestión menor; no es una cuestión negociable.

—¿Percibe la partida de Lopérfido como una renuncia o como que fue echado?
—No, echado no. “Echado” es una palabra muy fuerte. El Teatro tiene sus proyectos a futuro; el Gobierno, los suyos, por su parte, y Lopérfido también tiene derecho a diseñar su vida personal y profesional como mejor le parezca.