Por amor al arte

Seis años atrás, y casi sin darse cuenta, Leonor Plate comenzó a contar la historia de la ópera en el Teatro Colón. Con libretita en mano, anotaba los nombres de los espectáculos y de sus cantantes favoritos, y al tiempo, ya contaba con una pequeña base de datos.

Por su profesión de bibliotecaria, o por las discusiones constantes que mantenía con su círculo de amigos, se decidió a sistematizar la información, a categorizarla y a completarla con los datos que le faltaban. La volcó en una página web y luego de varios años la convirtió en un libro.

"El libro es una segunda etapa de un trabajo que empecé a hacer hace 5 o 6 años que es una base de datos en la que compilé todas las óperas que se presentaron en el Colón durante la temporada lírica oficial", relató Plate. "De ahí armé una página web, y a partir de ahí, el libro".

Los dos tomos de Esperando el centenario, casi una enciclopedia sobre la historia del Teatro, fueron financiados por ella misma. Pero porque " publicar fotos era imposible de costear", la impresionante colección de programas, publicidades y retratos de artistas que alberga en su biblioteca, quedaron afuera.

Publicado por Editorial Dunken en septiembre del año pasado, el libro recorre la historia del Teatro desde su construcción en 1908 hasta la remodelación que comenzó este año y que se espera termine el 25 de mayo del año que viene, para festejar los 100 años del Colón.

Para los amantes de la música, Esperando el centenario incluye además un registro detalladísimo de todas las óperas que se presentaron en el teatro a lo largo de su historia, de todos los directores de orquesta y de todos los cantantes y compositores.

Su pasión por el Teatro. La primera vez que visitó el Teatro Colón, Leonor Plate tenía apenas 15 años. La invitó una vecina, cuyo esposo era funcionario estatal: "Tenía la suerte de ir y volver del centro en auto y de disfrutar del espectáculo desde un lugar preferencial", recuerda.

Así, comenzó a enamorarse de la música clásica y, sobre todo de la ópera, y aunque en su familia nadie era fanático, su amor por el Teatro Colón siguió desarrollándose con los años. Ya de grande, compró un abono y se convirtió en una asidua concurrente. En una época inclusive, asistía a varias funciones de un mismo espectáculo.

Vivió las épocas doradas y las crisis. Recuerda las reuniones sindicales durante el gobierno peronista, las versiones que hablaban de una bomba en el Teatro y los tiempos en los que al Colón venían los grandes cantantes y los fanáticos los seguían en caravana hasta Ezeiza. 

A casi un año de la reapertura y del centenario, reconoce que el Teatro necesitaba una "lavada de cara" y espera ansiosa una nueva versión de Aida, la misma ópera con la que se inauguró el Colón 100 años atrás.