“Putas”, la nueva película de Demian Alexander, llegó a los cines con una propuesta que se desprende de la obra performática homónima declarada de Interés Cultural para la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos. La película adapta ese material para llevarlo a la pantalla a través de una narración dividida en seis historias independientes que giran en torno al trabajo sexual y sus diferentes escenarios.
Esmeralda Mitre llega al cine con su papel más jugado: “Putas”
El film presenta episodios encabezados por distintas protagonistas cuya vida y contexto conforman miradas diversas sobre un mismo eje temático. Cada historia se desarrolla en espacios concretos, con situaciones que retratan vínculos laborales, afectivos y personales atravesados por distintos niveles de exposición y conflicto. La película se propone mostrar esos universos desde una puesta cercana, centrada en los cuerpos y en la dimensión emocional de cada relato.

El primer capítulo está protagonizado por Esmeralda Mitre, quien encarna a Rubí, una trabajadora sexual vip embarazada. Su relato se desarrolla en un departamento de lujo que rápidamente se convierte en un espacio asfixiante.
Mitre interpreta un personaje al borde del colapso, atrapada entre su propio cuerpo, la repetición mecánica del deseo ajeno y la amenaza latente de un embarazo no deseado. Es una actuación que exige un nivel de exposición física y emocional inusual en el cine argentino, sostenida por una puesta que no le permite escapar de la imagen ni un instante.

Las siguientes historias amplían el universo. Alma vive en un prostíbulo donde la obsesión de un cliente desfigura cualquier atisbo de humanidad. Gigi recorre la ciudad entre la confusión, las adicciones y la explotación, en una deriva que revela la imposibilidad de cualquier red de contención.
Avant premiere de “Putas”: el protagónico más difícil de Esmeralda Mitre
En Amor, una joven acompañante sexual es contratada por una familia de clase alta para “administrar” la sexualidad de un hijo con discapacidad, en un episodio que expone la manera en que el deseo se gestiona socialmente desde la hipocresía. Carla enfrenta la violencia emocional de un policía que no logra tramitar su deseo hacia una mujer trans. Estrella, bailarina nocturna, vive su trabajo entre la sensualidad, la precariedad y un vínculo tóxico que la persigue incluso bajo las luces del boliche.
En todas estas historias, el cuerpo es protagonista absoluto. Alexander construye un universo donde los gestos, la piel, la respiración y la fragilidad física se vuelven lenguaje. La fotografía, a cargo de Fede Lorenzo, apuesta por los colores saturados, los contrastes violentos y los primeros planos permanentes que buscan capturar la experiencia emocional más inmediata. La puesta en escena, lejos de cualquier registro naturalista, se mueve entre lo barroco, lo teatral y lo simbólico. Los decorados parecen funcionar más como extensiones del estado interno de los personajes que como lugares concretos.
El elenco que acompaña a Mitre, esta integrado por figuras como Carlos Belloso, Roly Serrano, María Rosa Fugazot, Vanesa González, Celeste Muriega, Gerardo Chendo, Fabián Vena, Mariana A. y Florencia Gerez— sostiene la propuesta con actuaciones que no escapan al riesgo. La dirección de Alexander se caracteriza por un trabajo horizontal con los intérpretes, donde muchas escenas se construyen desde el intercambio, la vulnerabilidad y la improvisación dentro de límites marcados por la intensidad y el despojo.

La película se hizo completamente “a pulmón”, sin apoyos institucionales ni grandes estructuras económicas detrás. Ese rasgo se percibe en la textura misma del film: los espacios pequeños, los pocos personajes por escena, la cercanía de la cámara y una sensación general de precariedad que se integra al lenguaje narrativo.
“Putas” se concentra en la dimensión emocional de sus protagonistas, sin abordar el trabajo sexual desde una perspectiva sociológica o económica. Su estructura dividida permite presentar diversos escenarios y experiencias, que van desde el ámbito vip hasta los entornos más precarizados. La película deja así un mosaico de personajes y situaciones que buscan poner en escena realidades poco representadas en el cine local.