CULTURA
Entrevista a Naty menstrual

Sublimando se conoce gente

La escritora, performer y diseñadora acaba de publicar su tercer libro, “Poesía recuperada”, que contiene poemas de distintos años, reorganizados de forma caótica. Reniega de la etiqueta “literatura de género” y cree que sus poemas son directos en la misma medida en que puede serlo la vida: “Lo más importante es el contenido, no la belleza con la que está hecho o la perfección de la forma o la musicalidad”.

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irrupcion. Su debut en el terreno literario se dio con Continuadísimo, publicado por Eterna Cadencia en 2008. Su nuevo libro lo publica el sello Zindo & Gafuri. | cedoc

Un niño que juega solo, durante horas interminables de una soledad apasionante, en el campo grande y verde de sus abuelos. Imagina una vida diferente y maravillosa que esté a la altura de sus deseos. Ese mismo niño será una escritora reconocida. Se llamará Naty Menstrual y explicará de dónde proviene su vínculo con la creación literaria: “Creo que mi relación con la literatura tiene que ver con la necesidad de armarme un mundo de fantasía para entretenerme, porque sé que soy algo que no puede ser. Yo vivía en secreto muchas cosas: inventaba historias, mentiras, que tenía novios. Eran cosas que vos no podías hacer en la realidad porque eras un putito chiquito que sabía que estaba mal eso para la sociedad. Me regalaban un autito, una camioneta, y siempre recuerdo que yo lo usaba para mandarme la novela, el rapto, el melodrama. Me desahogaba de la realidad. Era un acto de supervivencia”.

Ahora, la escritora, performer y diseñadora Naty Menstrual acaba de publicar su tercer libro: Poesía recuperada (Zindo & Gafuri), una obra que contiene poemas de distintos años y que fueron reorganizados de forma caótica. La cronología es una tiranía a la que Naty no le rinde ningún tributo. Cuenta una mañana en un bar de San Telmo donde a veces da talleres literarios: “Yo tenía un archivo donde metía las poesías, después seleccioné las que me interesaban y surgió la posibilidad de publicarlas. Era una poesía casi escondida, porque me daba cosa. Yo a la poesía le tengo mucho… me gusta la poesía, pero a su vez me gustan pocos poetas. De todas maneras le tengo un gran respeto a la poesía”.

Dice en Amante madre: “Putas hijas de puta/ me dejan sola/ en manos de los medicamentos/ en manos de los asesinos seriales/ que son los médicos”. Esta Poesía recuperada forma parte del amplio registro de intereses que transita Naty Menstrual y se pueden leer en relación con Continuadísimo (Eterna Cadencia) y Batido de trolo (Milena Caserola), sus textos anteriores. Los poemas de este libro son directos como sólo puede serlo la vida: “Lo más importante es el contenido, lo que querés decir, no la belleza con la que está hecho o la perfección de la forma o la musicalidad”. Parecen espontáneos, pero logran crear un espacio único que ya le pertenece a ella, y al que llegó cuando su vida dio un vuelco: “No es sencillo escribir. Quizás era sencillo cuando yo necesitaba expulsar algo que me pasaba o que veía. Ahí fue cuando me empecé a travestir. Antes escribía de otra forma, me cuidaba de todo, de que no se dieran cuenta de que yo era marica. Si bien era truculenta y bastante negra, en lo que escribía tenía cierto cuidado. El cambio total fue cuando empecé a travestirme, a vivir un mundo que no había vivido antes y que no podía creer que existiera. Pasaban cosas increíbles. Me refiero al mundo de la escritura: nunca hice la calle, ni tuve muchas amigas travestis. Hay gente que me pregunta: ‘¿Esto pasó de verdad?’ Sí, pasó de verdad”.

Con una ética de escritura férrea e impredecible, Naty Menstrual cuenta que en su infancia no había muchos libros alrededor, salvo una biblioteca llena de Corín Tellado: “La mayoría de los periodistas tenían el empeño de que yo era una gran lectora, una mujer muy preparada, y nada que ver”. De todas maneras, la publicación de Poesía recuperada la reencuentra con su primer amor: “Lo primero que escribí fue poesía. En muchos casos se empieza a escribir poesía porque, si bien la poesía no es lo más fácil, sirve cuando uno quiere expresar esos momentos de tristeza, de dolor, de pesadumbre. Yo no decido escribir poesía, me sale, surge. En la adolescencia la poesía es la cosa desgarrada. Encima siendo gay, viviéndolo como un problema, sabiendo que te gustan todos tus compañeros de colegio y que no podés decir nada... era una mierda. Yo no era la maricona del barrio. Es fuerte, cuando lo empezás a pensar y a recordar es fuerte. Hay un texto, La triste soledad del niño puto, que es verdad porque yo pasaba muchas horas en el campo de unos abuelos y pasaba horas en ese mundo maravilloso. Era un mambo muy particular, yo no quería otra cosa. Ahí empieza mi relación con la literatura, sin escribir, imaginando todo, y me ayudó en muchos momentos de mi vida a sublimar un montón.”

Luego de mostrar sus textos en su propio blog salió Continuadísimo, un libro de cuentos que tuvo su repercusión por mostrar un territorio que no todos conocían, y que con su viaje personal sigue en Poesía recuperada. Pero Naty no quiere ninguna etiqueta: “Con mi primer libro me compararon con gente que yo no había leído, porque la gente no puede evitar las comparaciones. Lo que pasa es que en realidad muchos vivimos lo mismo. Es posible que dos personas distintas pinten parecido, por ejemplo, sin haber tenido recorridos para nada parecidos. Sucede que esas cuestiones de mis cuentos son planteos humanos, de todos los seres en general, nada raro”. Más allá de esto, la lectura que circuló alrededor de ella la condenó al cerco de literatura de género, ¿podía ser de otro modo?: “El tema de leer desde el género es un error porque el género lo tenemos todos. Borges también escribía literatura de género. Ahora parece que las travas y las tortas tenemos género. Lo que yo hago no es ‘literatura de género’ sino sobre la vida, sobre cosas que le pasan a cualquiera. Por eso creo que lo que hago les gusta a las mujeres grandes. Creo que mis historias son las vidas que usás para contar algo que le puede pasar a cualquiera. Hay cosas que pasan más en el mundo travesti, sí. Pero no siempre se ve sólo eso en lo que escribo”.