Existen espacios de incertidumbre en la historia de la humanidad. Algunos edulcorados con la mitología religiosa, poética, e incluso con una tardía evocación del heroísmo. El texto sagrado así adquiere competencia, es espejo invertido, tiene un borde para la especulación sobre qué es propio de lo contemporáneo. Los Caballeros Templarios existieron hace más de 800 años, incluso sus actividades iniciales pueden ubicarse antes de Carlomagno, entre los restos de un imperio agónico. ¿Por qué fueron marco referencial para la formación de las primeras ciudades / estado en el centro de Europa? ¿Qué era la vida en el principio de la Edad Media? ¿Cómo surge la fe religiosa a la vez que el desarrollo económico ofrece una perspectiva de riqueza? ¿Qué era la guerra y quiénes promovían las conquistas?
Estas, y muchas otras preguntas, buscan el origen de lo que hoy denominamos Occidente. Templarios, Hijos del Sol, plantea también una interpretación de los textos sagrados del catolicismo, sus variantes, así como el lazo de poder naciente entre la organización de la Iglesia con las nacientes monarquías. El carácter de secta guerrera, el mito de una fuerza invencible en todos los territorios, también guarda una misión donde se privilegia el conocimiento, la relación con los pueblos más distantes del mundo conocido, que va de Persia a China, de los vikingos al naciente mundo musulmán. Para César Imbellone, quien recorrió los espacios históricos en busca de rastros, ni el arte ni la economía fueron ajenos a la influencia de los Templarios, marcando un período de prosperidad, una posibilidad de otro tipo de organización de la vida humana.
La propuesta social práctica, así lo desarrolla este libro, fue un catolicismo humanista en una red de relaciones tanto diplomáticas como comerciales. Garantes de acuerdos y comerciantes, privilegiados en el transporte de mercaderías, guardianes de secretos de la Tierra Santa, el fin de tal notoriedad templaria puede pensarse como una sucesión de maldiciones a partir de una traición. La de un rey absoluto en complicidad con una estructura religiosa diseñada como modelo inicial del poder corrupto. El grado de verdad es también lo que expone: quiénes fueron los líderes de esta orden de caballería, cuáles sus valores. La obra que llevaron a cabo en un mundo católico en formación. Esta última en el arte, en catedrales, en ciertos principios como que la violencia inscripta entre un escudo y la espada franca era el primer sistema de armas de disuasión.
Quedan para el lector interesado las puertas que abre este extenso ensayo. La búsqueda en nuevas fuentes, tanto históricas como recientes, donde datos crudos de la antropología y documentos históricos, abren un espectro de conocimiento que lleva a plantear si fue en este período cuando la humanidad tuvo la oportunidad de esbozar verdaderas sociedades horizontales cristianas. Luego, se propone que los Templarios llegaron a América antes que Colón, sin intenciones de conquista y expoliación.