CULTURA
No se animan a decirle que deje de crear

Terror por el aporte de la reina de Dinamarca al arte

Margarita II tiene 66 años y una gran voluntad y constancia para crear tapices y artesanías, que expone sin que nadie la cuestione en catedrales y sitios vinculados con el arte. La comunidad artísica sin embargo se queja del "vandalismo real".

1201margarita2468
La reina Margarita saluda desde el balcn de su castillo dinamarqus. | periodismodigital.com

Las incesantes actividades artísticas de la reina Margarita II de Dinamarca provocan alarma entre los especialistas en su patria. “Hay que evitar que Su Majestad cause más devastación en la catedral de Roskilde”, comentó el diario Information esta semana sobre un tapiz para el altar diseñado, cosido y bordado por la reina de 66 años en el castillo Amalienborg para la iglesia más famosa de su reino. El título del reportaje era “Vandalismo real”.

 

La asociación de los artesanos fue más amable, pero también se mostró algo irritada al afirmar que “es bastante problemático para el arte sacro textil” que Margarita, evitando toda competencia en el ramo como diseñadora, haya realizado “cinco de los diez mantos obispales de Dinamarca”.

La reina también busca el ojo público para su llamativa versatilidad para otras actividades artísticas. Llevó al mercado traducciones literarias, ilustró libros de cuentos, diseñó escenografías y expuso acuarelas.

La opinión de los medios siempre fue mayoritariamente amable: los expertos se expresaron de forma bastante medida y su sonrisa en las apariciones televisivas parecía tortuosa o de disculpa. Ese es justamente el problema para el escultor Erik Thommesen. “Nadie se anima a decirle la verdad a la reina. A veces los miembros de la familia real me dan pena porque viven en un mundo irreal”, agregó.

Sin embargo, Thommesen siente más compasión aún por su esposa Anna, fallecida en 2004, una de las diseñadoras textiles más famosas de Dinamarca. Ella contaba en los años 70 con el salón del altar de la catedral de Roskilde, “la” iglesia en Dinamarca, ya que allí se encuentran enterrados todos los reyes y reinas desde el siglo XIV.

Cuando la reina Margarita llegó con su propio diseño para el tapiz para el altar, Anna Thommesen le negó el permiso a la regente. En un principio la reina no hizo ningún alboroto. Sin embargo, Margarita se encargó más tarde de que su propio tapiz fuera usado para el entierro de su madre, la reina Ingrid, en el 2000, y ese mismo año fuera colocado sobre el altar antes del traslado de la ex zarina Maria Fjodorovna enterrada en Roskilde.

Más tarde, el consistorio tuvo que disculparse por la violación de los derechos de autor de Thommesen. El enojado viudo informó que sus miembros consideraron el tapiz que no fue encargado ni deseado por nadie como “una falta de respeto única”.

Es sabido que Margarita reacciona muy sensiblemente a “dudas” de este tipo sobre sus capacidades artísticas. En la pelea considerada “embarazosa” por Thommesen entre su esposa y la reina, rodaron lágrimas reales. Esta nueva crítica pública alcanza a la popular regente en un momento sensible: la última semana, la reina anunció que no fumará más en público, y quizá nunca más en privado.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite