CULTURA
un estudio sobre el best-seller del momento

Todo lo que ellas quieren de los hombres

Coincidiendo con el estreno del film basado en la novela de E.L. James, otra autora, Eva Illouz, da cuenta de cómo un libro mediocre pudo llegar a ser referencia de tantas mujeres.

Eva Illouz. Nacida en Marruecos en 1961, es una socióloga y escritora marxista.
| Cedoc Perfil

Después de su día de trabajo, una mujer de unos cuarenta años, vestida con sobria elegancia, entra a su casa y busca a su marido, a quien encuentra corriendo en la cinta, y sin mediar palabra le arroja un voluminoso libro de tapas oscuras. El hombre ataja el ladrillo de papel, no sin darse flor de porrazo ayudado por la inercia de la cinta. Despatarrado en el suelo y confuso, escucha una expresa orden: “Leelo, a ver si de una vez por todas entendés lo que las mujeres queremos de los hombres”.

El libro aludido no es otro que Cincuenta sombras de Grey, de E.L. James, el best-seller erótico que no para de agotar ediciones en todos los idiomas –cuya versión cinematográfica se acaba de estrenar en Buenos Aires–, y la escena descrita sintetiza los testimonios sobre el efecto de su lectura en las mujeres, relevados por la socióloga Eva Illouz para su ensayo Erotismo de autoayuda. Cincuenta sombras de Grey y el nuevo orden romántico (Katz Editores), en el que intenta dar cuenta de las razones que hicieron que un libro mediocre, moroso y repetitivo llegara a ser referencia y guía de vastos sectores de mujeres alrededor del mundo.

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Su trama desarrolla la relación propuesta por un joven y apuesto millonario a una aun más joven empleada de una ferretería –que además es virgen–. Dicha relación estará reglamentada por un contrato que articula una práctica sexual en la que ella consentirá ser sometida y castigada corporalmente por él. No se permitirá ningún vínculo sentimental.

Ahora bien: si los best-sellers se definen por su capacidad de captar valores y actitudes que ya son dominantes y están ampliamente institucionalizadas, esto quiere decir que estamos transitando un momento en el cual pasa algo muy distinto entre hombres y mujeres de lo que aparentamos que pasa. No es difícil darse cuenta de que, desde la crisis de las relaciones tradicionales y el matrimonio monogámico, abierta en los años 60 con la liberación sexual y el surgimiento del feminismo, lejos de reformularse las identidades individuales bajo una forma más justa e igualitaria de vínculo, nos encontramos transitando un campo sembrado de incertidumbre: lo peor de las viejas estructuras convive con lo más desalmado de la apatía posmoderna, bajo la “democrática” máscara de la elección “personal” que “garantiza” la autoafirmación, aunque en verdad devela la más absoluta ignorancia sobre la propia identidad, que realmente será afirmada ante la entrega a y con otro.

Una característica de los textos populares es que no sólo plantean un problema, sino que también lo resuelven. Cincuenta sombras... funciona en esa frecuencia y acomoda prolijamente sobre la cama un estricto contrato vincular al lado de látigos, sogas, mordazas y vendas, para hacer del sadomasoquismo una utopía romántica.

Un libro puede provocar muchas cosas
E.L. James, la autora de Cincuenta sombras de Grey, publicó una versión de su libro en un foro de fan fiction, una forma de narrativa interactiva, generalmente ligada a otros libros, películas o TV. En su caso, los fans para los cuales escribía eran los seguidores de la saga Crepúsculo. Subido por entregas permite a los lectores responder a medida que la historia se desarrolla y a los autores ir incorporando las opiniones del público. Este proceso hace borrosos los límites entre productor y consumidor, dando origen a un “prosumo” –así se lo llama– al permitir al consumidor-espectador-lector participar en la elaboración de la misma mercancía que consume. La edición final de Cincuenta sombras de Grey porta esta característica.
Las ventas de los juguetes sexuales se triplicaron en casi todos los países donde se editó. Las clientas directamente acuden a solicitar tal o cual objeto que es nombrado en el libro, haciendo que los sex shops organicen secciones especiales e incluso charlas instructivas para un mejor y más seguro uso. Paradójicamente, el único producto que James ha aceptado patrocinar es el inocuo álbum musical Fifty shades of Grey: The classical album, con selecciones de Bach y Chopin.