Una puerta se abre en el medio de una manzana del barrio porteño de Parque Patricios y aparece un perro. Gruñe unos segundos y pronto se deja acariciar. El animal estaba por seguridad, pero falló en su rol y ahora es la mascota de los 30 artistas que tienen un lugar allí. El espacio es HITO, un inmenso galpón que se acondicionó para promocionar el arte emergente de Argentina.
Cuando la propuesta de HITO Cultural lanzó su convocatoria, recibieron 600 postulaciones para el programa de 8 meses que brindaba mensualidad en dólares y un espacio de taller para 20 artistas seleccionados. Como recibieron tanta demanda, decidieron incluir a 10 postulantes más que cuenten con el beneficio del espacio, sus talleres y clínicas con curadores.
La idea y creación es del arquitecto y empresario Alejandro Gawianski, CEO de HIT Group. “Decidí dedicar el 10 por ciento del tiempo y los recursos a emprendimientos sociales, al bienestar de otros”, contó en un encuentro con la prensa el desarrollador especializado en espacios de coworking. Incluso su apuesta es también brindar talleres para que los artistas tengan herramientas para pensar cómo financiarse y monetizar su trabajo.
El jurado que eligió a los artistas beneficiados fue conformado por Laura Buccellato, Gachi Prieto, Florencia Battiti, Rodrigo Alonso, Fabiana Barreda y Pablo Caligaris. Los tres últimos, además, son docentes del programa.
Entre los becados se encuentra el mendocino, Nicolás Rodríguez, que arma sus azulejos de tierra de diferentes lugares, hechos a mano, a las que le sumó fragmentos de la naturaleza que rodea el galpón de HITO. Su búsqueda es por la huella de la identidad Latinoamérica, fusionada con el presente.
Impactan cerca de la entrada los murales coloridos de Carrie Bencardino. También tiene un lugar allí Julia Padilla, que actualmente tiene obras en el Museo de Arte Moderno y el CC Recoleta. Federico Roldán Vukonnich, presenta sus tótems tornasolados, juega con los desechos, en sus piezas asoman hongos, la vida que se cuela en lo sórdido.
Luisa Lerman se inspira en la erosión del río, Danni Raggio arma sus cerámicas sonoras, Victoria Barca hace una traducción visual de los sonidos; Penny Di Roma, nacida en un entorno de médicos, construye esculturas que parecen úteros gigantes, órganos extrapolados de su imaginación.
Nana Schlez presenta su instalación Sistemas de artificio que irrumpe de colores el espacio. Carolina Favre, con yeso y papel maché recrea corporalidades femeninas. Lucila Sancineti y su mundo textil, construye cuadros eróticos.
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También participan desde Bahía Blanca, Carlos Gutiérrez, Natalia Forcada que hace videperformances donde cruza tecnología y naturaleza. Sofía Kauer y Nicolás Licera Vidal, crean esculturas e instalaciones usando chicle amasado y masticado. Diego Gelatti, desde Tucumán, vincula cuerpo y tecnología, Julio Hilger crea pinturas y esculturas apilables en rococó. Marina Daiez, Juan Ignacio Cabruja, Mateo Amaral y María Emilia Hendreich también tienen su lugar allí.
Los diez artistas que fueron agregados a los 20 iniciales cuentan con un espacio para trabajar, clases, una sala para desarrollos con impresora 3D y el acompañamiento de Fabiana Barreda. Ellos son Rodrigo Alcón Quintanilha, Joaquín Moreno, Gabriel Rud, Belén Romero Gunset -que expone actualmente en Ungallery-, Eva Moro Cafiero, Florentina González, Gonzalo Silva, Faktor, Gabriela Munguía, Abril Carissimo.
Del artista individuo al colectivo artístico
Este proyecto está atravesando su prueba piloto y los artistas tienen su espacio por ocho meses. Próximamente se harán eventos con participación del público para que puedan conocer una situación a la que normalmente no se tiene acceso, el espacio de creación, previo a la obra terminada.
La posibilidad de tener un espacio para trabajar y un ingreso resulta central para cualquier artista que necesita lugar material donde hacerlo y tiempo para poder crear, por lo que la beca económica reduce la emergencia económica y les permite dedicarse al arte.
Una de las apuestas novedosas del espacio es que agrupa a los artistas. Y en esa interrelación nacen nuevas creatividades, conocimientos, lazos. Ese intercambio a modo de trabajadores de fábrica, novedoso en estos tiempos para el mundo del arte, también puede ser forjador de nuevas consciencias de solidaridad donde ninguno está exento de la influencia del otro. Se crea con otros.