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Una cita con la muerte (en el hotel)

Al igual que Iván Heyn, muchos personajes públicos murieron en sus habitaciones. Quiénes eran. Fotos. Galería de fotos

Actores, músicos y cineastas que decidieron quitarse la vida en hoteles.
| Cedoc

Por una extraña fatalidad, los últimos días del año suelen ser épocas de muertes inesperadas o suicidios impredecibles. Estos episodios tienen mayor repercusión cuando suceden en el ámbito de grandes hoteles.

Quizás esta tendencia fue marcada por Kringelein, el tenedor de libros con una enfermedad incurable interpretado por Lionel Barrymore en la película Grand Hotel, que elige ese placentero entorno para transcurrir sus últimas horas. Entre los argentinos que murieron en hoteles, podemos recordar al actor Carlos Thompson, que en 1990 se disparó un tiro en el hotel Los Galgos. En 2006, el director de Nueve reinas, Fabián Bielinsky, murió de un infarto en un hotel de San Pablo.

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Bobby Harron estaba alojado en el Hotel Seymour de Nueva York para asistir al estreno de Las dos tormentas, de Griffith, y se pegó un tiro en el pulmón derecho, al verse desplazado en la preferencia de ese director por Richard Barthelness. Art Acord no se adaptó al cine sonoro y tomó veneno en el Palacio Hotel de Chihuahua.

Chester Morris murió por ingestión de barbitúricos en el Holiday Inn de Nueva York. George Sanders se suicidó con barbitúricos en el Gran Hotel Rey Don Jaime, en Castelldefels, dejando una carta que decía: “Querido mundo: he vivido demasiado tiempo, prolongarlo sería un aburrimiento”. Chet Baker, en 1988, luego de una sobredosis de heroína y cocaína, murió al caer por la ventana de un hotel en Amsterdam.

Margaret Sullavan puso fin a su vida con somníferos en el Taft Hotel de New Haven en la noche de Año Nuevo de 1960. Irene Gibbons se alojó en el Hotel Knickerbocker de Los Angeles bajo nombre falso y podría decirse que se suicidó dos veces: se cortó las venas y, en la impaciencia de esperar la muerte, finalmente se tiró por la ventana desde el piso 14.

La impresión imborrable que deja el descubrir muertos en la habitación de un hotel está magistralmente expresada en la canción Los amantes de un día. La letra describe el impacto que provoca en una camarera el hallazgo de los cadávares de una joven pareja que había pasado una noche de amor.

 (*) Especial para la edición impresa de Diario PERFIL