A partir del año próximo, Playboy, una de las revistas para adultos más famosas del mundo, dejará de publicar fotografías de mujeres desnudas. ¿Eso significa una victoria del feminismo? Para nada.
La semana pasada Jessica Valenti, en el Guardian, escribió que “la desnudez nunca fue el verdadero problema de las feministas con Playboy, porque no hay nada de sexista en sí en las imágenes de mujeres desnudas. Lo que sí es un problema es la idea de que los hombres tengan un derecho sobre esas mujeres. Después de todo, ¿hace la diferencia que una mujer esté vestida o desnuda si su representación sigue siendo sexualizada?”. Claro que no.
Si Playboy sustituye mujeres en topless con mujeres con corpiño no demuestra una gran toma de conciencia, no demuestra que los hombres respeten más a las mujeres ni que las feministas hayan ganado una batalla. El problema no es un par de tetas, sino la objetivación que se hace del cuerpo femenino y la representación sexista de las mujeres en los medios en general.
Rachel Hills, en Elle, aclara que Playboy siempre fue hecha para un tipo particular de hombre. Playboy publicaba relatos de Murakami, entrevistas con Malcolm X, Martin Luther King, Jimmy Carter y Vladimir Nabokov. El hombre ideal de Playboy era inteligente y un poco pretencioso. “El problema para Playboy es que, a partir de cómo las relaciones de género entre hombres y mujeres evolucionaron en el curso del último medio siglo, este tipo de hombre educado y afable es también exactamente el tipo de hombre que se sentiría incómodo con un ejemplar de Playboy en la mano. En 1965, la lectura de Playboy lo había hecho sentir liberal y cosmopolita. En 2015 sólo lo hace parecer un pervertido”. Dice Rachel Hills que si en la noticia se quiere ver una pequeña victoria del feminismo hay que encontrarla en esta transformación de la virilidad. “Lo que no quiere decir que hayamos dejado atrás la era de la objetivación. No es que el lector de Playboy no esté interesado en las imágenes sexuales. Prefiere consumirlas en la privacidad de su tablet en vez de comprarlas a la vista de todos en el kiosco”.
Scott Flanders, CEO de Playboy, que fue quien el 12 de octubre hizo el triste anuncio en una entrevista concedida al New York Times, sostiene que “ahora estamos a un clic de cualquier acto sexual que uno pueda imaginar, y de forma gratuita”. Y eso sí es una victoria de Playboy.
Los números no mienten: de ediciones de casi 6 millones de ejemplares como las de 1975, Playboy pasó a editar en la actualidad 800 mil. El negocio no da para más. Una revista sin desnudos permitirá publicitarla en redes sociales sin ser censurados. Y sobre todo atraerá nuevos anunciantes, que consideran que el mercado de clientes de Playboy va a aumentar notablemente