Este 20 de octubre se cumplen 45 años de uno de esos acontecimientos futbolísticos donde todos dicen haber estado. Que en su momento pasó casi inadvertido para la mayoría de las personas y los medios, pero que con el paso del tiempo, tomó una fuerza casi mística: el debut de Diego Armando Maradona en la Primera División.
Ya en aquel lejano 1976 era un secreto a voces que “había un pibe en Argentinos que la rompía”. Ya lo había entrevistado Pipo Mancera, ya José María Muñoz hablaba de él y ya estaba en el radar del hombre más importante del fútbol argentino de aquellos tiempos: el Director Técnico de la Selección Argentina, César Luis Menotti, que tuvo un papel fundamental para que el pibe de Fiorito tuviera su primera oportunidad entre los profesionales.
Así contaba el "Gol del Siglo" a los ingleses en el mundial de México 1986
Según cuenta el libro “Maradona”, de Guillem Balagué, Juan Carlos Montes, el entrenador de Argentino sJuniors le contó a Menotti que había un pibe de 15 años que “era un crack”. “¿Y si es tan crack, por qué no lo ponés en primera?”, lo animó. Y así fue. Montes había ido a ver a Menotti, para contarle que “el miércoles lo pongo”. Por eso, el “Flaco”, campeón del mundo como entrenador en el Mundial que se disputaría en 1978, sí estuvo en la cancha, junto a otros casi 8 mil hinchas que sabían que algo importante iba a pasar aquel miércoles.
En el mismo libro se cuenta que Jorge Cyterszpiller, que era coordinador en las inferiores del club y luego sería el manager de El Diez, tenía un “acuerdo” con la mítica revista El Gráfico, para avisarle cuando iba a debutar Diego. Así, aquel medio no solo tuvo la primicia, sino que guardó como un tesoro por décadas un documento que confirma que la primera acción de Maradona al entrar al campo de juego no fue un mito sino una realidad. Lo primero que hizo Diego aquel día, por indicación del entrenador Montes, fue tirar un caño. Muchos años después, esa imagen tomada por el fotógrafo Humberto Speranza fue rescatada del archivo de la revista por el periodista Diego Borinsky.
El compinche de Maradona en "Cebollitas" cuenta cómo era y comó jugaba a los 10 años
“Si toda la gente que dice haberme visto debutar en primera fue a la cancha, el partido debió jugarse en el Maracaná y no en La Paternal” recordaba Maradona en su libro “Yo soy el Diego (… de la gente)”. “Los cordobeses nos estaban dando un toque bárbaro y a los 27 minutos el Hacha Ludueña hizo el gol. Antes del final del primer tiempo, Montes, que estaba en la otra punta del banco giró la cabeza hacia mí y me clavó la mirada, como preguntándome ¿se anima? Yo le mantuve la mirada y ésa, creo, fue mi respuesta. En seguida empecé el calentamiento y en el arranque del segundo tiempo entré. En el borde de la cancha, Montes me dijo “Vaya, Diego, juegue como usted sabe… Y si puede, tire un caño. Le hice caso: recibí la pelota de espaldas a mi marcador que era Juan Domingo Patricio Cabrera, le amagué y le tiré la pelota entre las piernas, pasó limpita y enseguida escuché el Oooole de la gente, como una bienvenida”, contó Diego en aquel libro.
Le faltaban diez días para cumplir 16 años, por lo que se convirtió en el jugador más joven de la Primera División en el fútbol argentino hasta entonces. Años después, lo superó Sergio Agüero, debutando con 15 años y 35 días.
La idolatría es enemiga de la buena tarea del periodismo
El partido terminó con aquel 1 a 0 a favor de Talleres de Córdoba. Según la crónica de Clarín, “La entrada del chico Maradona le dio mayor movilidad en el ataque, pero no fue solución para sellar en la valla cordobesa esa mayor tenencia del balón. Porque Maradona, un gran habilidoso, no tuvo con quien tocar”, escribió Miguel Angel Bertolotto.
En principio se trató de un partido más de aquellos campeonatos nacionales, donde los equipos del interior se medían con los clubes de Primera, y a veces, competían mano a mano con los grandes. Encima, se jugó un día laborable a la tarde, todo indicaba que sería un partido rápidamente olvidado. Pero la magia de Diego Armando Maradona, antes de sus desbordes y algunas cosas horribles de las que lo acusan fuera de la cancha, lo hizo especial. Aquel Maradona que se dedicaba a jugar al fútbol como ningún otro, que soñaba con llegar a la selección y hacernos tocar el cielo con las manos a todos aquellos que creemos que con la pelota en los pies fue un artista celestial como Jorge Luis Borges, Carlos Gardel o Raúl Soldi.