DEPORTES
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Doce hechos y personas que marcaron este 2023, el primer año después del Mundial de Qatar

El foco deportivo nacional giró en torno a Messi, el capitán del campeón del mundo que también sobresalió por su mudanza al Inter de Miami y la revolución que generó en esa ciudad. Buenas y malas en tenis, básquet y rugby. En el plano doméstico, los festejos de River y Central, la crisis de Independiente y el triunfo de Riquelme, lo más destacado.

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Que no termine nunca la fiesta. Messi y toda la Scaloneta, en los festejos de marzo ante el público argentino. Qatar sigue siendo la única excusa para ser felices. | fotobaires

Schwartzman, un año para el olvido. El 2023 empezó mal (y terminó peor) para el que era el mejor tenista argentino del circuito ATP. El Peque Schwartzman se quedó afuera del Abierto de Australia en la segunda ronda de manera sorpresiva e inició una caída sin fin. Arrancó 2023 como número 26 del ránking y lo cerró en el puesto 114. No ganó ningún torneo y admitió problemas de ansiedad: “Hay momentos en los que te agarra un poco más de ansiedad y perdés el control. Me pasó en otras situaciones fuera de la cancha”. Lo bueno es que talento le sobra, y ahora, en 2024, no tendrá que defender muchos puntos. 

El básquet: la gloria perdida. La Generación Dorada ya no existe. Y su último estertor, que fue haber llegado a la final del Mundial 2019, fue justamente eso: un estertor. La selección de básquet quedó afuera de un Mundial por primera vez en 40 años. En el medio, entre 1983 y 2023, ganamos dos medallas olímpicas, dos subcampeonatos mundiales e incontables podios continentales. Ahora, solo queda el dolor de ya no ser: porque al fracaso de no haber clasificado a la Copa del Mundo en febrero se le sumó, en agosto, haber quedado afuera de los Juegos Olímpicos de París 2024. “Hay  que seguir construyendo. Hay algo bueno, hay algo con mucho talento, jóvenes... Las ganas están y hay que seguir”, desdramatizó Facundo Campazzo.

La fiesta de la Scaloneta ante su gente. Messi en andas, Messi levantando la copa, Messi festejando su gol número 800 para que la Selección gane el primer partido luego del Mundial de Qatar, acaso la estrella más deseada y negada de la historia del fútbol argentino, que se conquistó en la final más épica de los Mundiales. Messi se llevaba toda la atención, pero la fiesta incluyó a todos los protagonistas y sus familias. Contra Panamá en el Monumental de Buenos Aires y contra Curazao en el Madre de Ciudades de Santiago del Estero, la selección campeona del mundo fue parte de una celebración inolvidable.  

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Domán, el fugaz. A solo 187 días de haber asumido como presidente de Independiente, en una elección que atravesó a toda la macropolítica argentina, Fabián Doman renunció. No solo fue una sorpresa: fue un papelón y una muestra de que no le interesaba verdaderamente hacerse cargo de la frágil situación que atravesaba el club de Avellaneda. En su lugar quedó Néstor Grindetti, quien luego pidió licencia por su candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires, y que ahora ejerce el rol de máxima autoridad dentro del club, conducido en el día a día por el inefable Grupo Champagne.  

La ola rosa de Messi. Desde que lo anunció en una entrevista con los medios SPORT y Mundo Deportivo, Miami cambió su ritmo. La llegada de Lionel Messi al Inter de Miami generó una revolución que trascendió por mucho a lo futbolístico. Casi todos los rincones de Argentina –y de otros países también– se llenaron de niños y niñas con la camiseta de un equipo horas antes desconocido, mientras los portales de deportes empezaron a interesarse en la MLS y hasta en los cálculos de cuántos puntos necesitaba Inter –último de la tabla– para alcanzar los playoffs.

Alias: Maratearojo. Nadie le podrá quitar la condición de personaje del año deportivo a Santiago Maratea, por más de que su profesión sea la de influencer. Al principio hubo dudas y cuestionamientos, pero al final, Maratea logró su objetivo de mínima, que era el de levantar la deuda que mantenía el Rojo con el América, pagar deudas y desinhibirlo. En total, la colecta juntó poco más de US$ 3,5 millones, que si bien estuvieron muy lejos de los US$ 20 millones que se habían fijado como objetivo inicial, oxigenaron las arcas del club. 

River, Central y Estudiantes, campeones. El Millonario ganó la Liga Profesional con cierta holgura y olvidó, al menos por un rato, la salida del entrenador más ganador de su historia, Marcelo Gallardo. Su reemplazante, Martín Demichelis, se adaptó rapidamente al equipo, aunque su mayor frustración fue en el plano continental (River quedó eliminado en octavos de la Libertadores). Lo de Rosario Central resultó más memorable, por la simple razón de que no ganaba un título de liga (ahora la AFA lo considera así) desde 1987. Miguel Ángel Russo tendrá un lugar de privilegio en la historia canalla: volvió al club y lo sacó campeón en una hermosa final contra Platense, la otra revelación de la Copa de la Liga. Los dos –River y Central– jugaron hace poquito el Trofeo de Campeones y River se coronó en Santiago del Estero al vencer al conjunto rosarino por 2 a 0. El otro campeón del año fue Estudiantes, que le ganó la Copa Argentina a Defensa y Justicia y festejó luego de 13 años. 

Tevez, el salvador. Independiente estaba en la lona y sus hinchas ya asumían que el descenso era una posibilidad más que cierta. Zielinski renunció y Tevez asumió la conducción técnica sin demasiadas expectactivas. “Ni siquiera sé lo que firmé”, respondió cuando le preguntaron por la situación económica y el salario de su cuerpo técnico. Quería ir por la gloria, y estuvo cerca. Porque no solo levantó al equipo sino que ganó el clásico de Avellaneda en el Cilindro y lo despegó del descenso en pocas fechas. Al final, cuando la expectativa era entrar al reducido, falló. Ahora, en 2024, habrá que ver si el equipo –y el DT– están para dar el salto esperado. 

Gago, un final triste. Racing había sido el mejor equipo de la Argentina en 2022, a pesar de que no salió campeón ni de la Copa de la Liga ni de la Liga. Era, eso sí, el que más lindo jugaba. Pero sus hinchas se hartaron de ser el campeón moral, y pidieron algo más que eso: salir campeón. El Trofeo de Campeones y la Supercopa Internacional, ambas finales ganadas a Boca, fueron una aspirina. En 2023, la eliminación de la Copa Libertadores –por penales ante Boca– y la derrota ante Independiente como local colmó la paciencia de buena parte del Cilindro, que insultó a Gago, a los jugadores y hasta rompió instalaciones del club. La salida del DT descomprimió, pero la solución –o el deseo colectivo– sigue sin concretarse.  

Los Pumas, tan lejos y tan cerca. ¿Es una actuación para festejar o para lamentarse? Terminó el Mundial de rugby en Francia y casi nadie en Argentina coincide en el balance. Fue una gran actuación de Los Pumas porque de vuelta, como en 2007 y 2015, llegaron a las semifinales de la Copa del Mundo. Pero en las semis, contra los All Blacks, la diferencia fue abismal. Y encima, en el partido por el tercer puesto, Inglaterra volvió a ganar, aunque estaba vez de manera inmerecida, muy distinto a como había vapuleado al seleccionado argentino en el debut del grupo. Resultado más que aceptable, elogiable, rendimiento dudoso. Así se podría contrastar ese sentimiento que quedó tras el Mundial.  

Boca, no tan visitante en el Maracaná ante Fluminense. Podemos destacar el camino gris solo iluminado por los penales atajados por Chiquito Romero. Podemos destacar la movilización de hinchas más grande de la historia del fútbol argentino, en la que setenta, ochenta o cien mil personas viajaron a Río de Janeiro sin entradas, sin dinero y sin demasiadas certezas más allá de estar cerca de su equipo en el sueño por ganar la séptima Copa Libertadores. O podemos destacar el resultado deportivo, que fue una derrota esperable ante Fluminense en el Maracaná. Todo eso significó la final del 4 de noviembre para Boca: la gloria de su gente y la tristeza por la caída.

Riquelme y el triunfo de la popular por sobre la platea. Como vaticinaban todas las encuestas en las semanas previas, marcadas por la intensísima disputa judicial que había suspendido las elecciones, Juan Román Riquelme ganó la presidencia de Boca sobre el final del año, el 17 de diciembre. El ídolo le sacó 30 puntos de ventaja al candidato de Mauricio Macri, el exministro de Modernización Andrés Ibarra, y se convirtió en presidente de Boca, un cargo que cuando era más joven había dicho que no le iban a dejar asumir por su origen pobre. Román invirtió su rol con Jorge Amor Ameal, que pasó a la vicepresidencia primera mientras Román asumirá como máxima autoridad hasta diciembre de 2027 del club con más hinchas del país, al que muchas de las personas que lo gestionaron lo definen como “la provincia número 25 de la Argentina”, no solo por su popularidad sino por los millones de dólares que maneja anualmente en su presupuesto. “La popularle ganó a la platea, el pueblo bostero a los negocios que querían imponer a costa de Boca”, le dijo a PERFIL un integrante de la lista encabezada por Riquelme, en la noche del domingo, mientras se avanzaba en un escrutinio que terminó de madrugada.