"¿Cómo se va a morir Diego Armando Maradona?" es una pregunta recurrente, casi diaria. Pero pocas veces se extrañó más al Pelusa que en este Mundial de Qatar 2022, la Copa del Mundo más hipócrita, corrupta e injustificable de los últimos cuarenta años, o acaso de toda la historia.
Debería darle vergüenza (una palabra desconocida para la FIFA) a Gianni Infantino cuando homenajea a Diego Maradona en Qatar. Justo a él, que se cansó de denunciar la corrupción del fútbol mundial, el maltrato a los jugadores, las injusticias contra los países periféricos. Justo a él, que se cansó de decirles la verdad a Havelange, a Blatter y a Platini.
¿Cómo van a homenajear a Maradona en un Mundial que se compró con coimas para lavarle la cara a un país sin ninguna tradición futbolística, que no llena ni sus propias tribunas? ¿Por qué ponen su foto en estadios construidos por esclavos legales y en cuyas obras murieron más de 6.000 trabajadores? ¿Cómo lo usan para tapar estas verdades que (por suerte y en época de redes) ahora quedaron más expuestas en su hipocresía ante el mundo?
Diego Maradona y Fidel Castro: amor, dólares, habanos y mujeres
Los supuestos dueños de su imagen deberían rechazar que se la use para legitimar a un país donde las mujeres son ciudadanas de segunda y las diversidades sexuales son perseguidas, por mucho que esos crímenes se asienten sobre la "tradición" o las leyes. Falta Maradona para ametrallar con palabras a un Mundial que pocos se animan a criticar, por miedo a la represión, al bolsillo vacío o a las represaliar arbitrales.
El Diego sindicalista
Una de las mil caras de Maradona, la del sindicalista, quedó en segundo plano en su historia, en parte por el fracaso de su intento de crear el Sindicato de Futbolistas en 1995. Pero ya una década antes, en México 1986, el Diez protestaba porque los partidos se organizaban al mediodía en el verano mexicano: para acomodarse a los horarios de los televidentes europeos, se sometía a los jugadores al calor y al cansancio.
"El problema más grave de los futbolistas en este Mundial será el de los horarios de los partidos, porque al mediodía el clima es infernal para realizar cualquier tipo de esfuerzos", decía Diego entonces. Casi 40 años después, poco parece haber cambiado para la FIFA. Sí, se corrió el Mundial al invierno qatarí, una decisión insólita y perjudicial, pero los partidos se siguen jugando en horarios y temperaturas inviables.
Para peor, el Mundial comprado y robado, que nunca debería haber sido y que Infantino no tuvo el valor de llevar a un país decente, se juega con futbolistas agotados por partida doble. La UEFA acomodó su calendario a gusto y apenas dio días de descanso en sus ligas antes de que empiece la Copa del Mundo. El resultado son deportistas que se lesionaron antes de empezar o en el primer partido. Ligas como la saudí terminaron un mes antes del partido contra Argentina, cuyo plantel juega casi todo en Europa: la diferencia estuvo a la vista el martes.
Incluso si dejamos de lado aberraciones como el VAR automático (sin difusión del audio entre los árbitros, por las dudas), la FIFA introdujo en Qatar otra carga contra el jugador: los 10 minutos de tiempo adicionado en cada partido. Si se suman los tres de la fase de grupos, cada equipo habrá jugado un "alargue" en total antes de llegar a octavos. La discusión sobre cómo se mide el tiempo es válida, pero no se puede improvisar así, de facto y sobre la marcha, casi por capricho. ¿Qué diría Maradona si viviera?
Diego no solo tuvo contradicciones: fue todas sus contradicciones al mismo tiempo, casi al nivel de la coherencia. Ni hace falta enumerar los vaivenes de sus apoyos políticos. Mucho menos estuvo exento de críticas, desde su cercanía temprana con los poderes que luego criticó hasta su paso como DT por Al Wasl y como embajador deportivo de los Emiratos Árabes Unidos, sin mencionar sus propios dramas personales. Pero el Maradona político no deja ningún lugar para la duda: si Diego viviera, los mataría (verbalmente) a todos.
ff/fl