DEPORTES
Mundial de Qatar 2022

El VAR nos gana por goleada, pero Edinson Cavani nos vengó a todos los futboleros

En un Mundial donde la corrección política y la disciplina moral está regida por los intereses de la FIFA y de las autoridades locales como nunca antes, el delantero uruguayo rompió el molde y tuvo un acto de rebeldía con el que soñamos todos los hinchas.

Cavani
El delantero uruguayo protagonizó un polémico momento tras la derrota en el Mundial. | Twitter

La mejor película de fútbol que se filmó en este país futbolero es “El hincha”, la hizo (fue uno de sus guionistas y la protagonizó) Enrique Santos Discépolo, un autor de tangos que se metió en política y se murió de tristeza por abrazar una causa por lo que muchos de sus amigos le dieron la espalda en pleno esplendor del primer peronismo, aún antes de que el cáncer destruyera a Eva Duarte de Perón, Evita.

Aquella película, típica de esos tiempos idealizados por muchos, es una “comedia costumbrista” aunque los muchachos de Wikipedia le digan “drama deportivo” (y sí, si es de fútbol, tiene que haber drama), con humor, costumbres porteñas, y algo de tristeza. Una mezcla infalible que no pierde vigencia ni emoción a pesar de haber sido estrenada hace más de siete décadas.

Podría haberla imaginado Alejandro Dolina o Roberto Fontanarrosa, pero le habrían agregado una cuota de ironía que no se hubiera entendido en aquellos años. Pero nuestro contemporáneo Juan José Campanella sí la entendió y logró rescatar aquel espíritu y aquella pasión para convertirlo en otra cosa en alguna de sus películas. ¿Acaso el Román que interpreta Ricardo Darín en "Luna de Avellaneda" no era el “Ñato” de los crueles años ‘90? ¿Acaso la frase del Sandoval de Guillermo Francella en “El secreto de sus ojos” (“el hincha no puede cambiar de pasión”) no recuerda aquella de Discépolo, “¿Y para qué trabaja uno si no es para ir los domingos y romperse los pulmones a las tribunas cinchando por un ideal?”

La historia de la película “El hincha” es la de un fanático, al que su amor por el Victoria Fútbol Club lo lleva a la locura, algo que no terminan de entender ni sus comprensivas madre y novia, ni sus amigos de la cancha, que gritan con él “Queremos a Suárez, queremos a Suárez”.

Parafraseando aquella “cinta” como le decían entonces, yo quiero gritar hoy, y lamentablemente, hasta el fin de los días, “Queremos a Cavani, queremos a Cavani”. No sé si rima correctamente, ni siquiera sé si me van a entender la ironía ni el desplazamiento de un jugador uruguayo a otro.

Pero trataré de ser claro. Edinson Cavani probablemente no vuelva a jugar para su selección en un mundial, o en alguna copa importante. Ya tiene 35 años y el tiempo es un hijo de puta, que gana siempre, y que cuando alguno logra hacerle una gambeta, le contesta como la Muerte en otra película, “Juan Moreira”, de Leonardo Favio, otro campeón del mundo del cine nacional, de la vida como Lionel Scaloni y de la Argentina, como Discépolo: “No sé perder” y te caga donde más te duele.

Cavani no se pudo contener y le dio un tremendo golpe al VAR

Es más, probablemente, los caretas de la FIFA le den una sanción, o peor, una sanción “ejemplar” al flaco uruguayo que fue protagonista de mil batallas futboleras de la Banda Oriental y es un cultor de la famosa “garra charrúa”, y no podamos verlo por algún tiempo con “la celeste”. No le fue bien en este mundial de Qatar 2022 a Cavani en particular y tampoco a la selección uruguaya, que terminó eliminada en la fase de grupos.

Pero, amigos, quiero reivindicar a este hombre con look antiguo, y me atrevo a decir que también lo hubiera aplaudido nuestro Diego Armando Maradona si no hubiera ido a jugar a la pelota al paraíso hace poco más de dos años.

El señor Cavani, el ídolo de tantos uruguayos, Edinson Roberto Cavani Gómez (aplaudan de pie), hizo algo que todos los fuboleros de buen corazón queremos hacer, aunque sepamos que es apenas una venganza simbólica y que el aparatito de mierda ese va a ser reemplazado por otro.

Luis Suárez
El desconsolado llanto de Luis Suárez tras la eliminación uruguaya.

El uruguayo tiró al piso el VAR cuando a pesar de ganarle por 2 a 0 a Ghana, su selección fue eliminada. Claro, durante el juego, hubo dos o tres, o cuatro jugadas que debieron revisarse para “hacer justicia”, pero ni siquiera se tomaron un minuto para ver si aquello que pedían los jugadores era cierto. Como no hubo VAR ni tu tía para Irán tampoco, al que le negaron hasta la revisión de un penal en el último minuto nada menos que contra los Estados Unidos… hablame de justicia…

Se habrán quedado sin mundial Cavani, Luis Suárez (todos lloramos con él) y los tres millones de uruguayos. Pero nos vengó a todos los que transpiramos fútbol. Los de verdad, los que no dormimos por nuestro equipo o por nuestra selección, no los que se acuerdan de este juego cada cuatro años.

Los poderosos siempre ganan y este sábado a las seis de la tarde en Qatar (12 del mediodía hora argentina,) va a lucir resplandeciente otra pantalla dirigida por otros árbitros, inmaculados ellos, el aparatito y jueces, para impartir “justicia”, esa que aceptaron los dirigentes y nos tiene a todos con el alma y el corazón en la garganta, a los futboleros y a las casas de apuestas, que la levantan en pala en segundos mientras ludópatas que no vieron un partido en su vida apuestan si esa “justicia” va a cobrar penal o saque de arco. Y cuanto más duden los “justicieros”, más dinero se llevan las apuestas que van a terminar matando al fútbol.

Mufa, cábalas y pensamiento mágico: las incomprobables cuestiones que nunca hicieron un gol

Escribo esto con resignación. Los dirigentes de las federaciones de cada país aceptaron el VAR y los hinchas y los jugadores no tenemos más remedio que aceptarlo también, como una regla más de este noble deporte o como la irremediable lluvia que nos cae en medio de un partido y no tenemos más autoridad que opinar. Aceptamos participar de esta copa del mundo y las reglas las escribieron antes, así que a llorar al campito.

Si pienso como hincha de la tribuna (de las viejas, de tablones de madera que daban terror a medida que los sentías doblarse sin partirse con el “aliento” en cada salto) tendría que decir que el VAR nos va ganando a los argentinos apenas por tres a dos, ya que nos anularon tres goles (mentira, lo que se anula es la jugada previa) y nos “dieron” dos penales que ni el más sacado de aquellos tribuneros se habría animado a pedir, ni siquiera a suponer.

Pero los futboleros no sacamos esas cuentas miserables. Vivimos con pasión y locura cada jugada. Nos transpiran las manos mientras miramos a nuestra selección, le hablamos a los jugadores como si pudieran escucharnos, nos atragantamos con la picada o no podemos probar bocado desde la previa hasta tres horas después del partido, alentamos a una selección lejana por motivos inconfesables. Sin embargo, hay algo en lo que todos coincidimos, favorecidos o perjudicados. Sentimos que el VAR nos está ganando por goleada. Por eso, gracias Edinson por vengarte del VAR. Hiciste lo que todos queremos hacer. Diego Armando Maradona, el viejo y querido fútbol argentino y este cronista te estamos eternamente agradecidos.