DEPORTES
En primera persona

Para los hinchas de Chacarita Juniors no hay pan, circo ni justicia

Esta tarde el tricolor de San Martín empató con San Miguel 1 a 1 en su cancha. Por el asesinato de un hincha, se jugó a puertas cerradas.

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Chacarita. | CEDOC

El presidente Javier Milei le contestó a las críticas de la expresidenta Cristina Kirchner que “son tiempos de un poco de show”. Pero a los hinchas de Chacarita Juniors ni siquiera les dejan el “show” de poder ver a su equipo. Las actuales autoridades de la Argentina no entendieron siquiera aquello de Pan y Circo, que propugnaban los romanos, y como de costumbre, castigaron a muchos por el crimen de unos pocos o del principal acusado, vaya uno a saber.

¿De qué hablamos? Bueno, del aumento del pan y de todos los alimentos ya nos expresamos en muchas otras notas de Perfil. Puntualmente en esta vamos a hablar de violencia. En las canchas y en la vida, un tema recurrente, sin solución y con premios y castigos siempre errados.

En la primera fecha del torneo de la Primera Nacional, en la tribuna local de Chacarita Juniors, o en sus inmediaciones, asesinaron a una persona. La situación y los detalles en que ocurrió el apuñalamiento que terminó con la vida de Jorge Durán no están claros y corren mil versiones, como suele ocurrir en estos casos.

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Chacarita 1 San Miguel 1

A dos semanas del hecho, la vida y el fútbol sigue, pero ya hay 25 mil castigados. Los sufridos hinchas de Chaca, que suelen llenar su estadio, por cuatro partidos de local (y no está claro si también el de la Copa Argentina en cancha neutral) no podrán ver a su equipo en vivo, muchos de ellos a pesar de tener un derecho adquirido por ser socios o pagar su abono anual. Otros, ni siquiera  asistieron a aquel partido con un desenlace fatal… que aún confirmada la muerte de Durán, se siguió jugando. Cosas de esta Argentina 2024… Algún distraído preguntará cómo… Es que el jefe del operativo de seguridad le dijo al árbitro del encuentro que estaban dadas las garantías para que el partido siguiera, y siguió, nomás.

En esta Argentina 2024 se naturaliza nuevamente lo peor de todos nosotros. Matan a una persona en una cancha, pero se puede seguir jugando un partido de fútbol. Vemos cada día más gente durmiendo en la calle como si nada. Un colectivero picanea a un padre de familia porque no puede pagar el viaje. Fui testigo de una mamá pidiendo limosna caminando en el pasillo de un subte mientras amamantaba a su hijo de dos años sin que a nadie se le moviera un pelo… Cada lector tendrá en su memoria alguna invisibilización de un drama humano que sería digno de un drama de Nikolái Gógol, pero de este lado del mundo y dos siglos después. Se ve una y otra vez que la humanidad no aprendió nada…

Pero seguimos adelante. Eso sí, ya tenemos un castigo que no va a resolver absolutamente nada: pagan los hinchas. Aquellos hinchas que repudiaron la violencia durante toda la tarde del asesinato de Durán. Y que se cansaron de la violencia de un puñado de barras que condicionan la vida de todo un club. En Chacarita, en Gimnasia de Mendoza (que no fue sancionado por la muerte de Ricardo Balle) y en cualquier club de la Argentina, las barras son un poder enquistado que cada vez está más sólido. La medida “temporaria” de no dejar entrar a hinchas visitantes a los estadios, lleva años sin solucionar nada, pero goza de muy buena salud y no va parece que vaya a cambiar por décadas deformando una fiesta popular que ya no es lo que era.

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Chacarita 1 San Miguel 1

En este contexto se jugó un partido fantasma. Claro, en Chacarita Juniors, hace dos temporadas se juega a cancha llena casi siempre. Entonces es raro asistir a un encuentro donde se oyen los gritos de los jugadores, las indicaciones de los directores técnicos y hasta el impacto de los botines sobre la pelota como si se tratara de un entrenamiento.

Encima, los memoriosos de Chaca recuerdan con angustia el primer partido de su historia con el rival de hoy, San Miguel. Fue en 1981 y la institución que fue campeona de primera en 1969 y que le pegó un baile monumental al Bayern Munich de Franz Beckembauer y Zepp Maier, descendió a la Primera C y jugó su primer partido contra el verde en su cancha de la localidad homónima, y al festejar un gol, se vino abajo una tribunita tubular improvisada con cinco mil hinchas de Chaca, en un hecho que pudo ser una tragedia y que apenas tuvo algunos heridos. San Miguel se había fundado en 1922 pero recién en 1978 comenzó a competir en el fútbol de AFA. No quiso perder su localía contra el tricolor y el capricho y la desidia dirigencial casi le cuesta una pila de muertos.

Esta tarde se jugó otro partido entre el tricolor y el trueno verde, en el que empataron 1 a 1. Se había puesto en ventaja Chaca con gol de Rodrigo Salinas, de penal en el primer tiempo, y empató Muller para San Miguel a pocos minutos del final del partido, con un zapatazo inatajable para Losas.

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Me tocó, por primera vez, trabajar en esta cancha. No es que haya debutado como periodista hoy, sino que siempre que hubo un acontecimiento importante en el estadio ubicado en Villa Maipú, tenía otras responsabilidades laborales y sólo había venido “a alentar”. Vine por primera vez a este templo del fútbol en brazos de mis padres, fui socio 45 de 50 años de vida en dos etapas: mi papá me hizo socio el día que nací, antes de pasar anotarme en el Registro Civil y cuando cumplí 50 años, pasé a ser Vitalicio, con lo que me aseguré el derecho de asistir a los partidos de mi querido Chaca hasta el final de mis días. Eso sí, si las autoridades de turno no disponen otra cosa, como en este 2024.

Fue rara la sensación de tener que pedir permiso (“Acreditación”) para entrar a la que considero mi segunda casa. Recorrer sus rincones desiertos, sentarme en un rinconcito de la Platea Carlos Cerruti, con otros periodistas partidarios, sufrir el silencio de un estadio vacío. En el mismo estadio donde jugaron Francisco Campana, Mario Rodríguez, Ángel Marcos, Carlos García Cambón, Claudio Marangoni, Carlitos Ischia, Enrique Borrelli, Leopoldo Jacinto Luque, Rubén Capria, Carlos Moreno y más acá, Damián Manso y Nicolás Oroz. Y que vinieron a jugar para otros equipos glorias como Mario Boyé, José Sanfilippo, Roberto Perfumo, Norberto Alonso, Ricardo Bochini y el mismísimo Diego Armando Maradona, siempre se jugó ante multitudes. Pero esta vez, éramos solo un puñado de periodistas, algunos allegados, dirigentes de ambas instituciones y autoridades de seguridad. Esta vez el operativo fue impecable.

Preocupación en Chacarita: su capitán, Luciano Perdomo sufrió un accidente camino al entrenamiento

Me acompañaron en el corazón, como siempre, los que “alientan desde la tercera bandeja”, mi viejo, mi abuelo, los hermanos Cataldo, el negro Thiery, Rafa, José y muchos más, aquellos que me hicieron sentir el orgullo de ser hincha de Chaca. Pero también me acompañaron con el alma Santino, Luca, Juan, León y Salva, quienes nos escuchan hablar de las glorias de Chaca como mis amigos y yo escuchamos a nuestros mayores. Me hicieron falta esos amigos, a quienes extrañé poder comentar las incidencias del partido, durante toda la tarde de fútbol, que no pudieron venir, castigados por un crimen que no cometieron.

¿Cuánto falta para que aprendamos a convivir? No con la violencia y los delitos, sino con quienes son hinchas de otro club o con quienes no piensen como nosotros. ¿Cuánto falta para que haya justicia con los buenos y castigo a los malos? ¿Tan difícil será construir una sociedad donde primen la humanidad, la solidaridad y el respeto por el otro? Y sí, si se siguen tomando medidas equivocadas, van a pasar cien años y no va a cambiar nada. Pero por este camino, nos vamos a quedar sin fútbol y sin país…