¿Por qué Productividad Inclusiva? Porque el común denominador de un proceso socioeconómico exitoso y sostenible es el aumento de la productividad y, simultáneamente, la inclusión social. La productividad aislada solo mejora en parte el bienestar social. Mientras que el intento de gestionar inclusión sin mejora de productividad no es sostenible y se asocia, en muchos casos, a políticas demagógicas que solo perduran un período acotado de tiempo.
Concretamente, el concepto de Productividad Inclusiva (PI) se refiere a la combinación entre aumento de la productividad con una mayor inclusión social y generación de empleo formal. Las propuestas de la PI descansan en elementos dados por inversión, impulso al empleo formal y, en efecto, mejor distribución del ingreso. En síntesis, se trata de impulsar la inversión en capital físico y humano, vía mejor educación y mayor capacitación, para así aumentar la productividad y el empleo formal.
El objetivo de arribar a mejores niveles de productividad ha sido un común denominador en todas las economías del mundo, a lo que se agrega, simultáneamente, la necesidad de un masivo proceso de inclusión. Por inclusión entendemos las condiciones para un mayor acceso de los ciudadanos a puestos de trabajo formales, mejor nivel de salarios, mejor distribución del ingreso, mayor acceso al sistema de salud, educación y capacitación productiva, lo cual se traduce en condiciones adecuadas para un menor nivel de pobreza e indigencia.
Al observar la experiencia de las economías respecto a los aspectos precedentes, se identifican patrones comunes, así como también matices diversos. En ese sentido, es útil la diferenciación entre economías desarrolladas y en vías de desarrollo o emergentes. Las primeras componen el grupo que expone procesos de crecimiento y estabilidad macroeconómica de amplio alcance, aun ante shocks que afectan esos procesos, los cuales se traducen en desalineamientos temporales. Contrariamente, el segundo grupo lo componen economías que, en general, exponen procesos favorables pero acotados de crecimiento y, en simultáneo, dificultades de distinta intensidad en el control de la inestabilidad macroeconómica, experiencias de escaso control de variables fundamentales como los precios y el tipo de cambio.
No obstante, en ambos grupos hay matices respecto a la gestión de la inclusión social. Si bien en las economías desarrolladas se han conformado procesos de inclusión, hay que notar que el contexto donde se generaron ha tenido modificaciones muy marcadas, entre ellas efectivamente se encuentra la automatización de la estructura productiva. Por este motivo, es posible notar diferencias adicionales a la conocida dualidad entre economías avanzadas y emergentes. Esas diferencias se identifican al evaluar las políticas económicas con una visión sistémica, pues desde este punto debemos incorporar la inclusión social al proceso de crecimiento económico como un factor de sostenibilidad del proceso.
Por lo tanto, no hay aumento sostenible de productividad sin inclusión, ni tampoco inclusión persistente sin aumento de productividad. Esta interacción virtuosa se aleja de los preceptos unidimensionales que en diversos períodos de la historia han estado presentes en la política económica. Para la visión del proyecto PI no es correcto el mero ajuste para lograr mejora de productividad y no es consistente la inclusión vía impulso a la demanda.
Productividad Inclusiva es una propuesta de impulso a la productividad donde el común denominador es la mejora sostenible en el bienestar de todos. En definitiva, la construcción del camino hacia el desarrollo económico y social. La Argentina ha alternado entre políticas económicas que han priorizado la productividad y otras, la inclusión. Es necesario buscar caminos en los que avancen juntas, aunque no sea a la misma velocidad, tal como sugieren otros casos en el mundo que han logrado aumentar el crecimiento económico –potenciado por el cambio tecnológico– con mejoras en la calidad de vida de su población. En este sentido, el proyecto de Productividad Inclusiva (…) sostiene que es indispensable el esfuerzo mancomunado de todos los sectores de la sociedad, públicos y privados, para acordar un diagnóstico y políticas públicas cuyos objetivos deben ser principalmente la inversión en capital humano y físico, el empleo formal, la reducción de la pobreza y la mejora de la distribución. El presente es un proyecto con mirada amplia que, teniendo en cuenta la desaceleración de la productividad en el mundo –especialmente en nuestra región, y el aumento de la desigualdad, resalta el rol del Estado y de las instituciones sociales en el acceso a la educación y salud de calidad, claves para lograr un crecimiento verdaderamente inclusivo.
*/**Autores de Productividad Inclusiva: El desafío de la productividad y la inclusión social, Universidad Austral Ediciones.