ECONOMIA
Impuestos

Admiten que el nuevo acuerdo con el FMI implicará una mayor presión fiscal en el país

Se estima que el próximo año la presión fiscal podría subir del 36 o 37 por ciento sobre el PBI que se encuentra actualmente a más del 40 por ciento.

FMI
FMI | Bloomberg

Durante esta última semana se fueron sucediendo reuniones en Washington con la delegación que viajó a la capital estadounidense para seguir trabajando con funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI), con el fin de avanzar en los lineamientos del futuro acuerdo, lo cual implicará asumir una mayor presión fiscal sobre los sectores productivos y comerciales del país a partir de 2021.

Fuentes del gabinete económico indicaron que el objetivo del nuevo programa con el FMI abarcará una reducción sustancial del grave déficit fiscal que padece el país, que este año llegará a un desequilibrio primario del 7,5 por ciento, contemplando una presión fiscal más fuerte y sostenida.

“Ya sabemos lo que pasa en la Argentina cuando se hacen duros ajustes sobre el gasto público. Sin dudas que la mejora debe venir por el lado de los ingresos”, resaltó una fuente de Economía.

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De allí es que se estima que el próximo año la presión fiscal podría subir del 36 o 37 por ciento sobre el PBI que se encuentra actualmente a más del 40 por ciento.

El punto central es que, con un año muy duro a nivel global por los terribles efectos de la pandemia, países de distintas regiones del mundo vienen revisando su esquema tributario para atraer más inversiones, lo cual muestra un camino inverso al que propone el Ejecutivo.

El tributarista César Litvin recalcó que “este año hubo incremento de impuestos, nuevos impuestos, tanto nacional como provincial, y hasta suba de ingresos brutos en diversas regiones”.

“La tendencia es a subir impuestos cada vez más y no hay una voluntad de baja del gasto político lo que genera una irritación muy grande de los contribuyentes cumplidores. Precisamente, la presión fiscal es mucho más elevada si se tiene en cuenta los contribuyentes que cumplen y el efecto inflacionario”, aseguró Litvin.

El tributarista advirtió que “lo que está haciendo la Argentina con los impuestos va en contra de lo que se viene dando en el mundo, justamente es bajar el gasto público y disminuir los impuestos para atraer inversiones”.

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La realidad demuestra que en este año se aumentaron impuestos a los Bienes Personales, las retenciones, algunos tributos internos y se crearon otros como el denominado País, que se aplica sobre la compra venta de divisas.

Hay un dato de la realidad fiscal que es sorprendente. Según las cifras del Banco Mundial “las empresas argentinas pagan en impuestos un 106% por sobre sus ganancias. Es decir, de cada 100 dólares que gana un empresario, 106 se le debe pagar al Estado”.

Otro dato contundente del Banco Mundial, constata que de 170 países medidos en cuanto a su presión tributaria sobre las empresas, la Argentina ocupa el puesto número 21 de los que aplican mayores niveles de tasas.

Iván Sasovsky, tributarista, enfatizó que “cualquier empresario argentino no sólo no obtiene ganancia, sino que debe pagar impuestos inclusive con su inversión inicial”.

 Precisamente, otro informe, en este caso de Data Driven Argentina, realizado en base a datos del Banco Mundial y PWC, advierte que ese guarismo del 106% es una cifra sólo superada por las Islas Comoras (África).

No obstante, la presión impositiva argentina es superada por varios de los países miembros europeos de la OCDE (promedio, 41%): Francia, Noruega y Finlandia ocupan el podio de la muestra con más del 50 por ciento.

Claro, con una pequeña salvedad, que es que en esos países el nivel de prestación del Estado es de absoluta cobertura y calidad, tanto en educación, salud, seguridad social.

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Data Driven detalló que "son los impuestos que gravan a las empresas los que colocan al país en una situación única: en la Argentina, la presión impositiva a la producción es la mayor entre todas las economías relevantes del planeta".

"Lo más llamativo es la inversión de la relación que se observa entre presión fiscal y niveles de ingreso (medida de desarrollo económico)".

"Los países de la OCDE, el club de economías desarrolladas, cobran impuestos a la producción relativamente bajos (promedio, 41%), pese a que su presión fiscal total es alta", sostuvo el informe.

Por su parte, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) recalcó en su último informe que mide la participación del Estado en la renta agrícola, que los impuestos representan el 59,2% (ingresos menos costos) de una hectárea agrícola.

“En otras palabras, de cada $100 que genera el productor, $59,2 quedan para los distintos niveles de gobierno”, explicó David Miazzo, economista jefe de FADA.

El informe realiza la medición nacional, haciendo un promedio ponderado de cultivos, y también lo analiza para cada grano. En esta medición se conoció que la participación del Estado en soja es del 64,6%, maíz 49,7%, trigo 55,2% y girasol 49%.

Por su parte, dese la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) advirtieron que la presión impositiva en este momento se lleva el 50 por ciento promedio de la facturación de las pequeñas y medianas empresas en la Argentina, ya sean industriales, comerciales o de servicios.

“La maraña de impuestos hace que muchas actividades sean cada vez menos rentables”, resaltó una importante fuente de la entidad.

De hecho el tema es motivo de agenda permanente de la Unión Industrial Argentina (UIA), un aspecto que los dirigentes de la central fabril está dispuesto a dar batalla en este tema, más que en el próximo mes de abril habrá renovación de autoridades de la entidad.

LR CP