Desde este 1 de mayo, el economista chileno Rodrigo Valdés comienza su gestión con director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), desde donde se realiza el monitoreo del cumplimiento del acuerdo alcanzado entre Argentina y el organismo.
El nuevo director asume en un momento donde el gobierno argentino pretende redefinir las metas del acuerdo debido a los magros ingresos de divisas provocados por el impacto de la sequía en las exportaciones.
Valdés fue designado a fines de febrero para reemplazar al brasileño Ilan Goldfajn, quien renunció al FMI para postularse como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), un cargo que asumió a fines de 2022. También fue ministro en su país entre 2015 y 2017 durante la gestión de Michelle Bachelet.
Massa apuesta al FMI y a la mesa con los empresarios y los gremios
"Estoy encantado de que Rodrigo se una a nuestro equipo como el nuevo Director de Departamento del Hemisferio Occidental. No es ajeno al FMI, ya que se desempeñó como Director Adjunto en los Departamentos de Salud Sostenible y Europa de 2009 a 2012, donde se le recuerda como un administrador atento y por su peso intelectual mientras ayudaba a los países a superar las secuelas de la crisis financiera mundial", señaló Georgieva en la comunicación de la designación.
Aunque las negociaciones del programa con la Argentina están a cargo de un equipo técnico, encabezado por el venezolano Luis Cubeddu, siempre son supervisadas por el director del Departamento.
El programa de US$ 57.000 millones de dólares -luego reducido a US$ 44.000 millones- fue firmado originalmente por el gobierno de Mauricio Macri y con Alejandro Werner al frente del Departamento. Luego de la salida de Werner, la renegociación con el actual gobierno sucedió bajo la supervisión de Goldfajn.
Por qué Argentina enfrenta el riesgo de una devaluación desordenada
Redefinición del acuerdo
En el acuerdo firmado con Argentina, se prevé que el FMI desembolse unos US$ 10.600 millones en lo que resta del año, a cambio del cumplimiento de metas de acumulación de reservas y, sobre todo, de reducción del déficit fiscal.
El Gobierno argentino negocia con el organismo el anticipo de parte de esos fondos, con el argumento de que el impacto de la sequía fue muy superior al esperado y pegó más duro de lo proyectado sobre la recaudación impositiva.
El equipo económico de Sergio Massa le explica a los técnicos del FMI cómo se derrumbó el ingreso por el impuesto a las exportaciones del agro, y cómo eso se transfirió a una caída de reservas brutas que están punto de quebrar el piso de los US$ 36.000 millones.
LM/ff