Qué hacer con el gasto público es uno de los temas que generan más diferencias dentro del equipo de economistas del PRO, hoy en Cambiemos. Allí conviven Carlos Melconian, Alfonso Prat-Gay, Rogelio Frigerio, Federico Sturzenegger y Hernán Lacunza, entre varios otros. Todos comparten el diagnóstico de que las erogaciones del Estado crecen por encima de la velocidad con que lo hacen los ingresos. De hecho, ese punto de partida es compartido hasta por el economista estrella del sciolismo, Miguel Bein.
Sin embargo, hay dos miradas contrapuestas sobre qué debe hacerse ante una montaña de partidas que salen del Estado hacia múltiples fines:
◆ Una apunta a un recorte nominal de las erogaciones, bajo criterios de eficiencia y priorizando finalidades para los fondos. Así, se estaría aplicando lo que el Gobierno no tardaría en calificar de un tradicional “ajuste”.
◆ La otra, y que ha sido adoptada hasta ahora –al menos en la campaña– por ser políticamente viable, aspira a licuar las partidas para diversos fines, congelando su nivel de aumento mientras crece el producto bruto interno. Así, no hay un corte nominal abrupto que anunciar, pero se va reduciendo el peso de distintos sectores sobre el presupuesto total.
Tal disquisición circula en papers dentro del heterogéneo equipo de economistas que rodea a Mauricio Macri, que se cuida sobremanera de cada palabra que suelta al menos hasta la segunda vuelta.