El Gobierno aspira a mantener una tasa de crecimiento del 4% para los próximos años, para lo que se necesita que la inversión se mantenga alrededor del 25% del PBI, una meta difícil cuando la mayoría de los empresarios espera a octubre para ver si el Gobierno corrige o profundiza el modelo.
La ecuación para definir o no inversiones cambia según el sector del que se trate:
◆ Hay inversores cautivos, que aprovechan un tipo de cambio “barato” para importar maquinaria, algunos de los que además tienen la garantía de un mercado interno para sus productos –sin competencia de importados o en procesos de sustitución de importaciones–, como electrónicos, motos, textiles, alimenticias;
◆ Otras empresas que el Gobierno necesita que inviertan –como las petroleras– y que por eso reciben señales e incentivos con nuevas reglas, como el caso de Chevron;
◆ Y también hay firmas que pisan el freno y no invierten, como es el caso de los actores más vinculados a la liquidación de dólares –exportadores– y aquellos que requieren una intensiva inversión extranjera directa. El ejemplo claro es la minera brasileña Vale, que levantó su proyecto en Mendoza.
“Se está mirando a las elecciones”, reconoció Sergio Montagner, presidente del 6º Coloquio de la Unión Industrial de Córdoba. El inversor local mira la competitividad y los problemas para importar insumos. El inversor externo, en tanto, mira el dólar. “Cómo hacés para explicarle a un inversor que tiene que comprar títulos afuera y liquidarlos acá para sacarle un mejor rendimiento a sus dólares y que no se los liquiden al oficial?”, se pregunta en diálogo con PERFIL en Córdoba el economista Roberto Frenkel.
La inversión, entonces, queda restringida a unas pocas oportunidades. Hoy, el que puede importar máquinas, aprovecha, porque el dólar está barato para importar. Las máquinas son como los autos de alta gama, hay un uno a uno virtual, relata un joven industrial.
“Las empresas extranjeras tienen problemas en la Argentina para girar utilidades y entonces las reinvierten. Todo eso se va a contar como inversión extranjera, pero no ingresaron dólares, analiza el ex representante ante el FMI y hoy asesor de empresas, Claudio Loser. Las inyecciones de IED desde el exterior cayeron 9% el año pasado, según la Cepal, aunque si se toma en cuenta la reinversión de utilidades, la inversión extranjera creció 27%.
En el segundo trimestre la inversión creció 11,4% interanual, pero un año antes había caído 10,5%, según el último informe del economista Orlando Ferreres. Así, el nivel de inversión sobre PBI se mantiene en 21%, por debajo de lo necesario.
En tanto, las compras y ventas de compañías cayeron y están en un piso mínimo en los últimos diez años. Los precios son bajos y las operaciones son pocas y la principal razón para vender es irse del país, explica Pablo Louge, socio de Allende & Brea. Las que tienen liquidez, compran inmuebles o empresas más chicas, indica.
Las operaciones que se realizan hoy tienen que ver con la oportunidad o sectores de mediano y largo plazo aunque con montos chicos que promedian los US$ 20 millones, describe Ignacio Aquino, socio del área de fusiones y adquisiciones de PwC. El tipo de cambio, en tanto, “es factor de negociación. Ningún comprador quiere comprar al paralelo y ningún vendedor vende al oficial”. “Haya un cambio o no en las elecciones, probablemente se tomen ciertas medidas en un contexto donde la mayor debilidad de la Argentina es la necesidad de entrada de capitales”, asevera Alejo Costa, jefe de estrategia de Puente.