Los efectos de más de 2 años de sequía y las heladas registradas en febrero, Argentina podría perder US$ 20.468 millones por exportaciones, de acuerdo con un informe del Área de Agricultura de CREA.
El cálculo se basa en una proyección de cosecha de 31,1 millones de toneladas de soja y 38,6 millones de toneladas de maíz, cifras que podrían reducirse aún más en las próximas semanas si no se registran precipitaciones suficientes.
En la región núcleo, con un escenario normal de clima se esperaba producir 19,7 millones de toneladas de soja. El 9 de febrero la estimación bajó a 10,4 millones y al 2 de marzo, se estima que serán solo 6,5 millones, según la Bolsa de Comercio de Rosario.
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En la misma región, el 17% del maíz tardío está perdido y el 85% restante está en condiciones de regular a malo, según la entidad.
Los técnicos del área de Seguimiento Forrajero Satelital de CREA identificaron una superficie de 1,90 millón de hectáreas afectadas por la inédita helada ocurrida el pasado 18 de febrero, un fenómeno que redujo aún más las perspectivas de cosecha de granos gruesos.
“Una helada temprana en un momento tan inusual, además de problemas productivos, traerá en algunos casos también problemas de calidad de los granos, con lo cual será necesario, en tales situaciones, buscar alternativas de comercialización en el ámbito forrajero”, explicó Gustavo Martini, líder del área de Agricultura de CREA.
Ganadería
En cuanto a la ganadería, los técnicos CREA señalan que 2023 es el peor año en términos de productividad forrajera desde 2000.
El daño a la base forrajera es tan profundo que se espera que en 2024 la cantidad de terneros por nacer a nivel nacional caerá en un rango de 400.000 a 800.000 ejemplares.
“En las empresas CREA el impacto del desastre climático en las preñeces no caería de manera significativa porque los empresarios que integran la red tomaron muchos recaudos para anticiparse al actual escenario”, comentó José Lizzi, líder del área de Ganadería de CREA.
Entre las medidas implementadas se incluye la liberación del campo con ventas de hacienda orientadas a ajustar la carga animal en función de la oferta forrajera disponible (lo que implicó descapitalización porque gran parte de las ventas se hicieron con precios deprimidos) y encierre de destetes precoces e híper precoces en corrales tanto propios como de terceros (hotelería).
“Nos queda a partir de ahora una ventana de unos 90 días para acomodar el presupuesto forrajero, lo que dependerá de la evolución de las lluvias en cada zona”, apuntó Lizzi.
LM / MCP