Para el Círculo Rojo, la redefinición del acuerdo del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es una agenda prioritaria para sus intereses. Ya sea por beneficios directos de una mayor disponibilidad de dólares para dinamizar las actividades sectoriales, como también para sostener sus negocios dentro del ecosistema de las finanzas mundiales.
Eso motivó a que varios espacios tuvieran participación clave en la flexibilización de las metas de acumulación de reservas, con eje en el efecto de la sequía y las complicaciones para sostener la actividad económica en alza, con capacidad de generar divisas.
“Venimos teniendo muchos encuentros con el Gobierno, el Banco Central y todo el equipo económico, quien nos invitó a participar cuando vino la misión técnica de febrero, en donde expusimos, en una larga reunión, el impacto de la sequía en todas las regiones del país y también por cultivos. Le dimos al Fondo Monetario toda la base histórica de producción, stock, previsiones e impactos económico, entre otros puntos”, confirmó a PERFIL, el presidente de la Cámara de Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales CIARA-CEC, Gustavo Idígoras.
Ante la crisis de la sequía, los productores piden que el Gobierno revise los derechos de exportación. Según fuentes del sector, “se está en la puerta una espiral de cesación de pagos muy fuerte, porque muchos arrendatarios perdieron gran parte de su producción y no podrán hacerles frente a las obligaciones, lo que generará una ruptura en la cadena de pagos”. Hay un agravante, muchos de los contratos en el campo se realizaron de manera informal, según admitió la misma fuente.
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Ese feeling que tiene Sergio Massa con este sector clave del campo es una muestra del “buen diálogo” que mantiene el Gobierno con el establishment, aunque no es el único sector de la producción que se sienta en la mesa con el ministro de Economía y con sus operadores del equipo económico. En el quinto piso del Palacio de Hacienda están “convencidos” de que las expectativas son parte fundamental de su plan de acción y que necesita, primero, un orden político para poder alinear, después, las cuestiones técnicas. Allí aparecieron incertidumbres por la intención del kirchnerismo de avanzar en un nuevo enfrentamiento con el campo por la falta de liquidación de soja retenida en las silobolsas.
“Un FMI más comprensivo”
La presencia de los agroexportadores en la mesa de negociación para distender las metas de acumulación de reservas del BCRA le dio razones al staff que responde a la jefa del FMI, Kristalina Georgieva, para llegar a un nuevo acuerdo. “Entiendo que todo el mundo lo ve como un organismo que condiciona la independencia económica del país, como sucedió en otros momentos de la historia del país como del mundo, pero estamos ante un Fondo mucho más comprensivo y contemplativo”, analizó el dueño de una de las grandes empresas exportadoras.
Sucede que, tanto en Washington como en Buenos Aires, sabían que el default era cuestión de tiempo y, si la sangre llegaba al río, el endeudamiento exterior de las empresas locales se iba a volver insostenible para sus negocios. La posibilidad de un waiver por el incumplimiento de la acumulación de reservas en marzo “iba a generar más incertidumbre, porque sólo estiraba una situación que era imposible de alcanzar debido a la sequía, a la guerra, pero también por la ralentización de la economía mundial”, le dijo a este medio el encargado financiero de una empresa agroindustrial.
El Banco Central cerró un primer bimestre para el olvido. “El desempeño del BCRA en los primeros dos meses del año es un anticipo de lo complejo que será para la autoridad monetaria acumular divisas en este 2023. En el primer bimestre, el saldo neto en el MULC fue negativo por USD 1.100 M, el peor arranque de año desde que se tiene registro (2003), con una liquidación del agro hundiéndose 70% a/a”, señaló un informe de Ecolatina. El panorama para adelante no es alentador: la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la Bolsa de Comercio de Rosario ajustaron sus pronósticos y elevaron la alarma para la producción de los principales tres cultivos (soja, maíz, trigo), ya que caería cerca del 25% respecto a la campaña pasada.
Más dólares, más reclamos
El martes pasado, representantes de la Unión Industrial Argentina (UIA) se reunieron con el secretario de Comercio, Matías Tombolini, y con el subsecretario de Política y Gestión Comercial, Germán Cervantes, para analizar la dinámica del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA). Durante el fin de semana pasado, los empresarios notaron una aceleración de las aprobaciones para la compra de insumos en el exterior, lo que generó un clima más distendido por la menor cantidad de reproches, aunque sí los hubo y cruzados.
“Lo que nuestras empresas están buscando es volver a poner nuestras fábricas en marcha, porque lo que nos pasó el año pasado es que nos quedamos sin insumos y se paró la producción. De esa manera, no sólo existe un exceso en los costos por el índice inflacionario, sino que además hay inflación de costos porque se está produciendo menos”, afirmó el presidente de la Fundación ProTejer, Luciano Galfione, en declaraciones radiales. El sector textil es uno de los primeros apuntados por haber mostrado una fuerte recuperación de la actividad desde la llegada de Alberto Fernández al gobierno, pero con altos índices de remarcación en la medición del Indec.
Esa postura estuvo presente en el cónclave entre industriales y funcionarios de Comercio, quienes retrucaron: “hemos notado que existe un nivel de pedidos muy por encima de las necesidades del año pasado, cuando el pronóstico de la actividad bajó”. Hay otro tema clave: el programa de previsiones que impuso el nuevo sistema tuvo muy bajo nivel de presentación, con apenas 300 empresas. Si no complementan esa información, las Siras se frenarán de manera automática, les aclararon. Esa alerta activó a un grupo de fábricas, pero el trabajo se mantiene por debajo de los pedidos ingresados en el sistema.
Las autoridades de la UIA se mostraron contrariadas ante el contundente informe y pidieron “sintonía fina” para atender los casos de urgencia, por encima de los reclamos conjuntos. Pero, a cambio, les pidieron una mayor liberación de importaciones de bienes de capital y de repuestos. “Los fierros se deterioran si no hay mantenimiento. También necesitamos darle prioridad al pago de los servicios del exterior”, pidieron los industriales, a cambio de bajar el nivel de reclamos.
LR