El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difundió este jueves 12 de enero el dato de inflación de diciembre pasado que se ubicó en 5,1% llevando el acumulado anual al 94,8% que si bien no llegó a las tres cifras, es el dato más alto a nivel anual desde 1991.
La cifra representa casi el doble que el 50,9% del año anterior y prácticamente tres más que el 33% que había esbozado originalmente el Gobierno en el Presupuesto 2022, que no fue aprobado por el Congreso.
Detrás de esa aceleración hay una serie de factores y acontecimientos que explican cómo se alcanzó ese dato récord, con el aumento de la emisión como el gran protagonista.
Emisión monetaria
El año pasado, el Banco Central siguió dándole a la maquinita. Ya en el último trimestre del 2021 se registró una aceleración en ese sentido, cuando el Gobierno intentó, sin éxito, apelar a poner más dinero en el bolsillo de los argentinos para intentar revertir el resultado electoral adverso de las PASO.
La inflación de diciembre marcó 5,1% y acumuló la mayor suba anual desde la hiperinflación
En el mencionado período, el Central le giró al Tesoro, por la vía de Adelantos Transitorios y Giros de Utilidades, más de $1,16 billones, según consigna Bloomberg Línea.
En los primeros cinco meses el 2022, sumó más de $380.000 millones, lo que parecía poner en jaque la meta monetaria con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, el último día de ese mes se compró margen al vender unos US$ 2.680 millones en Derechos Especiales de Giro (DEGs) para cancelar AT por unos $322.000 millones.
Con eso, entre junio y julio, emitir unos $572.000 millones más para asistir al Tesoro sin riesgos a incumplir la meta monetaria. No obstante, esos pesos sí continuaron presionando a la espiral inflacionaria.
Con la llegada de Sergio Massa en agosto al Palacio de Hacienda, esos Adelantos Transitorios se frenaron. Incluso se devolvieron $10.000 millones al Central, lo que dejó el saldo final de AT de 2022 en $620.051 millones.
La llegada del tigrense a Economía puede haber implicado un quiebre en lo que respecta a la asistencia monetaria directa el Central al Tesoro, pero eso no significa que no se emitiera fuerte durante el segundo semestre del año.
Incertidumbre y deuda en pesos
Otra de las vías de emisión durante 2022 fue la asistencia del Banco Central en la compra de títulos de deuda en pesos del Tesoro. El BCRA tuvo que recurrir a la emisión monetaria para adquirir, en el mercado secundario, los títulos de deuda tras el selloff que se desató en junio.
Hacia mediados del año pasado, dentro del mercado comenzaron a crecer las dudas respecto de la sostenibilidad de la deuda en pesos que ajusta por inflación (CER). Eso coincidió con la renuncia de Martín Guzmán al ministerio y derivó en un escenario de incertidumbre que llevó a los dólares paralelos a marcar nuevos máximos durante julio.
La llegada de Massa a Economía alcanzó para descomprimir la tensión cambiaria por unos meses, pero según estimaciones de la consultora 1816, la intervención en el mercado secundario le requirió al Central la emisión de $1,9 billones entre junio y diciembre, consigna Bloomberg Línea.
Dólar soja y la sangría de reservas
Otro de los factores que incidió en la aceleración de la emisión en 2022 fue la necesidad de sumas reservas. Dado el nivel de brecha cambiaria y las perspectivas de devaluación, el equipo económico del gobierno debió ofrecerle al complejo sojero la posibilidad de liquidar sus divisas a un precio diferencia más alto. Fue lo que se denominó “dólar soja”.
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Este programa de incentivo exportador estuvo vigente primero en septiembre y después en diciembre. Y según estimaciones privadas, habría requerido que el BCRA emita más de $1,75 billones para la compra de dólares del complejo sojero.
Lo mismo sucedió en diciembre con el dólar soja 2, las compras de divisas da precios de $230 por dólar, habrían forzado la emisión de otros $555.000 millones, según cálculos de 1816.
Para absorber toda esa emisión que se realizó por la vía de Adelantos Transitorios, compras de bonos en el mercado secundario y las compras de dólares al complejo sojero, e intentar que no sigan presionando a la inflación el Central tuvo que incrementar el peso de su deuda.
Con ello, el stock de Leliq y pases, que arrancó el 2022 cerca de los $4,7 billones por encima de los $10 billones. Eso, sumado a los sucesivos incrementos de la tasa de política monetaria, llevó a que los intereses de la deuda del Central cierren el 2022 por encima de los $3,38 billones.
Turbulencias cambiarias
El año pasado no estuvo exento de turbulencias cambiarias. Pero esa tensión, que se mantuvo a lo largo de casi todo el año, tuvo tres momentos en los que se exacerbó: hacia fines de enero, cuando en el mercado surgieron dudas sobre el acuerdo con el FMI; en julio, tras la salida de Guzmán y hacia fin de año.
En el 2022 el equipo económico dejó de apelar al ancla cambiaria. Pese a que el ritmo de la inflación se sostenía en niveles superiores al 5% mensual, incluso se alcanzó un pico de 7,4% en julio, el BCRA aceleró el ritmo de crawling peg para no pederle pisada a la inflación y evitar así un mayor atraso cambiario.
Normalización tarifaria
Otro de los puntos que agregó algo de combustible a la inflación, aunque más al margen, fue el incremento de tarifas convalidado en la última parte del año ante la necesidad del Gobierno de reducir el déficit primario para cumplir con el 2,5% del PBI acordado con el FMI.
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Ya en agosto, el Palacio de Hacienda anticipaba que los aumentos de tarifas con quita de subsidios arrancarían en septiembre. Y solo en el último trimestre del año, los subsidios a las tarifas de gas y electricidad medidos en dólares se redujeron en un 12%.
Esa caía representaría un ahorro cerca nos los US$ 230 millones solo en esos tres meses, ya que el nivel de subsidios pasó de implicar un gasto de US$ 2.100 millones en ese período de 2021 a US$ 1.870 millones en octubre y diciembre del año pasado.
SE / LR