OPINIóN
Pandemia por coronavirus

Efectos de la emisión, por Federico Pinedo

Para entenderlos hay que ir para atrás a lo básico de las relaciones humanas y de las acciones de unos, retribuidas por otros.

Pesos
Pesos argentinos | elluisx / Pixabay

Para entender cuáles serán los efectos de una fuerte emisión monetaria durante la crisis sanitaria que paralizó una parte enorme de la economía, hay que ir para atrás a lo básico de las relaciones humanas y de las acciones de unos, retribuidas por otros. El dinero, la moneda, lo que hace es reemplazar el trueque de intercambios entre las personas. Lo que genera la prosperidad es el intercambio de bienes y servicios. La moneda sólo representa, refleja, esos intercambios. Además, la moneda, cuando ahorrás, sirve para acumular trabajo de hoy, para usarlo mañana, tema sobre el que volveremos después.

La Argentina no tiene crédito externo ni interno por falta de una moneda creíble. Además tiene una presión impositiva extremadamente alta, que lleva a una economía negra de más de un tercio del total. En consecuencia, sólo puede financiar la ayuda ante la parálisis económica (especialmente el pago de salarios públicos y privados), con emisión monetaria directa o con préstamos del Banco Central a los bancos y de éstos a las empresas. Todos los sectores están de acuerdo en que eso es lo que había que hacer, para evitar una destrucción social, un drama humanitario inmediato y una quiebra generalizada. ¿Cuál es el efecto de esa expansión monetaria? Un gran problema es pensar de la misma manera cuando las circunstancias han cambiado.

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Tenemos muy presente la idea de la inflación y sabemos que emitir dinero la genera. Eso sucede porque la emisión de nuevos billetes baja el valor de los billetes de todos, al poner más billetes en circulación, cuando la demanda de billetes no aumentó por una existencia de más intercambios de bienes y servicios entre personas. Pero no tenemos tan presente la idea de deflación, y sería absurdo aplicar a una deflación el remedio de la inflación, que es su contrario. En la deflación los bienes no suben de precio por exceso de billetes desvalorizados, sino que bajan de precio por falta de billetes. Esto es peor que la inflación, decía Keynes, salvo excesos, en los que las dos enfermedades son mortales.

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Estamos acostumbrados a pensar la economía en un entorno donde la economía funciona, es decir, donde la gente presta y paga servicios y produce y paga bienes. No se puede pensar igual cuando la economía no funciona, por la parálisis de mucha gente que, en su casa,no produce ni cobra nada. En ese caso hay que olvidarse de los libros escritos para el día a día y ver el panorama desde arriba. Hay una sociedad. Hay gente con capacidades y necesidades. Hay fábricas instaladas que no funcionan hoy, pero sí van a funcionar mañana, si no las matamos. Si el virus va a pasar, hay que salvar a la gente y a sus empresas, tiendas, talleres, de la muerte, hasta que pase. Si no hay demanda porque no hay ingresos, hay que aplicar el remedio de la deflación y darle a los argentinos dinero para sus salarios mínimos y a sus empresitas o empresas un paraguas de protección para que no mueran por quiebra innecesaria. No se puede emitir para que algunos se hagan ricos robando, pero sí para que otros no mueran. Lo que uno roba lleva a la muerte a otro; coima mata respirador.

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Dicho esto, ¿qué pasará el día después con todos esos nuevos billetes emitidos en estos días? En primer lugar, habrá más intercambios de bienes y servicios, que requerirán dinero, así que no todo irá a precios. En segundo lugar, es muy importante que la emisión no sea un regalo para las empresas, sino un préstamo que otorgue el Banco Central, porque cuando esto termine y las empresas lo devuelvan al Banco Central, el banco podrá quemar ese dinero sobrante. Por supuesto que no se podrá devolver de golpe, pero si devolver y quemar de a poco.

Pero el secreto es uno y sólo uno: el gobierno y el Banco Central, el día uno del pos virus, tienen que generar una montaña de confianza. Tienen que lograr que la gente se quede con los pesos y los invierta en producir más. Ambas cosas. Eso sólo se logra si se tiene una moneda creíble y eso sólo se logra si se muestra una política seria a futuro, en especial en los gastos e ingresos estatales (lo fiscal) de mediano plazo, y en lo monetario (una señal clara de que no se desvalorizará la moneda por el Banco Central). Esa es la base de una estabilización con una enorme reactivación. Se puede hacer. Para eso, ¿hay que arreglar la deuda durante el corona virus? Puede ser. Pero lo que no hay que hacer es pensar como antes, aumentando impuestos, por ejemplo, porque eso incrementará la depresión y dará una señal mortal para la salida, en la que se requiere ser hiperproductivista, hiperdesarrollista, para no ser hiperinflacionario.

* Socio de Pinedo, Huici&Asoc. Ex Presidente Provisional del Senado de la Nación (PRO).