En el país de las crisis cambiarias permanentes y los salvatajes “históricos”, estabilizar sin reservas internacionales es una aventura arriesgada. La razón es simple: Estabilizar requiere apreciar el tipo de cambio. Esto empeora el balance externo al abaratar productos importados y consumos en dólares en el exterior. En un país donde se ahorra en dólares, el “dólar barato” aumenta la demanda para ahorro. Ambos efectos, presionan sobre el mercado de cambios. Si la dinámica de apreciación se acelera como ocurrió entre mayo de 2024 y marzo de 2025, el BCRA debe vender reservas para sostener la cotización del dólar. Con un nivel de reservas insuficiente, esta dinámica aumenta la expectativa de devaluación en un círculo vicioso. Los gobiernos suelen minimizar la importancia de acumular reservas internacionales argumentando que: “Esta vez es diferente”. Finalmente, cuando la tensión en el mercado de cambios se vuelve insostenible, se apela a “stocks extraordinarios” (Blanqueo, FMI, Blindaje, “Muralla de dólares”, etcétera y etcétera).
En este momento, otra vez nos encontramos a la espera se confirmen los detalles de un nuevo “stock extraordinario”. En este caso, un salvataje del Tesoro de los Estados Unidos. En el mientras tanto, el cambio abrupto de precios relativos y el aumento de la incertidumbre y la fragilidad financiera común a estos procesos de apreciación cambiaria acelerada tiene impacto significativo sobre la producción, la inversión y la estructura productiva.
Recientemente, se publicaron los datos sobre empresas registradas en nuestro país a junio de 2025 (antes de las turbulencias financieras de los últimos meses). En el gráfico 1, se presentan los datos respecto de la creación o destrucción de empresas en los primeros 19 meses de las últimas presidencias de nuestro país. Lo primero que se ve es que a nivel nacional se perdieron 16.322 empresas entre noviembre de 2023 y junio de 2025, pasando de 512.357 firmas registradas en la SRT a finales de 2023 a 496.035 firmas 19 meses después. En términos comparativos con los inicios de presidencias anteriores (hay información desde julio de 1996), es uno de los peores arranques. Sólo se ubica por detrás de los primeros 19 meses de gestión de Alberto Fernandez, periodo que estuvo fuertemente impactado por la pandemia del COVID-19 (se perdieron más de 20.000 empresas). Es relevante destacar que luego, desde mediados de 2021 y hasta finales de 2023, en la segunda parte del gobierno de Fernandez, se dio una considerable recuperación de la cantidad de firmas a nivel nacional, que culminó con una creación neta de 2.280 empresas entre noviembre de 2019 y noviembre de 2023.
Los otros períodos presidenciales que comenzaron con destrucción neta de empresas fueron el de De La Rúa, el de transición de Duhalde, el segundo gobierno de Cristina Fernández y el de Macri. Los dos primeros ocurrieron en el marco de la crisis y estallido de la convertibilidad (probablemente la crisis financiera más aguda de nuestro país) y su salida traumática posterior (en ambos casos, en magnitudes menores a las actuales). Por su parte, en los primeros casi dos años de gestión del segundo gobierno de Cristina y en el de Macri también se observa pérdida neta de empresas, aunque a una intensidad aún menor. Al observar los datos provinciales desde noviembre de 2023, sólo en Neuquén se observan valores positivos de creación de empresas netas. En el resto de las provincias la destrucción neta de cantidad de empresas es generalizada.
Mientras, las pantallas se llenan de análisis sobre el posible nuevo “salvataje del Tesoro USA” y el, día a día, se consume en las cifras sobre las ventas de dólares del gobierno o la cotización de los dólares financieros o la conveniencia de llegar “long” o “short” a la previa del 26-O, es oportuno destacar estos datos que muestran el “lado B” de este proceso económico. Sobre todo, dado que es altamente probable que este “stock extraordinario” se vuelva a utilizar para seguir por el “Mismo camino, pero más rápido”. Si esto ocurre, la sociedad se encontrará otra vez en la “amarga espera” de proyectar hasta donde dura el nuevo “stock extraordinario” mientras se dolariza a toda velocidad. Mientras, se seguirán destruyendo miles de proyectos de empresarios, emprendedores y trabajadores y la destrucción neta de empresas en los primeros 24 meses de la gestión de Milei podría llegar a ser la más importante de las últimas diez presidencias. Esperemos que no.
*Economista jefe de la Consultora Audemus.