ECONOMIA
CÍRCULO ROJO

Lobby de empresarios productivistas con Javier Milei para diseñar el "programa de posguerra"

El establishment hará lobby para la ley Bases, pero hay reparos por la preferencia importadora. La visita a la Casa Rosada intentó distender las tensiones por remarcaciones y dólares. Los empresarios aplauden el equilibrio, pero temen que la recesión deje muchas empresas en el camino y piden excepciones al ajuste.

Javier Milei presenta sus propuestas ante el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP)
Javier Milei presenta sus propuestas ante el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP) | Sergio Piemonte

El círculo rojo decidió poner presión sobre el “programa de posguerra” que el Gobierno Nacional implementará luego de que las medidas del ministro de economía Luis Caputo hayan logrado una macroeconomía estable. Es por eso que en el almuerzo organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) se terminó de confirmar para 24 horas después la reunión pedida a principios de semana por el Grupo de los Seis (G6) con el presidente Javier Milei. La idea era escuchar de parte del jefe de Estado las expectativas políticas y económicas; pero, también, quitarle el sesgo antiproductivista que reina en la Casa Rosada.

El establishment buscó convencer a Milei que el fuerte acompañamiento público, ante medidas impopulares, es genuino. Ese paso se convirtió en clave para poder ahondar en un diálogo que de certezas a mediano y largo plazo. “Queremos saber si el resultado del esfuerzo nos incluirá o no”, le dijo a PERFIL el integrante de la mesa de conducción de la Unión Industrial Argentina (UIA). Sucede que el círculo rojo productivo quiere cambiarle la imagen que tiene el jefe de Estado de ellos. “Odia a los productores, porque le disfrazan los costos y aumentan sin sentido”, confesó una fuente que participó de reuniones en Casa Rosada.

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Después de que Caputo aprobara el test empresario en el almuerzo del Cicyp, las puertas de la Casa Rosada se abrieron. El jefe del Palacio de Hacienda pasó sonriente por el encuentro que el círculo rojo le había preparado para “reconocerle” los resultados económicos de los primeros cien días de gobierno. La antesala fueron elogios a la baja de una inflación que auguraban “descontrolada”, la calma financiera, el ordenamiento de las cuentas fiscales y la libertad de precios en las góndolas. Con pocas dudas, el establishment productivo aplaudió el plan libertario y se comprometió a darle aire en los debates legislativos y a poner la cara ante los reclamos sindicales.

Primero orden macro, luego plan de reconstrucción

Los dueños de las empresas más poderosas del país esperan que Caputo les “ordene lo antes posible” la macroeconomía para poder avanzar en el plan de reconstrucción. Para eso le reclamaron la constitución de mesas sectoriales. El objetivo es ponerle las condiciones de la “etapa posguerra” que, denunciaron a coro con el ministro, dejó de herencia Sergio Massa, en su paso por el Palacio de Hacienda. “Esto es tierra arrasada. Este escenario era inevitable, pero hay que salir rápido, porque el costo social y productivo es muy profundo. ¿Cuántos abuelos, cuántos trabajadores y cuántas empresas menos puede soportar esta Argentina?”, se cuestionó otro de los comensales.

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Según los ejecutivos de las empresas, el diálogo con el Ministerio de Economía es “constante”. “Lo que no existe es resolución a los problemas”, se lamentó uno de la veintena de integrantes del establishment local que se sentó en la mesa principal, junto a los funcionarios. Algunos recuerdan la experiencia que tuvieron durante la gestión de Francisco Cabrera en el Ministerio de la Producción, en donde “sobraban las reuniones, pero faltaban medidas para ayudar al sector productivo”. Se esperanzaron con un cambio, luego del cónclave presidencial.

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Como señaló PERFIL, el antecedente del surgimiento del Pacto de Mayo fue el viaje de empresarios con Milei al Vaticano, en donde le pidieron al Presidente que evite nuevas derrotas legislativas. En Roma, el Gobierno también les mostró su plan de reactivación de la economía, a partir de la atracción de grandes inversiones en sectores clave, como la energía, los hidrocarburos, la minería y el agro. Según confiaron fuentes que estuvieron en esa gira, la encargada de entusiasmar a los capitales mundiales es la canciller Diana Mondino, que está preparando una nueva incursión a Europa y Asia junto al sector privado. Algunos esperan que no se transformen en los viajes que organizaba el exsecretario de Comercio kirchnerista Guillermo Moreno.

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Esa apertura al mundo, que Caputo elogió ante el Cicyp, encontró reparos en parte de la oligarquía empresaria argentina: “tiene que haber condiciones de competitividad y para eso primero tienen que bajar los impuestos a la producción nacional”, se quejaron, a coro. Ahí, uno de los más preocupados es la UIA, fuerte defensora del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023 y militante de la Ley de Bases que el Congreso desactivó en el verano. Ese revés al Gobierno le permitió a la entidad que lidera Daniel Funes de Rioja reparar en un punto clave: el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).

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El miércoles pasado, la entidad fabril comenzó con un lobby legislativo para modificar ese artículo, porque encontraron que los beneficios para las inversiones serán solamente para las empresas extranjeras, mientras que las nacionales seguirían bajo el mismo régimen vigente, con todas las cargas impositivas existentes. “La propuesta legislativa actual privilegia las importaciones en lugar de fomentar el desarrollo de proveedores locales, ya que incluye beneficios para la importación tanto de equipamiento como bienes e insumos sin generación de valor local”, formalizó la UIA.

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El jefe del Palacio de Hacienda llegó el jueves al Hilton de Puerto Madero acompañado por el ministro del Interior, Guillermo Francos, y se mostró receptivo al diálogo con los multimillonarios que colmaron el salón del segundo piso del hotel porteño. Aun con palabras de aliento, los representantes de cada sector le plantearon temas puntuales para resolver “urgente”, pero Caputo les respondía con pedidos de “paciencia”, cuando se trataba de números que se resuelven en la plantilla de excel. Muchos creyeron ver una versión nueva del ministro: “parece estar más desenvuelto en la arena política”, reflexionó ante PERFIL uno de los empresarios presentes.

Un Caputo más político sorprendió a la platea empresaria

“Habló de la situación económica, de los resultados y ratificó el plan hacia adelante, pero no detalló nada sobre los pasos a seguir, ni cómo hará para lograr el superávit fiscal que reduzca la presión impositiva. Tampoco precisó plazos de la salida del cepo y cuando se le preguntó por dolarización, no dio precisiones de cómo se va a llevar a cabo. En definitiva, pareció más un político, que un economista”, razonó el presidente de una de las entidades del G6.

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Hubo varias preguntas que se hacían los empresarios. Algunos querían escuchar una fecha del levantamiento del cepo cambiario; otros pretendían saber de una próxima devaluación; mientras que los más afectados por la recesión esperaban una fecha aproximada de la recuperación en V que espera el Gobierno. “El segundo semestre comenzará en agosto o septiembre”, se atajaron algunos integrantes del círculo rojo, según los cálculos que les hicieron sus analistas.

Francos y su lobby para lograr respaldo a la ley de Bases

En el cónclave del Cicyp, los empresarios se mostraron relajados e hicieron una extensa sobremesa. La presencia de Francos no fue decorativa. Mientras Caputo daba su discurso y respondía preguntas, el ministro del Interior se encargó del lobby a la inversa. Sucede que el Gobierno quiere que el círculo rojo ejerza su propia presión sobre el Congreso, a la hora del tratamiento de la ley de Bases y en la resistencia de los ataques de la oposición. Además de militar el antikirchnerismo.

En el salón, el ministro del Interior mantuvo una charla con el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, sobre la situación del campo. La SRA había advertido por la “situación crítica” por la que atraviesan los productores bonaerenses, ante la suba impositiva en Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, no se subió al llamado de “rebelión fiscal” que propuso el diputado liberal José Luis Espert.

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El líder ruralista fue uno de los empresarios más buscados en el almuerzo del Hilton, porque corría de fondo la advertencia de Francos sobre un nuevo conflicto como la 125 (la guerra gaucha que resistió la Resolución 125, sobre retenciones móviles del gobierno de Cristina Kirchner), pero esta vez contra el gobierno bonaerense, encabezado por Axel Kicillof, de cuna kirchnerista y con perfil de líder opositor desde el renovado Partido Justicialista.

CP