ECONOMIA
Un camino ríspido

Mario Lubetkin de FAO: "Los números de la seguridad alimentaria son una señal, no una tendencia".

El Subdirector General de la FAO habló en exclusiva con PERFIL sobre el hambre en el mundo y el mejor nivel en el que se situó Latinoamérica en 2022, aunque alertó por el balance negativo al que nos enfrentaremos en 2030, si no cambia la tendencia actual.

Hambre en AMBA
"Noto un mayor interés en el tema de la seguridad alimentaria", Mario Lubetkin. | Telam

América Latina, y en especial Sudamérica recibieron una buena noticia sobre el descenso del hambre en la región en 2022 en tanto se redujo en 2 millones de personas el grueso que está por debajo de los niveles aceptables de seguridad alimentaria. En una región que produce comida para 1300 millones de personas, 43 millones no tienen ese derecho básico. Son los "Nadies" de Eduardo Galeano, que aún luchan por poder pagar la dieta de más de 4 dólares al día para irse a dormir con algo en el estómago. Dieta que además bien vale recordar, es la más cara del mundo en proporción.

La ONU alertó que 735 millones de personas sufren hambre en todo el mundo

Esta disminución es una buena noticia tal como lo señala Mario Lubetkin, Subdirector General de la FAO y Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. En una entrevista exclusiva con PERFIL la analiza como una "señal positiva", en especial tras la pandemia, el caos de la guerra de Ucrania y un cambio climático que azotó con sequías extremas y otros excesos.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Sin embargo, tampoco se deja convencer fácil con los números que expuso la FAO en su informe reciente sobre "El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo" (SOFI, por sus siglas en inglés). Entre otras cosas, porque anticipa una dura tendencia hacia 2030: "Si las cosas siguen como hasta ahora, para esa fecha habrá 600 millones de pobres en el mundo", alerta, lo que significa que todo lo que se hizo desde 2015 -cuando se planteó el Hambre 0 como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)- hasta ahora, no hubiera existido. "Estaríamos con las mismas cifras que cuando se comenzó", grafica. 

Aquí comienza la charla con PERFIL donde abundan las cifras numéricas gigantes y las acciones posibles y en donde Lubetkin advierte que no sólo la política y los gobiernos serán responsables en el futuro de que este estados de cosas cambie, sino donde por el contrario deben participar activamente el sector privado empresarial, las organizaciones sociales y toda la sociedad civil. 

El precio de la comida

Según la FAO, una persona padece inseguridad alimentaria cuando carece de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales y para llevar una vida activa y saludable.

Para la ONU, estamos a 300 años de alcanzar una plena igualdad de género

El problema para Latinoamérica es que se trata del bloque en el cual el acceso económico a las dietas saludables continúa siendo costoso.

América Latina y el Caribe tiene el costo más alto de una dieta saludable a nivel mundial de 4,08 dólares por persona por día, mientras que a nivel global llega a un promedio de u$s3,66. En cuanto al resto de las regiones, en Asia ese costo es u$s 3,90, en África 3,57; en América del Norte y Europa 3,22; y finalmente en Oceanía u$s 3,20.

El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo

La región registró la reducción más significativa en las cifras de hambre a nivel mundial bajando de 7% en el 2021 a 6,5% en 2022 con relación al año 2021, lo que en habitantes sería pasar de 45 millones a 43 millones. La mala noticia es que aún no se recompone a los niveles previos de pandemia de 2019.

Mario Lubetkin, Subdirector General de la FAO y Representante Regional para FAO América Latina y el Caribe.
Mario Lubetkin, Subdirector General de la FAO y Representante Regional para FAO América Latina y el Caribe.

Perfil: Son alentadores los números positivos en América Latina...

Mario Lubetkin: Yo lo veo como una señal, no como una tendencia todavía. Es la primera señal desde 2014 por lo menos, desde cuando año a año la tendencia era el agravamiento de la seguridad alimentaria. Pero no podemos jugar con los números. El año pasado eran 45 millones, este año son 43 millones, por suerte según nuestros cálculos 2 millones de personas han salido del hambre. Pero primero, no son números sustanciales y tampoco se ha llegado todavía a la fase anterior al Covid. No hemos llegado al escenario del 2019, ni global ni local. Es una señal que debería transformarse en tendencia a lo largo de los años.

Perfil: ¿Podemos analizar más en detalle el dato?

ML: Habría que mirar el dato más quirúrgicamente. En primer lugar, en este estudio SOFI, América Latina y el Caribe es la región que sale "mejor", con lo cual da una señal de interrupción de tendencia negativa que no la da ni África, que la da Asia aunque no en los niveles puntuales de nuestro bloque, y que no la da medio oriente. Pero tampoco nos podemos quedar con este primer dato. Sin duda, Sudamérica es la que sale con un escenario más estimulante, Centro América está en las mismas proporciones que el año anterior y el Caribe sigue una tendencia descendiente. Acá hay que recordar a Haití empuja para abajo con su situación de vulnerabilidad. Esa lectura es la que tiene que determinar también acciones diferentes de los gobiernos si queremos que la región tenga un proceso de mejora con equilibrios mayores. Tiene que haber, incluso, un proceso de integración diferente. Suda-mérica en su mejor posición, debe ayudar a las otras subregiones. No podemos pensar que una subregión va a poder avanzar y otras queden atrás.

Efecto sequía: los campos debieron adelantar los procesos de faena debido a la falta de pasto

P: - Mas allá de la región de Sudamérica, ¿hay algún comentario sobre cómo se posicionó la Argentina?

ML: No profundizo en cada una de las realidades de los países, pero lo que puedo decir es que Argentina está dentro del grupo de países que ha dado la señal positiva de Sudamérica y que tiene -desde mi punto de vista- una mayor responsabilidad de producción alimentaria y eso es una novedad que no tenemos como lectura de la región. El Caribe está allá lejos, pero cuando medimos, el Caribe está en nuestra región. Además, porque el Caribe lo está pidiendo.  

brasil hambre

 

P: Argentina es un país que produce comida para 400 millones de personas pero tiene 40% de pobres ¿Qué pasa con el acceso desigual? ¿Mejoran las políticas públicas el acceso a la comida?

ML: No conocía el dato de Argentina, pero nuestros economistas dicen que América Latina y el Caribe tendrían capacidad para producir comida para 1300 millones de personas y en la región hay la mitad de habitantes, con lo cual vale la reflexión. Cuando nos preguntamos por qué no han cambiado sustancialmente las tendencias, incluso a nivel global, vemos que la crisis alimenticia está golpeada por cuatro factores, que nunca se pusieron juntos, pero son datos de la realidad:

1) son los desequilibrios históricos en relación con los esfuerzos para eliminar el hambre.  

2) los efectos del COVID-19. En América Latina hubo un aumento del 30% del nivel del hambre.

3) El cambio climático que golpea con severidad tal vez no igual en todas las regiones (quizás lo hace más en Centroamérica, pero en Sudamérica basta ver los efectos de la sequía sobre cultivos como la soja y el maíz).

4) Los efectos del encarecimiento de precios por los coletazos de la guerra de Ucrania.

La combinación de estos cuatro factores sin duda golpea. Nunca se combinaron tantos factores que golpearan tanto a la seguridad alimentaria. 

Perfil: ¿Pero hay algún cambio en el último tiempo sobre cómo se percibe la seguridad alimentaria?

ML: Lo que yo siento, a lo largo de mis 11 meses como Representante Regional y en mi dialogo con presidentes y ministros, es que están tomando el tema de la seguridad alimentaria en primera persona.

Hoy la seguridad alimentaria de la región está en manos de los gobiernos. Nunca estuvo colocada la seguridad alimentaria tan centralmente como ahora, y en mi punto de vista es un tema que llegó para quedarse, y esto excede el color político, ya que cualquiera que venga se chocará con esta realidad. Noto esto mismo con los ministros, que ahora interactúan en torno al tema. Y la seguridad alimentaria no es sólo tener un plato de comida, sino que hay que pensar en una transformación de los sistemas agroalimentarios, lo que implica mirar varios factores, entre ellos: las diversas relaciones de producción, cómo se interrelaciona la acción del agricultor familiar con los comedores infantiles, cómo se interactúa en el apoyo económico a pequeños productores, cómo juegan la política y el comercio exterior en este escenario.

Alimentos desechados

 

En resumen, noto un mayor interés en el tema de la seguridad alimentaria

P: ¿Puede ser que la pandemia haya empujado más para lograr este quiebre, este cambio en la manera de enfocar el fenómeno?

ML: Creo que el COVID-19, en ese escenario de preocupación mayor por la seguridad alimentaria, sin dudas fue un elemento de reflexión, aunque en ese período también hay que decir cada país jugó a su manera sin interactuar con otros países.

P: Entonces, ¿A qué se debe la tendencia de que América Latina y el Caribe detuviera el alza que mostraban sus cifras de prevalencia de subalimentación e inseguridad alimentaria moderada o grave?

ML: El SOFI 2023 sostiene que la prevalencia de hambre en la región se redujo en 2,4 millones de personas. En parte, aumentaron las exportaciones, lo que mejoró los recursos presupuestarios públicos. Podemos mirar un país u otro, yo hablo de tendencias, y creo que hubiesen sido peores de lo que son. 

Cambiar para romper la tendencia y evitar un mal pronóstico en 2030

P: Proyecciones sobre lo que va a venir: ¿Son auspiciosos los números a 2030?

ML: No lo son, a menos que cambie la tendencia. Si en 2030 no cambia la tendencia, tendremos más millones de personas pasando hambre (600 millones o más)

P: ¿Se llega o no se llega a cumplir con los ODS? 

ML: Cada vez estamos más lejos de llegar. El escenario africano es complicado y el de América Latina y el Caribe es un poco mejor, pero no deja de ser alarmante. Más contando que la región Latinoamérica y el Caribe es gran productora de comida. Ahí debemos reflexionar en varios temas: en la gestión de las pérdidas de alimentos; en las tarifas y las dependencias de importación que sigue teniendo la región (en fertilizantes, por caso, seguimos dependiendo en un 85% de esas importaciones, y el otro factor que influye es el de los países dependientes de la importación de cereales).

Esto también implica cambiar las políticas de innovación y digitalización de los países de la región para avanzar con costos menores. Ahí debemos ver cómo actuarán los gobiernos, la academia, la sociedad civil. Esto depende de una integración regional en todos los niveles, no sólo entre los propios gobiernos.

Por ahora, sólo una pequeña luz al final del túnel en América Latina parece encender una tibia señal de que el mundo puede ir por mejores caminos en lo que a eliminación del hambre se refiere. Pero quedan muchos cabos sueltos, como el tercio de la comida que desperdicia. Y en especial en la búsqueda de políticas globales que ayuden a la resiliencia y la estabilidad a largo plazo de los que hoy tienen hambre. Porque como bien lo explicó Lubetkin, "no basta llegar a una meta, a un número, sino que se necesitan políticas de sostenibilidad y mantenimiento. Así es cómo se genera la resiliencia, la estabilidad y la proyección futura".