Durante la semana pasada, y por el lapso de 48 horas, las relaciones comerciales con Ecuador, exportador de fruta a la Argentina, quedaron congeladas. Es que, según indica el matutino Ámbito Financiero, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, negó el ingreso al país de 300.000 mil cajas de bananas procedentes del país de Rafael Correa, por lo que quedaron varadas en la frontera con Chile.
Todo habría comenzado cuando, la semana pasada, se realizó una revisión, en la Cancillería, de las nuevas normativas impuestas por Ecuador para las importaciones. El matutino asegura que cuando Moreno vio que las exportaciones argentinas podrían tener algún tipo de inconveniente en Ecuador, buscó revancha y ordenó trabar de inmediato todas las importaciones provenientes de la tierra de Correa.
Así fue que 300.000 mil cajas de bananas quedaron varadas en la frontera con Chile. La información la confirmaron los medios ecuatorianos y la Asociación de Exportadores de Banano de Ecuador (AEBE), quienes aseguraron que la Argentina había cerrado sus puertas a productos ecuatorianos como el banano, la piña, el atún o el palmito.
En un comunicado redactado por la AEBE, los ecuatorianos afirmaron el lunes pasado que el intercambio comercial no se retomará hasta que en Argentina “no se materialice un proyecto que plantea la elevación de los aranceles a las importaciones de origen ecuatoriano". Sobre los montos, la misiva habla del aumento de los aranceles a las exportaciones de ese país en un 30 por ciento.
La decisión de Moreno habría dado marcha atrás cuando le hicieron entender que Argentina tiene un superavit comercial con Ecuador equivalente a más de seis veces lo que se importa de ese país, por lo que el cese de relaciones comerciales afectaría más profundamente al gobierno de Cristina que al de Correa. La embajada de Ecuador en Argentina desmintió después el comunicado de AEBE y la existencia de restricciones para con las importaciones argentinas provenientes de Ecuador. Sin embargo, según consignó el matutino Ámbito Financiero, las cancillerías debieron gestionar los pedidos de disculpas formales entre ambos países.
