No pasó demasiado tiempo en que el Gobierno Nacional había llegado a un principio de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que –posteriormente- el organismo dio a conocer la esencialidad de reducir progresivamente los subsidios hacia el sector energético indicando que la misma era necesaria para una “consolidación fiscal”. Sobre este punto, especialistas exponen su mirada sobre el impacto que el mismo puede provocar si se lleva adelante.
Marcelo Ramal, economista, docente y miembro del Partido Obrero (Tendencia), afirma una eventual quita de subsidios en energía sería grave e incide directamente en las familias, ya que “impactan directamente sobre los ingresos y sobre el salario. El gobierno está edulcorando el aumento de tarifas con el argumento de que solamente van a regir para las personas que viven en barrio privados, es el acuerdo del tarifazo”.
Además asegura que la discusión de seguir sosteniendo subsidios o habilitar un tarifazo es un dilema extorsivo porque lo que nunca se discute es el costo de extracción y exploración de la energía en Argentina, “tienen que dar a conocer los costos de producción y distribución, un secreto celosamente guardado a la población desde el menemismo”, concluye Marcelo Ramal.
Bajo esta misma línea Guido Lapa, economista y docente de la UBA, afirma que la reducción de subsidios de energía tendrá un fuerte impacto en el consumo y economía doméstica, “estamos frente a una política totalmente regresiva y negativa para el bolsillo popular y recién estamos empezando a ver las primeras consecuencias como el aumento de la nafta”.
Y agrega “lo que ningún gobierno estuvo dispuesto a hacer, y yo creo que es la medida más importante al respecto, tiene que ver con la apertura de los libros de las empresas para ver cuál es su rentabilidad, ver cuáles son sus inversiones y conocer si es adecuado o no el aumento”.
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Segmentación tarifaria
Por otro lado, Héctor Polino representante legal y fundador de Consumidores Libres, muestra una postura diferente a las anteriores haciendo hincapié en la segmentación de las tarifas. Es decir quitar los subsidios a aquellos usuarios que, por sus niveles de ingresos o por la rentabilidad de las empresas, no les corresponde que el Estado subsidie las tarifas.
“No se puede continuar subsidiando a los casinos, bingos, loterías, bancos, barrios cerrados, Puerto Madero, Lomas de San Isidro, etc. Hay que subsidiar aquellas personas que por sus niveles ingresos no están en condiciones de pagar el valor de una tarifa plena” afirma el fundador de Consumidores Libres.
Además asegura que no se le puede cobrar una tarifa plena a un trabajador o jubilado con el haber mínimo o alguien de clase media, “hay que hacer hincapié con los criterios, lo importante es saber qué criterios se van a utilizar para quitar o reducir” concluye Polino.
Es una cuestión de necesidad
Por último, Jorge Colina economista de IDESA, con una postura diferente al resto asegura que la baja de los subsidios hará bajar el consumo de energía, lo cual es el efecto buscado, ya que las tarifas tienen un precio retrasado, la gente consume más y colapsa el sistema, “por lo tanto –reducir o quitar subsidios- va a inducir a mayores inversiones para aumentar la oferta de energía y así evitar el tema de los cortes”.
Y agrega “sacar los subsidios fundamentalmente para la clase media y alta no es un costo social, es incorporar equidad en el gasto social” y argumenta que esto significa que se deja de subsidiar a gente con dinero con los recursos de todos y pasa la gente con dinero a pagar lo que consume de energía.
“No es positivo ni negativo, es algo necesario nunca se tendrían que haber impuestos los subsidios energía. Sí se justifica tener una tarifa social, pero solo para la gente de menores ingresos” concluye Jorge Colina.
SR-LM