El primer desafío político que tendrá Germán Martínez como jefe de la bancada oficialista en la Cámara baja será que el descontento que tienen alrededor de 30 diputados del Frente de Todos no entorpezca la aprobación del acuerdo con el FMI.
Aún no hay definiciones sobre cómo votarán el acuerdo los desencantados. Cerca del flamante jefe del bloque oficialista, contemplan la posibilidad de que los 17 diputados que responden a Máximo Kirchner voten en contra.
A esto hay que sumarle los tres diputados del Frente Patria Grande, conducidos por Grabois, que ya anticiparon su rechazo. Son Itai Hagman, Natalia Zaracho y Federico Fagioli.
Este sector el mismo viernes que se conoció el acuerdo con el FMI sentó su postura. “De nada sirve a los fines de concretar el compromiso de una vida digna para todos, que honremos pagos al FMI y cumplamos con las metas de crecimiento sin un plan de desarrollo humano integral que contemple soluciones concretas para cada padecimiento del pueblo”, señalaron en un comunicado.
El lunes, cuando se conoció la renuncia de Máximo Kirchner, salieron directamente a bancarlo en otro comunicado.
Otros dos oficialistas que ya hicieron explícito su rechazo son Juan Carlos Alderete y Verónica Caliva, de la Corriente Clasista Combativa (CCC). En ningún momento de las negociaciones reconocieron que era bueno tener un acuerdo con el FMI, cuando se conoció el entendimiento que anunciaron la semana pasada fueron al cruce.
“Es una estafa, cuyo objetivo real no fue fugar sólo capitales, garantizando super ganancias a la timba financiera y a los monopolios”, dijo Alderete. Al rechazo también se sumó el radical K Leopoldo Moreau, quien cargó directamente contra el ministro de Economía, Martín Guzmán. “Vino liquidando las divisas desde el inicio de su gestión innecesariamente en una negociación con el Fondo cuando todavía no había acuerdo”, cuestionó.
Frente a este escenario, en el entorno de Germán Martínez confían que no serán más de 30 los diputados oficialistas que puedan llegar a votar en contra del acuerdo que firme el Gobierno con el FMI. En ese caso, cuentan con otros 88 votos afirmativos para ganar una votación que es por mayoría simple, es decir alcanza solo con que haya un voto positivo más que uno negativo.
Juntos por el cambio no quiere pagar el costo político
Juntos por el Cambio sabe que esta fragmentación del Frente de Todos les deja a ellos servida en bandeja la posibilidad de hacer que se caiga en el Congreso el entendimiento entre Argentina y el FMI. Con 88 votos afirmativos, solo podría contar con nueve votos más de los aliados, si JxC decide votar en contra. Esto es así ya que los cuatro del Frente de Izquierda y los cuatro ultraliberales ya anunciaron que votarán a favor. Los tres de Córdoba Federal anunciaron, por su parte, la abstención.
En estas horas, hay dos posturas en el interbloque de Juntos por el Cambio para evitar ser ellos quienes definan si sale o no el acuerdo. Una es la que plantea el ala vinculada a la titular del PRO, Patricia Bullrich. Este sector apuesta a que el Gobierno o el Congreso derogue la ley que indica que los acuerdos de deuda externa deben ser aprobados por el Parlamento.
Como ya publicó PERFIL, esta propuesta se la acercó Gerardo Millman, quien fue número dos de Bullrich durante su cargo en la cartera de Seguridad, a funcionarios del Ejecutivo. Les dijo que estaban dispuestos a avanzar en la derogación de la ley para que lo decida el Ejecutivo.
Con el correr de las horas, esta iniciativa fue ganando lugar, y Bullrich la expuso hoy públicamente en La Nación +: “O ellos votan todos juntos, o hay que derogar la ley que armaron”. Algo similar planteó el cordobés Luis Juez.
Sin embargo, desde la conducción del bloque PRO en Diputados le aclararon a PERFIL que “no es la posición que todavía no es de la mesa nacional”, que tiene previsto reunirse esta tarde, “ni del bloque”.
En este sector entienden que “es una locura derogar esa ley, hacer que el acuerdo no pase por el Congreso”. Así adelantaron que “lo mejor es ir, dar quórum y abstenerse”. Así el Frente de Todos resolverá sus diferencias por si solos en una votación en el recinto.
Este planteo es muy distinto a la exigencia de los halcones de Juntos por el Cambio que reclaman que se pongan si o si de acuerdo. De todos modos, tendrán varias semanas para definir qué postura tomar, ya que el acuerdo llegará recién en marzo al Parlamento.
cp
