Ni el discurso de Barack Obama y el acuerdo para elevar el techo de deuda de Estados Unidos pudieron evitar que se hundieran los principales índices bursátiles de Nueva York y Europa. Las señales políticas emitidas desde la Casa Blanca para evitar el default y reducir el déficit presupuestario alcanzaron para corregir las malas proyecciones sobre el crecimiento económico estadounidense.