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El primer presidente incel de la Argentina

Este trabajo fue publicado en el marco del seminario de "Análisis Político y Opinión en Medios de Comunicación", realizado en la Carrera de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales, en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Milei Temes
Javier Milei comparte con los incels el rechazo al feminismo. | Pablo Temes

En los márgenes de internet existe una red de comunidades que rara vez asoman a la vida pública. Allí nació la “manosfera”, un universo digital, principalmente masculino, que promueve discursos antifeministas. Dentro de ella, emergió una subcultura: los incels, sigla de involuntary celibates (célibes involuntarios). Se trata de varones que se autodefinen como no deseados por las mujeres y culpan al feminismo de su soledad. La historia es más antigua de lo que parece. El término fue acuñado en 1997 por Alana, una joven canadiense que buscaba crear un espacio de contención sin distinción de género para personas excluidas afectivamente. Pero lo que nació como un foro de empatía mutó a una ideología atravesada por el resentimiento, el odio y la misoginia.

Pero la palabra se popularizó con el lanzamiento de la serie Adolescencia (2025) en Netflix, que trata sobre Jamie Miller, un preadolescente de 13 años, que es arrestado al ser sospechoso del asesinato de una de sus compañeras de colegio. En esta serie no sólo se usa y se explica el vocabulario, sino que demuestra hasta dónde puede llegar la violencia. Spoiler alert: demasiado lejos.

Hoy, un representante de esa logia está sentado en el sillón de Rivadavia: en la sede del poder de la Argentina

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Serie Adolescencia Netflix
Adolescencia es una serie británica que recrea el drama psicológico que lleva a jóvenes célibes a odiar al feminismo

Hace años que ciertas comunidades digitales llevan adelante una cruzada contra la corrección política y el feminismo. Ya no están solas: hoy esa misma cruzada se emite desde el micrófono presidencial. Javier Milei no solo desprecia la corrección política, la convirtió en su bandera. En Davos no improvisó: "El feminismo radical socava los fundamentos del orden social”. No fue un exabrupto, sino la confirmación de su postura.

La escritora feminista y ganadora del Pulitzer, Susan Faludi, lo anticipó con claridad en Backlash, un ensayo publicado en 1991. "No es que las mujeres hayan alcanzado la igualdad. Es la posibilidad de que lo hagan lo que dispara la reacción: un ataque preventivo que las frena antes de que lleguen a la meta”, sintetizó Faludi.

La ideología incel va más allá de la frustración sexual: sostiene la blackpill”, una visión distorsionada de la realidad. Según esta doctrina, el feminismo habría alterado el mercado sexual, donde mujeres guiadas por una supuesta lógica hipergámica ejercerían una tiranía sobre varones promedio. Este discurso, como la libertad, avanza. Según un estudio de la Fundación Friedrich Ebert (FES) publicado en agosto de 2024, el 58,8% de los votantes de Milei consideran que las mujeres usan el feminismo para obtener ventajas injustas.

Violencia de género: son 164 los femicidios en lo que va de 2025 en Argentina

El investigador Henry S. Price, doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Birmingham, analizó este fenómeno en su libro del 2021, Antifeminismo en el neoliberalismo: el caso incel. El autor explica en ese enayo cómo el universo incel se articula perfectamente con la lógica del mercado. Todo es competencia. Si el mercado es el juez último, entonces el fracaso amoroso también es leído como una injusticia del sistema. Si las mujeres no los eligen, no es por decisiones individuales, sino porque el feminismo interfiere como un "impuesto". Y en la Argentina libertaria, ¿qué se hace con los impuestos? Motosierra.

El repliegue del Estado en materia de género no es un gesto aislado, sino una visión del mundo: la igualdad es exceso, las mujeres, un gasto. La eliminación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, el recorte a la Línea 144 y la desaparición de programas contra las violencias no son meras decisiones administrativas: son la materialización de su discurso. Y Milei, en eso, sí cumple con su palabra.

Los efectos están a la vista. En lo que va de 2025 hubo 164 femicidios. Solo en marzo: 23 (+109 %). Los intentos casi se triplicaron: de 52 a 143 (+175 %). En la Argentina donde todo se mercantiliza, la violencia de género circula libre, sin impuestos ni sanciones. Y la mano invisible ya no aprieta, asfixia.

De "incel" a "regla 80/20": conceptos de Adolescencia, la serie de Netflix

La ofensiva alcanza también el derecho a decidir. Según Chequeado, en 2023 el Estado garantizó más de cien mil misoprostol, el fármaco utilizado para interrumpir un embarazo. En 2024, la cifra fue 0. Como advirtió Faludi, el problema no es el aborto, sino lo que representa. "El verdadero cambio fue que las mujeres pudieron regular su fertilidad sin miedo", advierte la autora. Esa libertad modificó su autonomía, no la tasa de abortos. Lo que está en disputa no es una política pública, sino la posibilidad misma de que las mujeres existan. Para los incels, dice Price, esa autonomía es una injusticia contra el varón promedio. En ese marco, Milei se presenta como su defensor, con una simple estrategia metapolítica: destruir el sistema desde adentro.

Según el informe Sin Filtro (2024), la red X (Twitter) concentra en Argentina el 58% de los discursos contrafeministas. El dato no sorprende: basta con ver qué ocurre cuando una mujer opina. La relatora de la ONU sobre libertad de expresión, Irene Khan, lo advirtió sin rodeos. "Cuánto más visibles son las mujeres, más probabilidades tienen de ser atacadas como parte de una estrategia deliberada para silenciarlas", sostuvo Khan.

En la Argentina, esa estrategia tiene nombre propio: Javier Milei. El Presidente convirtió la agresión en identidad política. Ridiculiza, insulta y se burla, especialmente cuando el blanco es una mujer. No es percepción: es estadística. Según el sitio milei.nulo.lol, Milei pasa un promedio de 2 horas y 40 minutos diarios en X. Según Chequeado, Milei emite en promedio 2,4 insultos por día. Y como advierte la escritora británica Laura Bates, autora de Hombres que odian mujeres (2021), la tecnología no solo amplificó el discurso incel: lo volvió masivo.

ADEPA, los insultos de Milei y la "peligrosa apelación al odio" a la prensa

La persecución a periodistas también es un reflejo de esa visión. Según el informe Muteadas (2024) de Amnistía Internacional, el Gobierno del libertario "inauguró una etapa de gran hostilidad contra el periodismo, siendo las mujeres periodistas el principal blanco de estos ataques". La violencia no se queda ahí, sino que inspira aun más violencia: el 98,3% de las periodistas del informe recibieron agresiones o insultos aislados, el 45,9% acoso sexual o amenazas de violencia sexual, y el 44% amenazas de violencia física.

El odio presidencial también se ensaña contra mujeres artistas. Un tweet de Lali Espósito diciendo “qué triste, qué peligroso” bastó para desatar una cacería digital. A María Becerra la hostigaron por organizar una colecta solidaria. La agresión dejó de ser un meme: no es “Ladri Depósito” ni “María BCRA”. Es el Estado replicando esos mensajes. Lo advirtieron ONU Mujeres, Amnistía Internacional y UNFPA en el informe Hackea la violencia digital (2024): los discursos de odio que emanan desde el poder "naturalizan el hostigamiento y habilitan la violencia social". Porque los discursos no son sólo palabras. Son actos.

Milei no solo adopta el discurso incel, también comparte su ethos: tuvo su primera pareja a los 47 años. Tal vez la pregunta no sea si tu hijo puede volverse incel. La pregunta es: ¿y si ya votó a uno?


*Licenciada en Ciencia Política / Trabajo realizado en el marco de la Cátedra Lloret de "Análisis Político y Opinión en Medios de Comunicación". Ciencia Política. Facultad de Ciencias Sociales. UBA