El ministro que esta en boga por motivos diferentes

Cuando menos curiosa es la situación dentro del autodenominado Gabinete Económico del ministro de la Producción, Francisco “Pancho” Cabrera. Algunos de sus colegas, como el jefe de Finanzas, Alfonso Prat-Gay, no lo miran con buenos ojos al hacerlo responsable de la falta de control oficial en el delicado tema del aumento de precios. Con otros, como con el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, se han cruzado por ciertas designaciones en la administración pública. Pero lo cierto es que su aparición estelar en las revistas de esta semana junto a Juana Viale le otorgaron un perfil bien distinto a lo que es su tarea habitual al frente de unas de las áreas más problemáticas de la gestión macrista. Hasta donde se sabe, Mauricio Macri lo ha blindado políticamente, pese a que en privado, por estas horas, ha hecho alguno que otro chiste típico de una mesa de varones sobre este latin lover del PRO, como presuntamente lo bautizó el Presidente en tono de broma por el supuesto romance del funcionario con la nieta de Mirtha Legrand.

Exitoso lobby. El lobby de la bodega Catena Zapata para convertirse en el vino elegido para la cena de honor del presidente Barack Obama dio sus frutos, más allá de la jugada de marketing. Su dueño, Nicolás Catena, se convirtió en el centro de atención incluso en la inauguración de una bodega competidora, en una de sus pocas participaciones públicas. Allí, quienes lo conocen señalaron que desde mediados de febrero estaba en gestiones para que sus vinos acompañaran el menú oficial. La pregunta del millón fue cuántos vinos se llevó Obama para la bodega de la Casa Blanca, pero Catena se reservó la información como si fuese una cuestión de Estado.

Quejas radicales. Divertida charla tuvo Paula Bertol con un importante diputado radical. Bertol le decía que debía sentirse conforme con el lugar que Cambiemos le dio a la UCR. En clave de stand up, el diputado le respondió haciéndola reír con una catarata de ejemplos en contra de su afirmación. Citó entonces a Oscar Aguad (diciéndole que no era radical sino de Clarín), a José Cano (a cargo del Plan Belgrano) como resultado del marketing de Jaime Duran Barba, y a Julio Martínez, ministro de Defensa, como una designación de consuelo. Bertol asintió con mucho humor cada ejemplo. En el radicalismo no se lo toman con tanta gracia.

Interesado influyente. A propósito del escándalo en torno a los beneficios impositivos de los que gozó Cristóbal López durante el kirchnerismo, desde el propio Grupo Indalo se empezaron a tirar los nombres de otros empresarios que también habrían sido tocados por la varita mágica de la Afip de Ricardo Echegaray. Entre ellos apareció el de Patricio Farcuh, a cargo del grupo Rhuo y dueño del correo privado Oca, entre otras compañías. Este empresario fue noticia el año pasado en el “círculo rojo” porque se entrevistó en París con Nicolas Sarkozy, de la mano de Augusto Rodríguez Larreta, conocido en ciertos reductos porteños como “el hermanísimo”. Farcuh fue mencionado como uno de los interesados en comprarle a Nicolás Caputo, el amigo presidencial, su parte en la empresa SES, pero en realidad su principal objetivo por estos tiempos es quedarse con el legendario edificio del Mercado del Plata, en la 9 de Julio y frente al Obelisco, del que el Gobierno de la Ciudad busca desprenderse. Para conseguirlo, parece que contactos no le faltan.

Mas seguro. En los cien días que lleva gobernando el municipio de Tres de Febrero, el historiador y ex periodista Diego Valenzuela empezó a sufrir los vaivenes de haber desalojado del poder a uno de los barones del Conurbano, el sindicalista metalúrgico Hugo Curto. Acaso por ello y por algunas amenazas recibidas es que designó a un secretario de Seguridad (llamado Juan Manuel Lucioni, que recibió cuestionamientos por parte de algunos organismos de derechos humanos) y aparecieron guardias armados en la sede de la municipalidad.