El grupo Electroingeniería no sólo tiene buena llegada a la Casa Rosada. El holding de Osvaldo Acosta y del ex compañero de militancia de Carlos Zannini, Gerardo Ferreyra, tiene vínculos mucho más encumbrados, que llegan hasta el Vaticano. Su histórico vocero no es otro que Carlos Bergoglio, conocido en el mundo de los medios como “el cardenal” porque además, siempre tuvo un parecido físico notable con el hoy papa Francisco. Carlos es pariente lejano de Jorge Mario, y nació en Córdoba, donde hay unos 1.300 “Bergoglio”. El responsable de comunicaciones del holding que, en medio de una polémica se acaba de quedar con las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, irá en breve a revalidar sus “credenciales de familiares”: en octubre próximo tiene previsto estar en Roma y así entrevistarse –o al menos sacarse la foto de rigor– en la tradicional audiencia de los miércoles con su encumbradísimo pariente lejano.
El Show de Carrio
El brindis de Rosh Hashaná (año nuevo judío) que llevó a cabo el miércoles el Congreso Judío Latinoamericano en Once tuvo varios puntos pintorescos. El primero: los cuatro oradores, Claudio Epelman, secretario ejecutivo de la entidad; juez Marcos Grabivker, vicepresidente de la Asociación Internacional de Abogados y Juristas Judíos; Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos porteño, y Julio Schlosser, presidente de la DAIA, nombraron más al papa Francisco que a Israel en sus discursos. En especial Epelman quien hizo hincapié en el saludo que les transmitió el Sumo Pontífice el lunes cuando lo visitaron en el Vaticano y recordó una anécdota que hizo reír a todos: para reforzar su opinión de que “un cristiano no puede ser antisemita porque debe conocer su raíz judía, Francisco relató la siguiente historia: “Había un cura que era tan antisemita que no paraba de predicar contra los judíos hasta que un día Cristo se desprendió de la cruz de su iglesia y le dijo a la Virgen: ‘Vámonos mamá porque acá no nos quieren’.” Fuera de esto, el momento más entretenido se dio sobre el final de la reunión, cuando Elisa Carrió increpó en voz alta a Eduardo Elsztain por sus vínculos con el Gobierno: “Vos tenés negocios y sociedades con Cristina. Estuviste haciendo negocios y participando en actos con ella mientras firmaban el memorándum con Irán. En las últimas elecciones, votaste a Binner; yo voy a ser presidente y vas a tener que venir a tratar conmigo”. El empresario, sorprendido, la miró con una sonrisa cuasi tierna mientras seguía a la diputada desde la recepción hasta el salón principal, adonde ésta se había desplazado y finalmente, educado, le dijo: “Me encantaría verte presidente”, y luego regresó al lugar del que había salido para retomar una conversación que había interrumpido con un grupo de personas. Minutos después, Carrió volvió a cruzarse con Elsztain cuando fue a buscar su tapado, su cartera y un par de anteojos oscuros que había dejado sobre una silla que se encontraba frente al titular de IRSA. Y fue entonces cuando la política, aún con ganas de torear al poderoso empresario, inició el siguiente diálogo:
CARRIO: Tu esposa es un ángel por aguantarte estas cosas.
ELSZTAIN: Ella es la responsable de cada peso que gano.
C: Las mujeres somos más santas. La tuya es divina, al igual que la esposa de (Mariano) Grondona. Por eso a mi fundación le puse el nombre de una mujer corajuda, Hannah Arendt, que se atrevió a ser filósofa, siendo judía en Alemania. Incluso, tuvo un amante nazi, pero a mí no me importa quiénes son los amantes de las mujeres. Cuando venga el Mesías, vamos a ver cómo fueron las cosas.
E: Seguro que sí Elisa.
Y así, Elsztain dio por cerrado el diálogo y mientras descendía por las escaleras rumbo a la salida Carrió le dijo con brío: “Shaná Tová (feliz año)”. Y él asomado a la baranda del primer piso, le respondió de igual forma.
El silencio retornó al lugar yo entre los que aún permanecían entretenidos ante el espectáculo, la frase que repetían era la misma: “Con Carrió, siempre tenés un show asegurado”.
Menu variado
Caprichos del calendario hicieron que el restaurante ubicado en Fitz Roy al 1800, en Palermo, se convirtiera en un búnker político heterogéneo a mitad de semana. Un cumpleaños, un encuentro de mujeres y una cena casual coincidieron en tiempo y espacio para sorpresa de los comensales de las respectivas mesas de La Tiberina, el restó del ex diputado porteño Roberto Destéfano. En una de ellas, la protagonista era Elisa Carrió, que aceptó una invitación de un grupo de vecinas del barrio para conversar de política de cara a las próximas elecciones legislativas. En el primer
piso del lugar, en tanto, festejaba su cumpleaños el legislador macrista y vicepresidente de Boca Juniors Oscar Moscariello. Como era de esperar, entre los cuarenta invitados en el festejo hubo hombres de la Legislatura porteña, como Cristian Ritondo, y el presidente xeneize Daniel Angelici, quienes disfrutaron el menú italiano y la performance de una banda de jazz que amenizó el encuentro. En este caso, política y deporte se mezclaban en uno de los temas obligados de la semana: la definición de la sede de los Juegos Olímpicos de 2020, que ha convulsionado Buenos Aires. Moscariello insistía en su preferencia por la candidatura de Madrid, tal como de hecho le había manifestado unos días antes al propio presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, quien visitó la Bombonera durante su paso por la Ciudad. La tercera mesa política de la noche fue la que compartieron el candidato a diputado del frente UNEN Sergio Abrevaya, el ex legislador lopezmurphista Marcelo Meis y el dirigente de la Red Ser Fiscales, Claudio Bargach.
Cine mas que politica
Pino Solanas llegó para hablar de política y terminó hablando de cine. El político visitó la sede de la Sociedad Hebraica Argentina junto a su compañera de fórmula, Fernanda Reyes, con la misión de hablar de política y de paso acompañar a la comunidad judía en la semana de su Año Nuevo. Pero, sobre el cierre del encuentro, uno de los asistentes admitió que en Hebraica eran admiradores de la filmografía de Solanas, y así, lo que debía ser un encuentro de promoción electoral se transformó en una simpática tertulia cinematográfica. Los anfitriones señalaron incluso que La hora de los hornos (codirigida con Octavio Getino) está incluida en la filmoteca de la institución. Si logra su banca, Pino ya tiene dónde organizar ciclo de cine para festejar.
Doctorada
La política vernácula tiene una flamante “doctora en Ciencia Política”: Patricia Bullrich, quien esta semana defendió su tesis Articulación, desarticulación y rearticulación del sistema político en la Argentina de 1999 a 2007 en la Universidad de San Martín, donde cursó durante dos años. Entre los invitados a presenciar su “actuación” académica estaban, además de su madre y su marido, los legisladores Juan Pablo Arenaza, Federico Pinedo y Silvana Giudici. Su performance le valió un 9 y, feliz por el puntaje, relató durante su examen que había basado mucho de su preparación en los textos y las teorías desarrollados en materia política por Juan Manuel Abal Medina.