“Invertir en ciencia no es un gasto, es la inversión más estratégica que una sociedad puede hacer”, dijo Jorge Born (h) en la apertura de la edición 2025 de los premios científicos de la Fundación Bunge y Born. “Sin ciencia no hay posibilidades de construir una sociedad con educación y sin pobreza, porque desde la ciencia se genera conocimiento, oportunidades y soberanía, se reducen las desigualdades y se construye futuro”.

La Fundación Bunge y Born se fundó en 1963. Es una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es promover el desarrollo de soluciones novedosas a problemas educativos, culturales, científicos y de salud pública. Luis Federico Leloir, Roberto Salvarezza, María Beatriz Aguirre-Urreta, Raquel Chan, Gabriel Rabinovich, y Carlos Balseiro, fueron algunos de los premiados por la fundación. Este 2025, por decisión unánime del jurado, nacional e internacional, se eligió al biólogo molecular Alberto Kornblihtt como ganador del Premio Fundación Bunge y Born, y a María Laura Mascotti –también es bióloga molecular– del Premio Estímulo.
"La inteligencia no depende de los genes", explica el científico Alberto Kornblihtt.
"Cada descubrimiento científico es una posibilidad para millones de personas. Desde la fundación (Bunge y Born) apostamos a escucharnos, a dialogar, a tender puentes entre los diferentes sectores de la sociedad, y la innovación y el conocimiento son un ejemplo de eso. Los logros científicos y tecnológicos tienen impacto sólo si se comparten”, sostuvo Jorge Born (h) presidente de la Fundación Bunge y Born, Jorge Born.

“Hoy celebramos la ciencia argentina”, continuó Jorge Born (h), presidente de Fundación Bunge y Born. “Alberto (Kornblihtt) y María Laura (Mascotti) se insertan en la trayectoria de estos reconocimientos diseñados por Bernardo Houssay, este premio de pares a sus pares, a quienes hacen una tarea sobresaliente, con profundo impacto”.
¿Quién fue Bernardo Houssay, el argentino que inspiró los premios Fundación Bunge y Born?
En esta edición, los dos científicos premiados trabajan, entre otras investigaciones, teniendo como punto en común la bioquímica y la biología molecular. Estas disciplinas, según señaló la Fundación Bunge y Born en la premiación, permiten entender los mecanismos moleculares que controlan la actividad celular y son clave para el avance de la medicina, la genética, la biotecnología y otras ciencias de la vida”.

“Cada descubrimiento científico es una posibilidad para millones de personas”, describió Jorge Born (h). “Desde la fundación apostamos a escucharnos, a dialogar, a tender puentes entre los diferentes sectores de la sociedad, y la innovación y el conocimiento son un ejemplo de eso. Los logros científicos y tecnológicos tienen impacto sólo si se comparten”.
LOS NÚMEROS DE LA CIENCIA ARGENTINA
La frase que es el lema de El Eternauta fue utilizada por el doctor Alberto Kornblihtt, con un agregado que maridó perfecto en esta coyuntura nacional. “Así como nadie se salva solo, nadie se hace solo”, dijo el científico argentino al recibir el premio 2025 de la Fundación Bunge y Born. Ante un auditorio donde incluso estaba Pablo Quirno, uno de los integrantes del equipo económico que articula los recortes del Estado a la educación y a la ciencia de Milei, Kornblihtt usó su tiempo al micrófono dando su visión de este presente.
“Estamos viviendo la aniquilación del sistema científico tecnológico argentino; no se otorgan los subsidios ya ganados, no se permite el ingreso de 1.600 técnicos, los salarios están un 40 por ciento abajo, el presupuesto para ciencia pasó de 0,35 a 0,15 por ciento, y no se respeta la ley de financiamiento a la ciencia que fue aprobada por unanimidad por ambas cámaras (del Congreso nacional), se ningunea la tecnología y a las ciencias sociales”, dijo este biólogo molecular premiado por la Fundación Bunge y Born.

“En la Argentina, la ciencia tiene una tradición de excelencia que Fundación Bunge y Born supo reconocer desde 1963. Tenemos una ventaja competitiva, con logros que llaman la atención en el mundo por los presupuestos y recursos con los que trabajamos. La ciencia es necesaria para el país, no para los científicos. Voy a terminar simplemente diciendo: ¡Viva la ciencia argentina!”, cerró Kornblihtt.
La celebrada expedición marina del Conicet, un ejemplo de la ciencia argentina.
También Kornblihtt hizo un amplio agradecimiento que incluyó a sus profesores del colegio secundario, hasta sus compañeros de laboratorio, sus 23 tesistas, y los más de 17.000 alumnos que pasaron por sus clases; mencionó instituciones como la Universidad de Buenos Aires, el CONICET y las academias de ciencia a nivel mundial; y a las familias de personas con atrofia muscular espinal (FAME), entre muchos otros.

A su turno, la científica e investigadora del Conicet María Laura Mascotti, ganadora del Premio Estímulo también siguió la línea discursiva de Born y Kornblihtt. “Quiero enfatizar hoy la importancia de hacer ciencia básica; ciencia que no se puede apurar en los procesos, y que estará ahí para, por ejemplo, cuando surja una pandemia (…)Para eso tenemos que seguir mejorando nuestro sistema científico: para seguir construyendo un país soberano y para mejorar la calidad de vida de todos”, dijo Mascotti.