Fin del circuito “Grand Slam Diplomático”. El embajador de Brasil, Everton Vargas, debutó como anfitrión en su residencia de la calle Arroyo y cerró de algún modo el circuito principal de encuentros diplomáticos de Buenos Aires. Después de las tradicionales recepciones que organizan cada año Estados Unidos, Francia y Uruguay, el cóctel por la independencia brasileña vendría a ser el cuarto Grand Slam. El dueño de casa, junto a su mujer Claudia, abrió todos los salones del Palacio Pereda, recientemente restaurado. Como era de imaginar en la calurosa tarde invernal, el ambiente más poblado fue la imponente terraza con vistas a la sede del Jockey Club, aunque no era exactamente la vista o el aire libre lo que generaba la mayor atracción, sino la contundente barra de tragos instalada en el lugar. Antes de que comenzaran a circular las copas con caipirinha, el propio Vargas se encargó de recibir a los invitados con un discurso inusualmente desacartonado. Habló de su aprecio por Cortázar y por Borges, de Charly García y Piazzolla, de su admiración por Lionel Messi y la dupla que conforma en el Barcelona con Neymar, y aunque utilizó toda su diplomacia para destacar la hermandad argentino-brasileña, admitió que el futbolístico es el terreno más espinoso de todos. “Competimos –dijo– con el sentido de una rivalidad folclórica saludable, amistosa. Bueno, amistosa, sí, pero no mucho.” Entre quienes escuchaban estaban, por ejemplo, Mirtha Legrand –única representante del ámbito televisivo– y había además una gran cantidad de embajadores; la presencia de los representantes de Israel, Doris Shavit, y de palestina, Walid Muaqqat, ilustraba el clima de cordialidad de la tenida. Otro embajador que mezclaba política con deporte era el de República Checa, Petr Kopriva, que se mostraba confiado, a pocas horas del inicio de la serie entre su país y la Argentina por la Copa Davis. El empresariado también tuvo sus representantes en el cóctel con Cristiano Rattazzi, Gabriel Sbruzzi, de Techint, y José Ignacio de Mendiguren como figuras visibles. A diferencia de otros años, hubo menos presencias políticas; se los vio a Ricardo Gil Lavedra –preocupado por la movilización de gendarmes para combatir la inseguridad–, al macrista Julián Obiglio, y a José Octavio Bordón. La Cancillería argentina fue la que aportó el mayor número de invitados y, al mismo tiempo, más temas de conversación. Entre quienes se acercaron al Palacio Pereda estaban el ex subsecretario de Política Latinoamericana Agustín Colombo Sierra; el ex embajador en Brasil Juan Pablo Lolhe; Fernando Petrella, y Diego Guelar. Comentaban con asombro la baja de las acciones de Jorge Argüello, ya que luego de ser durante muchos años el hombre del Gobierno en Estados Unidos deberá hacerse cargo de ahora en más de las relaciones diplomáticas con Cabo Verde, tal como dispuso Cristina Kirchner a comienzos de semana. En otro sector de la residencia disfrutaba de cierto protagonismo Jorge Taiana, vuelto a la primera escena con su candidatura a legislador porteño por el kirchnerismo. Otro candidato del oficialismo presente fue el titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks, que llegó con su mujer, gaúcha de nacimiento igual que el dueño de casa.
Perros y caniles. Durante la sobremesa en la que culminó un almuerzo de trabajo que mantuvieron Horacio Rodríguez Larreta y dos integrantes del gabinete, surgió el tema de los perros. Uno de ellos decía que en la Ciudad hay aproximadamente un millón de perros y que el afecto –y el desafecto– por los mismos divide en partes iguales a los porteños, por lo que se debe analizar bien a la hora de tomar medidas que involucren el cuidado que los ciudadanos deben tener con ellos en espacios públicos. Un caso son los caniles, aprobados por quienes creen que los perros merecen su espacio mientras que quienes se oponen argumentan que restan sector verde en plazas que, en algunos barrios, no superan la superficie de una manzana. También, otro de ellos relató que él era más propenso a pensar como el segundo grupo hasta que su hija llegó a su casa con un perro que encontró en la calle, lo que modificó su opinión respecto de las mascotas.
A comerla... La relación del Gobierno con los empresarios tiene a veces matices gastronómicos. En la cena con ejecutivos que se celebró en Tecnópolis por el Día de la Industria, varios miembros de la Unión Industrial Argentina, coincidieron en la mesa con Amado Boudou. El vice no comió la entrada del menú, una terrina de pulpo español, y por eso le sugirió a Cristiano Rattazzi, que estaba a su lado: “Me encantaría que te lo comieras; de verdad”. El italiano primero no quiso pero ante la insistencia no lo dudó y pinchó del plato de Boudou varios bocados del crustáceo. Del otro lado, el gráfico Juan Carlos Sacco y Adrián Kaufmann Brea, de Arcor, se divirtieron con la escena.
Acopio de Libros. ¿Será que el ex titular de La Bancaria, Juan José Zanola, avizora días con mucho tiempo para la lectura? Quizá. Entusiasmado, el pasado 4 de septiembre se vio al dirigente gremial en la librería Cúspide de la calle Florida, de donde salió cargado con ocho textos, desde novelas hasta libros de no ficción.
Mascarada. El ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, quedó algo molesto porque Bruno Screnci no quedó en la lista que el PRO armó para las elecciones de octubre. Para que esto no signifique una cierta pérdida de poder interno, se hará circular entre la tropa que Screnci pasará a ocupar algún espacio en el ejecutivo porteño aunque esta medida no sería de cumplimiento efectivo, sino sólo una mascarada. De esto se habló el pasado miércoles en un almuerzo que en el restaurante Aldo’s reunió a integrantes del círculo áulico macrista.
Y la nave va... Mientras la polémica en torno a la pastera UPM parece dominar la política rioplatense, Juan Carlos López Mena encontró la fórmula para quedar más o menos bien con todos. Empezando por Dios. El creador y presidente de Buquebus decidió que el nuevo catamarán de la compañía, que entrará en funciones el mes próximo, sea bautizado por Cristina Fernández de Kirchner en el puerto de Buenos Aires. En la ceremonia estará también el presidente uruguayo, José Mujica. Y el nombre de la embarcación es garantía de concordia: el nuevo buque de lujo –que cubrirá en poco más de dos horas el trayecto Buenos Aires-Montevideo– se llamará Francisco, obviamente en honor al Papa.
Pasión por la camiseta. El hombre está cumpliendo con el manual del candidato: asiste a programas de TV, a presentaciones de libros y a mesas políticas como las del Club del Progreso, junto a referentes de la oposición. Pero el primer candidato a legislador porteño por el frente UNEN, Gustavo Vera, no abandona su pasión por Atlanta y lleva los colores del equipo incluso en su vestuario. Lo confirmaron quienes lo vieron a mitad de semana a bordo de su motocicleta luciendo un polémico jogging con los colores del club. La moto y el fútbol, asegura el dirigente de La Alameda, son inseparables: Vera ha admitido que ése es el mejor vehículo para ir a la cancha de visitante, porque permite escapar si la cosa se complica. Ha llegado a manejar hasta Rosario por un partido del Bohemio.