ELESPIA

Sección El Espía

- Paciencia para nuevo embajador de EE.UU. - Un senador que se da maña con los autos

default
default | Cedoc

La cena con mayor convocatoria política del año. Mientras el cielo se venía abajo sobre Buenos Aires, en el Hilton de Puerto Madero se desarrollaba lo que seguramente es la cena más destacada de la agenda política. Dirigentes con aspiraciones presidenciales –opositores y no tanto–, gobernadores, intendentes, funcionarios, legisladores, empresarios y embajadores cumplieron con creces con la cita anual del CIPPEC. El salón elegido para el cóctel de recepción, hay que decirlo, resultó algo comprimido; no en cuestión de tiempo, sino de espacio, y la humedad de la noche tampoco ayudó a aliviar cierto ahogo. La cena propiamente dicha fue distinta, aunque el plato principal (carne de ternera braseada con bloque de calabaza y cheddar) no alcanzó para todos (hubo quienes recibieron un risotto de apuro). Mauricio Macri y Sergio Massa fueron los únicos dirigentes de relieve que llegaron junto a sus mujeres, Juliana Awada –como siempre, espléndida– y una inquieta Malena Galmarini, que caminaba entre las mesas y lucía algo incómoda. Martín Insaurralde llegó previsiblemente solo; no fue el caso de Darío Giustozzi, rodeado de un batallón de fotógrafos de cosecha propia. Durante la entrada de mozzarella pulpeta con tomates confitados, mermelada de oliva y cebollas asadas con jamón crudo, los discursos del presidente del Consejo de Administración del CIPPEC, Eduardo Levy Yeyati, y del director ejecutivo, Fernando Straface, buscaron quitarle el tradicional caracter excepcional que se cree que tiene la Argentina, para lo bueno y lo malo, e hicieron hincapié en la necesidad de debatir e impulsar políticas públicas de largo plazo.

Los escucharon atentos, distribuidos en más de un centenar de mesas, los gobernadores Antonio Bonfatti, Juan Manuel Urtubey, Francisco ‘Paco’ Pérez y José Manuel De la Sota. Los también presidenciables Hermes Binner y Ernesto Sanz se sumaban con entusiasmo a las críticas contra el Gobierno, junto a Francisco De Narváez, Ricardo Alfonsín, Roberto Lavagna, Gabriela Michetti, Horacio Rodríguez Larreta, Rodolfo Terragno, Gerardo Morales, Martín Lousteau, Mario Negri, Eduardo Costa, Federico Sturzenegger, Rogelio Frigerio (n), Norma Morandini, Oscar Aguad, Eduardo Buzzi, Alfredo De Angeli, Alfonso Prat Gay, Ricardo Gil Lavedra, Juan Llach, José Bordón, Roberto Baradel (incómodo en un traje), Joaquín De la Torre, Adrián Pérez y Gustavo Posse, entre muchos otros. No había muchos defensores del kirchnerismo: además de Insaurralde, María Laura Leguizamón y Gustavo López (subsecretario general de la Presidencia), la máxima presencia oficialista estuvo simbolizada en la figura del ministro de Ciencia y Técnica, Lino Barañao, de reconocida labor para los presentes. En representación del sector empresario se destacaron Héctor Méndez, José Ignacio De Mendiguren, Marcelo Mindlin, Luis Betnaza, Jaime Campos y Gustavo Grobocopatel. A la hora del postre –sopa de maracuyá, marquise de chocolate con frambuesas y helado de crema– y cerca de la medianoche, muchas de las mesas ya estaban raleadas. El objetivo estaba cumplido.

Pícaros. Tras cruzarse en la cena del CIPPEC, Mauricio Macri y Sergio Massa volvieron a compartir un mismo espacio 24 horas después. Ambos asistieron al estreno de la obra teatral de Adrián Suar y Guillermo Francella. Como en la noche anterior, Massa arrastró saludos como un rockstar: Osvaldo Laport, Soledad Silveyra, Oscar Martínez y Martín Lousteau-Carla Peterson se acercaron a hablar con él. Y Martín Kweler, de Endemol, no paró hasta conseguir su celular. Ah, la obra estrenada se llama “Dos pícaros sinvergüenzas”.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Inexplicable. Como el resto de los que fueron a EE.UU. para abrirse paso hacia 2015, José Manuel De la Sota irá a fin de mes. Sin embargo, en busca de inversiones extranjeras, deberá explicar por qué no logra destrabar una millonaria inversión de Monsanto, que tiene bloqueada desde 2013 la construcción de una planta.

Paciencia de embajador. En el mundo diplomático local ya comienzan a hacerse la idea de que Kevin Sullivan, el ministro consejero a cargo de la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, siga siendo el hombre fuerte de la Casa Blanca en la Argentina por unos cuantos meses más. Al parecer, la designación de un embajador en tiempo y forma para el país está empantanada en las negociaciones entre los senadores Marco Rubio (Partido Republicano), su par demócrata Robert “Bob” Menéndez, y el propio presidente norteamericano, Barack Obama. Y de no llegar a un acuerdo antes de mayo en el Senado, el tema quedará pendiente al menos hasta que termine el período vacacional  estadounidense, aproximadamente en el mes de agosto. Será cuestión de tener paciencia.

Senador y mecánico. El periplo que realizó por el norte argentino el senador Ernesto Sanz lo llevó a demostrar sus habilidades como mecánico. Sucedió cuando se dirigía a la localidad de Orán, en Salta. En medio de la solitaria ruta, la camioneta en la que se trasladaba tuvo un desperfecto, por lo que la comitiva que viajó para verificar el trabajo del Gobierno nacional en el combate al narcotráfico en la frontera de Salta y Jujuy, debió detenerse. Fue allí que el titular de la Unión Cívica Radical se arremangó las mangas de la camisa y sorprendió al resto de los viajantes cuando después de algunos minutos reparó la camioneta y logró que se pudiera cumplir con su recorrido. La anécdota, que podría formar parte de la frondosa mitología radical, quedó plasmada en imágenes, una de las cuales acompaña esta página.