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Relaciones diplomáticas

Malvinas: a 50 años del Acuerdo de Comunicaciones

Por qué fueron importantes este conjunto de medidas para el contacto entre el continente y las islas.

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Malvinas. El arsenal nuclear británico no se encuentra presente en las islas, pero sí el convencional, y es una amenaza. | telam

El pasado 24 de junio, en el marco del tratamiento de la cuestión Malvinas por el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, dos isleños sostuvieron que la Argentina quiere robarles su casa, la de su gente y la de sus hijos. Estos dichos se enmarcan en la estrategia del lobby británico que intenta mostrar a la Argentina como el Estado “colonialista”, para ocultar en realidad la presencia colonial y militar del Reino Unido en el Atlántico Sur. Si se trata de “robo”, está claro quién fue el ladrón en 1833.

El próximo 1º de julio se cumple el 50º aniversario del “Acuerdo de Comunicaciones” de 1971, acordado por la Argentina y el Reino Unido en el marco del proceso de negociaciones abierto por la Resolución 2065(XXV) de la Asamblea General de 1965. Se trataba de un conjunto de medidas prácticas que facilitaron el contacto entre el continente y las islas. La elite isleña busca desprestigiar a todo precio el significado de este Acuerdo y el esfuerzo argentino de más de una década para promover el bienestar de la población insular. Pretenden mostrarlo como un Caballo de Troya, antesala de la acción militar de 1982.  La realidad es que contribuyó significativamente a la prosperidad de los isleños, no sólo abriendo las comunicaciones aéreas, sino también en lo que respecta a la calefacción, el combustible, la salud, la educación y el suministro de productos frescos y variados. LADE, YPF y Gas del Estado realizaron proezas en pos del bienestar de los isleños, muchas veces a pesar de los obstáculos impuestos explícita o solapadamente por las autoridades coloniales. Fue el mejor momento de las relaciones entre los habitantes del continente y de las islas. Promovió el establecimiento de vínculos sociales, culturales y económicos que perduran en la memoria de un lado y otro del mar.  

Un objetivo británico es evitar que haya relaciones entre el territorio continental argentino y las Islas Malvinas

Un objetivo británico es evitar que haya relaciones entre el territorio continental argentino y las Islas Malvinas. Por eso buscan y obtienen contactos con nuestros países vecinos en materia de comunicaciones, comercio, cultura y deportes. Hablan de un “bloqueo” impuesto por el gobierno nacional, cuando la realidad es que se auto-bloquean y rechazan todo ofrecimiento del mismo. Prefieren importar productos frescos más caros y más lejanos antes que adquirirlos en el territorio continental argentino. Se han negado rotundamente a la existencia de un vuelo de línea directo entre la Argentina continental y las islas y han rechazado la oferta del Gobierno argentino de realizar testeos Covid-19 en el continente al comienzo de la pandemia, prefiriendo enviarlos a miles de kilómetros a Londres.

La Argentina siempre ha mostrado un espíritu de cooperación, buena fe y respeto de los intereses de los habitantes de las Islas

Es conocida la tradicional diplomacia británica consistente en dilatar la solución de conflictos que ella ha creado. Al aceptar el Acuerdo de Comunicaciones en 1971, pretendía con ello postergar la negociación de fondo. Por eso el gobierno del General Perón decidió llevar la cuestión Malvinas a la Asamblea General por segunda vez (Resolución 3160 (XXVIII), de 14 de diciembre de 1973) a efectos de rencauzar las negociaciones sobre soberanía. Ello permitió que en 1974 nuevas propuestas para la solución del conflicto fueran objeto de mención entre las partes. El fallecimiento del Presidente Perón el 1° de julio de 1974 dificultó el avance en esta dirección.

La Argentina siempre ha mostrado un espíritu de cooperación, buena fe y respeto de los intereses de los habitantes de las Islas. Muchos de ellos lo saben. Que los habitantes actuales de las islas Malvinas no constituyan un pueblo separado titulares del derecho de libre determinación no quiere decir que no gocen de otros derechos ni que se los pueda oír. Por supuesto, son titulares de derechos, tanto individual como colectivamente. Nadie desea desconocerlos ni privarlos de sus nacionalidades.

Los isleños no tienen el derecho de decidir una controversia entre la Argentina y el Reino Unido

Hasta ahora, la dirigencia isleña prefiere seguir la política del avestruz, negando la existencia de la controversia. Pretenden explotar unilateralmente los recursos naturales como si no hubiera una disputa sobre los espacios en que se encuentran. Buscan obtener concesiones de los gobiernos argentinos sin que se discuta soberanía, y a veces lo logran. Se quejan de las medidas legislativas adoptadas por la Argentina para preservar sus derechos sobre tales recursos, como lo hace cualquier gobierno en una situación similar si es consecuente con su posición. Por el lado argentino, algunos prefieren seguir la política de adaptarse a vivir con el conflicto, vociferando altamente la reivindicación, pero sin que se haga nada en el plano multilateral que moleste al Reino Unido. Otro camino es posible

Una política hacia los verdaderos isleños debe ser avanzada en el marco de la política de Estado omnicomprensiva de todos los elementos que hacen a la disputa. Ni “política de seducción”, ni considerarlos enemigos. Los isleños no tienen el derecho de decidir una controversia entre la Argentina y el Reino Unido. No son una tercera parte en la disputa de soberanía, pero son sin duda un elemento esencial en la solución de la misma.

 

*Profesor de Derecho Internacional, The Graduate Institute de Ginebra.**Abogado y docente de Derecho Internacional, UBA-UP. */**Autores de Las Malvinas entre el derecho y la historia (Eudeba, 2016)