El romance era tan improbable como impensado: él era el hijo mayor e informal asesor de un presidente en franca decadencia política. Ella, una ascendente cantante que, subida al furor latino desatado por Ricky Martín, ponía un pie en el escenario internacional a fuerza de caderas y canciones pegadizas. Y, sin embargo, a ocho años de oficializado el noviazgo, ellos se muestran más unidos que nunca... a pesar de todo.
Las versiones sobre engaños cruzados, casamientos y reconciliaciones sobrevuelan el universo de Shakira y Antonito de la Rúa con tanta frecuencia que cualquier rumor de nueva hecatombe amorosa es leído con tanta avidez como incredulidad por el público. Sin embargo, esta vez, una revista fue más allá y prometió lo que nadie: pruebas fotográficas sobre un “desliz amoroso” que él habría tenido en medio del tentador anonimato que le regalaba la noche neoyorquina y que ya causaba “revuelo” entre los allegados a la pareja.
Click, caja. Los nubarrones llegaron, esta vez, desde la propia tierra de Shakira. Con el estridente título “¡Pillado in fraganti!”, la revista colombiana Jet Set adelantó en su versión online la tapa en la que se podía identificar al ex joven sushi charlando muy de cerca con una esbelta morocha. Además, se aseguró que el resto de las tomas –que iban a poder verse una vez que el semanario saliera a la calle– los mostraba en poses aún más comprometidas.
El misterio finalmente se develó el pasado martes y, aunque no defraudaron, tampoco aportaron demasiada luz a la supuesta infidelidad de Antonito: sonrisas traviesas, brazos en la cintura, palabras al oído y hasta una conversación “a upa”, pero nada de besos. Ni siquiera una prueba de que hayan salido juntos del lugar. Todo en el contexto de la exclusiva discoteca Tenjune, en Manhattan, en la madrugada del 25 de junio último.La nota completa en la edición impresa del Diario Perfil.
