Es como si durante mucho tiempo hubiese vivido bajo la sombra de un guión rígido, escrito por otra persona. Es que aquella chica que se casó a los 24 años, no es la misma que hoy relata su vida, lejos de la “solemnidad” de otra época, y mucho más cerca de su esencia.
Hija de una familia pionera en la creación de telenovelas en la Argentina (su hermana Delfina es coordinadora de producción de “Todos Contra Juan” y su hermano “Nacho” es director y tiene una productora), se crió en sets de grabación improvisados en el living de su casa, donde vio las románticas escenas entre Luisa Kuliok y Arnaldo André, en la telenovela “Amo y Señor”. Una tarde, en medio de la biblioteca de sus padres, descubrió el libro “La Dama del Alba” y, casi como un juego, comenzó a germinar en ella la semilla de la actuación. Desde entonces hasta hoy, en el camino tuvo que enfrentar el prejuicio que supone “ser la hija de”, pero prefirió diseñar su ruta y no entregarse a los facilismos que suponía ese rótulo.
Despuntó en “Historia de sexo de gente común”, luego hizo “Doble Vida” y tuvo un papel destacado en “Lalola”. En esta última novela, hizo amistad con Luciano Castro y Rafael Ferro (su karma, según bromea, porque participa con él en “Ciega a Citas” y también protagonizarán el filme “Segunda muerte”) y Lola Berthet, con quienes interpretó la exitosa obra teatral “Jack”.
Desde la Isla de CARAS, la actriz dice que no compraría la imagen que vende, que la monogamia es un gran desafío para cualquiera, que de un hombre la seduce su sentido del humor y, aunque no confiesa estar en pareja, admite que se está divirtiendo mucho.