La defensa que en aquel entonces hizo el dramaturgo y escritor Harold Pinter de la joven autora, quien se quitó la vida en 1999, logró virar la mirada hacia la sutileza y profundidad de sus escritos en los que la violencia y la oscuridad son elementos centrales.
La trama de esta obra muestra a un hombre adulto, el periodista y detestable Ian (Patricio Contreras), y la joven Katy (Belén Blanco) dentro de la habitación de un hotel. Protagonistas de un vínculo opresivo, en el que el sometimiento convive con el placer y la humillación, exponen una de las formas en las que el poder se materializa : con la misma agresividad de una guerra, pero entre dos personas.
La vida afuera es igual de asfixiante. Mientras militares caminan las calles, un soldado (Fabio Di Tomaso) entra al cuarto e invierte los puntos de vista del opresor - oprimido. La desolación de su vida la descarga en Ian, al que sodomiza (como él hacía con Katy) y hasta le come los ojos, para luego suicidarse. El ser humano es una bestia que todo se come, grita el texto.
Lejos de la devastadora crítica londinense, la versión porteña de Aniquilados en la hermosa sala El Portón de Sánchez se sitúa a medio camino de un teatro que pretende profundizar sobre las oscuridades de la existencia .
Kane, quien escribió esta obra a sus 23 años, dijo "los actos de violencia ocurren normalmente en la vida y no tienen mayor trascendencia y, sin embargo, son horribles. Así es como es en la obra".
Y así es. Pero si bien presenta diálogos sencillos y contundentes (“Dame un cigarro”, pide el soldado. “¿Por qué?”, interroga Ian. “Porque yo tengo una pistola y tú no”, remata) y la interpretación de Contreras es excelente , esta versión de Blasted se extiende demasiado en reiteraciones que hacen que el cansancio del espectador le gane a la vivencia total de las emociones.
“Aniquilados”, Viernes y Sábados a las 23, en El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034).
