Los Ángeles – “Creo que hasta me gusta. Es una forma de quitarme La máscara del Zorro”, dice el actor español Antonio Banderas acerca de su segunda película independiente, El camino de los ingleses . El filme, que ya fue vendido a medio mundo pero que aún permanece con las puertas cerradas en los Estados Unidos, fue realizado a espaldas de la crítica y la taquilla: “Se trata simplemente de una reflexión sobre aquellas cosas que me interesan a mí”, describió el malagueño de 46 años.
Segundo trabajo como director –después de Locos en Alabama (1999), convencido de que “no le cambiaría ni una coma al guión” y orgulloso de haberla vendido en “Inglaterra, Francia, Rusia, todos los países balcánicos, Corea, Japón y México”, el actor preferido del manchego Pedro Almodóvar sostiene que “la película hubiese sido imposible hacerla” en los Estados Unidos.
“No corresponde a lo que los americanos piensan de las películas”, argumentó el actor de Átame!. “Es una cinta dura de tragar", recalcó sobre este trabajo, que aún no fue distribuido por América Latina, basado en la novela homónima del escritor español Antonio Soler, y donde Banderas echa una mirada a las incertidumbres, esperanzas o frustraciones del paso a la adultez en la España de finales de los 70.
Sin renegar de los casi veinte años que lleva en Hollywood, Banderas no se retracta del camino que eligió: en Los Ángeles “se abrieron las posibilidades de convertirme en un actor muy ecléctico, capaz de hacer todos los géneros: terror como en Entrevista con el vampiro, musicales como Evita, filmes dramáticos como Philadelphia, películas para niños y teatro”.
Sin embargo, el actor que le puso la voz a la tercera parte de Shrek –en el personaje de El gato con Botas– remarcó las inquietudes que atraviesa en este momento donde sus días pasan “entre la dirección y la producción” independientes, dos rubros que “me interesan mucho”.
De hecho, con su productora en España, Green Moon, y Maestranza Films, sacará adelante el segundo proyecto de envergadura a partir de junio: se trata de la ópera prima de Javier Gutiérrez, un director veinteañero que llevará adelante su primera producción, Verano en la roca. “Mi compañía de producción en España no nace sólo de la vocación para que yo produzca mis películas, la vocación de mi productora es ayudar a gente muy joven que no ha tenido la oportunidad de contar una historia detrás de la cámara. Ahí vamos sin prisa pero sin pausa”, reveló el actor en un tono que dejó entrever su entusiasmo.
Banderas alcanzó fama internacional a través de Pedro Almodóvar, tal como años después también lo hizo Penélope Cruz. Sin embargo, el actor malagueño abandonó desde entonces las producciones europeas y el mismo cine español, a diferencia de la actriz de Volver y Todo sobre mi Madre. “A principios de los noventa no me llamaron más del cine europeo y la cinematografía norteamericana me abrió otras puertas”, confiesa entonces el actor, quien también deja traslucir sus ganas de ponerse a la orden de directores como el mexicano Alejandro González Iñárritu.
“Creo que se produjo una distancia por parte de los directores españoles porque creerían que después de haber pertenecido a la cinematografía norteamericana les iba a pedir mucho dinero, pero yo me acoplo a lo que hay”, define Banderas. “Si me llaman para El Zorro lo que puedan (pagar), pero si me llama un director español que no tiene un duro pero me interesa la historia pues puede que la haga hasta gratis”, sostiene el actor de La Ley del Deseo y Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios.
El protagonista de Laberinto de Pasiones –que cumplirá 47 en agosto próximo– ya asumió que como actor “seguramente trabaje menos, probablemente mejor, pero desde luego detrás de las cámaras es muchísimo más personal y es lo que quiero. Las películas que haga como director serán independientes porque las financiaré yo y, al mismo tiempo, intentaré de hacerlas con el menor dinero posible, porque menos dinero otorga más libertad, más dinero menos libertad”, concluyó.
Fuente: AFP