Se llevó los
tres premios a los que estaba nominada. El año pasado, hacía su aparición pública
más
vergonzosa sobre el mismo escenario.
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AFP
Britney Spears disfrutó de un regreso triunfal el domingo por la noche al alzarse con tres premios en los MTV Video Music Awards, un año después de su aparición pública más humillante en ese mismo escenario.
La estrella del pop, de 26 años, había sufrido una andanada de críticas tras su actuación en la entrega de premios MTV Video Music en Las Vegas el año pasado, cuando la cantante estaba sumergida en problemas personales y profesionales.
Pero el domingo Spears presentó una imagen totalmente distinta al celebrar sus premios, mostrando que parece haber retomado el control de su carrera.
El ícono juvenil se quedó con el galardón a Mejor Video femenino, Mejor Video Pop y Video del Año por su single Piece of Me, que arremete contra los 'paparazzi' que no la dejan ni a sol ni a sombra.
Piece of me integra el album Blackout, lanzado el año pasado y el primer disco en cuatro años de la cantante. Es la primera vez que Britney Spears gana alguna estatuilla en los MTV Video Music Awards, pese a 16 nominaciones anteriores.
"Gracias a Dios primero y ante todo por bendecirme de esta manera, gracias a mi hermosa familia, mis dos hermosos niños por inspirarme cada día y mis fans, esto es para ustedes. Muchas gracias", dijo Spears tras recoger su primer premio de la noche.
Spears puso fin recientemente a una disputa legal con su ex esposo Kevin Federline por la custodia de los dos hijos de la pareja. La amarga disputa judicial confrontó a la pareja por casi un año, en un marco de internaciones de la estrella en unidades siquiátricas por su delicada situación emocional.
Con apenas 16 años y una pose sexy, Spears saltó a la fama en 1999 con su single Baby one more time, que desató una Britneymanía mundial que siguió alimentándose con Oops! I did it again o Toxic, éxitos que le permitieron vender 76 millones de álbumes y ostentar entre 2000 y 2005 el título de cantante mejor paga del mundo, con una facturación de 38,5 millones de dólares por año.
Pero la vida personal de la joven estrella no supo acompañar el éxito. Tras una relación con el también cantante Justin Timberlake, en enero de 2004 se casó sorpresivamente en Las Vegas con un amigo de la infancia, Jason Alexander.
El matrimonio duró 55 horas e hizo mella en una imagen que ya había sido empañada cuando se había besado con Madonna en el escenario de la entrega de los Grammy 2003. Antes de fines de 2004 Britney se había casado nuevamente, con uno de los bailarines de su espectáculo, Kevin Federline, que ya tenía dos hijos pequeños.
La estrella se retiró poco después de los escenarios para dedicarse a su flamante familia: en setiembre de 2005 nació el primer hijo de la pareja, Sean Preston, seguido un año más tarde de Jayden James. En 2006, cuando el pequeño Jayden tenía seis semanas, Britney pidió el divorcio.
En los meses siguientes las páginas de las revistas se regodearon con el hundimiento de la estrella, mostrándola en fiestas, con kilos de más, rapándose la cabeza o ingresando a curas de desintoxicación.
