El debut de Entre caníbales el miércoles a las 23 fue algo duro en el rating. Los 14,4 del arranque quedaron lejos de los 22 que promedió Las mil y una noches y de las expectativas que había en torno a la nueva ficción de Juan José Campanella. El jueves el promedio bajó a 12,3, y perdió ante los 21,3 de ShowMatch. Sin embargo, a pesar de no hacer grandes números, Entre caníbales mostró algo de lo que se puede hacer cuando los presupuestos son altos y los argumentos seducen. “El fenómeno de algunos programas extranjeros viene de países como el nuestro, no de uno con una gran industria. Si ellos pueden llegar acá, nosotros podemos llegar allá. Se pensó un proyecto para toda la región y para vender al mundo entero”, afirma Joaquín Furriel, que interpreta a un intendente oscuro que buscará llegar a presidente. Para Natalia Oreiro (Ariana, que en el pasado fue abusada sexualmente por el político y su entorno) “los programas para que funcionen tienen que tener magia. Si la tienen no hay con qué darles. Ahora, si tienen magia y están bien hecho, es una explosión. Estamos muy enamorados del proyecto, pero no venimos a levantar la vara de nada, sería muy pretencioso”.
—¿Creen que existía deseo por ver una historia así?
OREIRO: La expectativa está en que Juan eligió hacer una tira diaria y se metió en cada detalle del proyecto. Que Campanella haya decidido arriesgarse a hacer esta ficción surgió de Tomás Yankelevich. Fue él quien quiso poner una serie adulta en el prime time.
FURRIEL: Los temas son universales: venganza, traición, amor y política son palabras que resuenan en todas partes del mundo, que tienen mucho símbolo. Mi personaje va para adelante, sin recursos va instalando diferentes atmósferas y ves cómo lo siguen, porque está rodeado de obsecuentes. Esa dinámica que se da en la municipalidad también está contada con humor, y cuando la ves deberías decir: “Está mal, no puedo reírme de esto…”, pero bueno, eso es algo que se ve, no por nada llegan adonde llegan. Uno termina viéndolos como líderes posibles porque tienen todo lo malo y lo bueno. Lo atractivo de lo que plantea Juan es el detrás de escena. Cómo los tipos van armando una campaña y se van envalentonando. Como actor siento que nunca hice un trabajo así.
O: Recién desde Los Angeles (está vendiendo el programa allá) Juan me preguntó qué nos había parecido el estreno y le dije que cada personaje, sobre todo los de la intendencia, es una rata sensual. Encantan y son una mierda. Como mujer, la historia me impacta. Es muy difícil no sentirte identificada, porque en algún momento de nuestras vidas se nos ha pasado por la cabeza eso y lamentablemente las estadísticas son enormes en lo que hace al maltrato femenino. Realmente querés justicia, por ella y por cada una de las mujeres.
—En un año electoral, muchos van a querer ver en la tira las referencias a la política real…
F: Se va a ver la trastienda de cómo se prepara una campaña. Cuánto influye un asesor, o cómo a veces el marketing pesa más que el discurso. Por poner un ejemplo, a Duran Barba lo conocemos sólo aquellos a los que nos interesa la política como un evento… Día a día vas leyendo un montón de cosas respecto de las que decís “esto no puede estar pasando”, y pasa. Uno a veces intenta ir un poco más allá, porque el solo hecho de ser actores nos invita a una reflexión. Miro los programas de debate político, la política dura y cruda, los de espectáculos que invitan políticos. Veo cómo se comportan en un lado y en el otro. Antes lo pensaba, pero ahora me es más evidente y me hace recordar textos de la tira.
O: Cada uno tiene su punto de vista, pero eso no influye en nuestras acciones, porque estamos haciendo una ficción. Con Juan nunca hablamos de política. Si nosotros hiciéramos algo muy localista, seguramente muchos de los actores que están trabajando no lo harían. Estamos haciendo un proyecto que se va a ver por Fox en 50 millones de hogares de Latinoamérica. La mirada es muy amplia: están los que quieren hacer las cosas bien y los que las quieren hacer bien para beneficio propio. Eso pasa en todos los partidos políticos del mundo. Hay personajes que no transan, otros que sí. Obviamente, la gente va a decir “éste es tal”. Buenísimo, porque eso hace que el público los adopte como propios, pero no depende de nosotros.
—“Entre caníbales” va a mostrar la parte oscura de la política, en “ShowMatch” mostraron la frívola. ¿Qué creen que choca más?
O: Que la política pueda ser sucia, descubrir que ese accionar existe y se convirtió en barro me choca mucho más que cualquier estupidez que puedan hacer, porque de última puedo elegir no votarlos. Pero cuando veo que accionan de manera cruel y que lo pueden hacer porque tienen el poder para hacerlo, me duele. Lo otro, bueno, cada uno elige y si elegís eso… Lo que me duele es que suceda la mugre. La forma para llegar al poder está en cada uno.
F: Estamos viviendo una era de revolución en la comunicación a partir de lo que pasó con las redes sociales, en la que me parece que todavía no se termina de entender del todo el efecto real. Está sobrevalorado Twitter, por ejemplo. Como sociedad, todos estamos en un momento más trivial, donde todo el mundo muestra sus vacaciones y su nueva novia.
O: Vos la mostrás. Massa dijo que tenías Twitter… (ríe)
F: ¡Le dije que no! Así le fue. Lo asesoraron mal… El contexto donde se mezcla la política con el entretenimiento no veo que sea muy diferente. En la región nos llevó mucho tiempo entender la palabra “democracia”. Estamos en un momento donde no se puede generalizar. La política es muy importante. Tengo amigos que militan, que de hecho son funcionarios de la zona sur. Ahí se milita fuerte. Para mí la política es algo muy cotidiano.
—¿Les ofrecieron algún cargo político?
O: Siempre dije que apoyaba al Frente Amplio en Uruguay, pero no participé de ninguna campaña, ni me ofrecieron nada.
F: Hace muchos años me ofrecieron trabajar para el área de Cultura de Almirante Brown. Era un grupo de gente conocida con la que hacía teatro… Es una gran responsabilidad. Una cosa es lo que podemos hacer nosotros y otra gestionar. Y acá estoy, seguí con la actuación.
Honestidad modelo 2015
—¿Ariana es honesta? ¿Cuánto sentís que degrada el sentimiento de venganza?
O: Lo que degrada es la sensación de injusticia más que el deseo de venganza. A una mujer la degrada sentirse violada y no escuchada. El deseo de venganza no es una cualidad. Para la historia es rico, porque siempre querés ver cómo una víctima consigue venganza.
—¿Qué es ser honesto en 2015?
O: Depende de la responsabilidad que tengas con el otro. No es lo mismo la ética en alguien que define la vida del otro, como podría ser un político, que la honestidad en una pareja. Debería ser la misma vara, pero no influye igual en el resto. Vivimos en un momento en el que la gente es muy egoísta, seguramente porque venimos de muchos años de cagarla a palos. Pero no creo en los idealistas, sino en las personas concretas que hacen cosas más allá de sus ideales. Que sueñan con algo y lo pueden concretar. Tengo ideales que se pueden llevar a cabo. Con los años se pierden objetivos porque la sociedad impide llevarlos a cabo, por eso ves en los jóvenes más esperanza que en tipos adultos que se golpearon mucho o se aburguesaron.
F: Cada generación tiene su momento histórico. Me pone muy contento que haya chicos que tienen 32 años y han vivido toda su vida en democracia. A mí me parece que cuando hay mucha insistencia en tratar de alivianar las cosas es porque está pasando algo importante. Hay una idea de que alivianemos porque hay algo que viene con fuerza. Cada vez vamos a estar más preparados en el ejercicio democrático y no va a ser “vos sos de acá o de allá”. Esa es una generalización tan obtusa…
—¿Creen que se da la famosa grieta entre los actores?
F: Hay veces que es necesario definir los colores, pero me parece una estupidez en cualquier ámbito separar por ideas. Cuando se habla de grieta, lo que me interesa es que el programa está mucho más allá de eso. Esto nos va a convocar a todos. No invita a unos o a otros. Con el tiempo, vamos a poder ir todos un poco más allá también.