Se está dando un redescubrimiento de la obra de Roald Dahl en el mundo del espectáculo. Quizás los espectadores desconocíamos que el prolífico creador Matilda fue el mismo de Charlie y la fábrica de chocolate, Mi amigo el gigante, El fantástico señor Fox o Chitty Chitty Bang Bang. Recientemente Wes Anderson rescató cuatro de sus relatos para armar un ciclo para Netflix. Ahora sí que lo tenemos en primer plano, reconociendo que disfrutamos de su imaginación prodigiosa no exenta de situaciones un poco oscuras sobre las que la bondad siempre triunfa.
Hoy se estrena en los cines Wonka, un musical escrito y dirigido por el británico Paul King (el de Paddington) que cuenta la historia de cómo el mayor inventor, mago y chocolatero se convirtió en el amado Willy Wonka que conocemos hoy. Y el resultado de esta aventura visual es maravilloso, de una frescura y atractivo tan grandes para el público de todas las edades que hará que se pasen volando las casi dos horas que dura el largometraje.
Es que supieron armar una fábula fantasiosa pero no por eso menos creíble, plena de personajes que van de lo simpático a la tontería más grande, sólo con el objetivo de entretener y sorprender. Así se creó este universo paralelo, atemporal en el que se mueve el joven Willy, creativo, confiado, positivo y preparado a sacar siempre un as de la manga.
La trama plantea que el confiado chocolatero llega a la gran ciudad para cumplir el sueño de su madre de tener un local en la galería más prestigiosa pero una pareja inescrupulosa lo engatusa con una deuda monumental que deberá pagar lavando ropa junto a otros igualmente estafados. Pero encuentran la forma de sortear este escollo, aunque un trío de chocolateros conspira para evitar que las deliciosas creaciones de Wonka sigan conquistando a los consumidores.
Es así que alrededor de Willy veremos gente buena y otra que no lo es tanto, y que muestra su vulnerabilidad con actos despiadados. Siempre están estos malos no tan malos en las historias de Dahl, últimos responsables de las peripecias en que se ven envueltos sus protagonistas.
No es casualidad que en esta historia para toda la familia haya una figura interpretativa que se destaque: Timothée Chalamet se recibe de estrella internacional con este rol pues canta (muy afinado!!), baila, seduce sin intención, conquista y enternece a lo largo de cuadros musicales muy imaginativos y de sus naturales dotes actorales.
Junto a él se sacan chispas Keegan-Michael Key, Sally Hawkins, Rowan Atkinson, Jim Carter (el mayordomo de Downton Abbey), Olivia Colman y un Hugh Grant convertido en Oompa-Loompa (léase Umpa Lumpa) inolvidable, medido, satírico, determinado. Y el gran descubrimiento de Calah Lane como la chica inteligente que ayuda a Willy, termina de completar el seleccionado elegido para hacernos reír y soñar. Una gran oportunidad para disfrutar de un rato de distención en la sala cinematográfica. La mejor manera de terminar el año con una sonrisa.
